¿Qué dice de usted una prueba de esfuerzo?

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Esta valoración física le servirá para detectar patologías, pero también para medir su capacidad funcional antes de hacer deporte. Un especialista resuelve dudas.

Hay quienes le tienen pavor, por su exigencia y porque puede revelarles cosas que quizás no quisieran saber. Las pruebas de esfuerzo son comunes para medir la capacidad funcional del deportista de alto rendimiento o también del aficionado, y también en el sector de la salud para identificar patologías que el ejercicio físico ayuda a clarificar.

Con la ayuda del doctor Alejandro Ramírez, especialista en actividad física y deporte, dilucidamos algunas inquietudes frecuentes.

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¿Qué es?

“Es una prueba física que se puede realizar en dos contextos: una para descartar o identificar enfermedades coronarias, si el paciente puede desarrollar una arritmia, o para detectar el origen de dificultades respiratorias -cardiovasculares o pulmonares-. El otro contexto es el deportivo, para medir la capacidad funcional de la persona: cuál es su respuesta máxima cardiovascular y su frecuencia cardiaca más alta.

En deportes como el ciclismo se usa para medir la capacidad de trabajo y cuánto es la potencia máxima que pueden dar sus pedalazos. O en atletismo, para identificar los umbrales aeróbicos o anaeróbicos”.

¿Cómo debe ser la preparación previa?

“Lo ideal es reposar 24 horas antes de la prueba, no hacer ejercicio extenuante, no consumir bebidas estimulantes como el café, tampoco comer en abundancia minutos antes porque puede generar vómito; además, hidratarse bien y acudir con ropa cómoda y apta para la actividad. Por ejemplo, si es ciclista, llevar zapatillas”.

¿Cuánto dura la prueba?

“Depende de la capacidad de trabajo del paciente, también si durante la prueba aparecen síntomas como dolor en el pecho, una disnea -falta de aire-, que impliquen la interrupción. También si aparecen hallazgos electrocardiográficos que sugieran una enfermedad coronaria o que se eleve la presión arterial. En reposo es posible que no se manifiesten arritmias”.

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¿Qué puede ocurrir durante la prueba?

“Que un paciente presente un paro, o que se caiga y tenga un trauma. Por eso es recomendable que quien se la haga sea un especialista o un profesional entrenado para responder ante un evento adverso”.

¿A partir de los cuántos años se puede hacer?

“A cualquier edad, de hecho en los colegios estas pruebas son los mismos Test de Cooper, hechos bajo supervisión y que determinan la respuesta del joven ante una exigencia física”.

¿Cada cuánto se debe hacer?

“Si el paciente no tiene antecedentes, cada dos o tres años, y si los tiene, cada año. Si es deportista habitual, después de cada dos o tres meses de estímulos físicos, aunque hoy ese monitoreo es casi que diario con los equipos que existen”.

¿Por qué la gente le tiene pavor a esta prueba?

“Porque es muy exigente. Uno tiene que dar todo de sí. Para un deportista de alto rendimiento es una prueba de todo o nada. Cuando es con pacientes con alguna patología, el temor es que le clarifiquen algunos diagnósticos y por eso se estresan”.

Por: Sebastián Aguirre Eastman / [email protected]

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