¿Cómo se noquea a un boxeador colombiano?

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Yuberjén Martínez salió en un video grabado por celular, pidiendo que lo dejaran competir.

Su Liga, la de Antioquia, no tenía el dinero para llevarlo al Nacional de Boxeo en Cartago. Un medallista Olímpico pidiendo competir. Y es que ganarse la vida subiéndose a un cuadrilátero a dar y recibir golpes, a flotar como mariposa y picar como abeja, no es fácil.

El Tremendo Yuberjén Martínez, el mosca más fuerte de Colombia, compitió por la Federación Colombiana, pues Antioquia no tiene dinero. Una investigación de corrupción no permite la llegada de recursos a la Liga por parte de entes oficiales. No importa, Yuberjén Martínez gana y se va con otros antioqueños al Clasificatorio a Panamericanos: Céiver Ávila, Jorge Vivas y John Lennon Gutiérrez, siguen con la ilusión de llegar a Tokio-2020. ¿Por qué no se hacen profesionales para nadar en dinero como Floyd Maywheater? Pues no, el boxeo no es así.

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Hoy Yuberjén Martínez y su grupo hacen parte de los seleccionados nacionales del ciclo olímpico. Ya compitieron en Juegos Bolivarianos, Suramericanos, Centroamericanos y del Caribe, y van por Panamericanos y Olímpicos. A ellos no les pagan por pelea, pero sí tienen los aportes de Coldeportes, o Indeportes Antioquia, con el que viven. Los medallistas olímpicos, por suerte, lo hacen de buena manera. De ahí para abajo cada uno tiene sus ires y venires. Pero hacerse profesional, como solía ocurrir en los 90 y 2000, ya no parece la mejor opción.

En Colombia, el boxeo profesional apenas sobrevive. Las grandes promotoras hoy están calladas y las carteleras de renombre escasean. Y no tenemos campeón mundial. Una gran bolsa en Colombia llega con dificultad a las siete cifras. Y eso, para un deportista que apenas puede hacer entre cinco y seis combates al año, no es rentable.

¿Y entonces por qué Maywheater, Canelo, Pacquiao, nadan en dinero? Esa es otra liga. Hoy el país puede tener más de 300 pugilistas en actividad, y ninguno es campeón mundial. El último fue Eléider Álvarez, un antioqueño que hizo la apuesta de su vida, vivió nueve años en Canadá esperando una oportunidad de ser campeón, de fajarse con un cinturón dorado, de ganar una bolsa con muchos dólares. Por suerte lo hizo, pese a que el reinado apenas le duró una defensa de su título.

Los pugilistas no se han acabado, pero cada uno ve cómo sobrevive. Algunos excampeones, como Jonathan el Momo Romero, decidió volver al ciclo olímpico que hizo en 2008, y tratar de estar en los Olímpicos de 2020. Muchos más navegan entre peleas organizadas en el Caribe, con bolsas que apenas pueden ser de 200 mil pesos, buscando llegar a un invicto respetable, y que los consideren para galas en el exterior. Otros sobreviven como “plomos”, esos muchachos que contratan para que engrosen la lista de derrotados por los prospectos. Pelean para sobrevivir.

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Yuberjén, Céiver, Jorge y John Lennon se quedan en el boxeo aficionado, así en ocasiones acaben pidiendo por sus derechos. Por ahora tienen un sueldo fijo, que deben respaldar año a año con medallas doradas, pero lejos de los patrocinios, que parece que se quedan en los deportistas influencers en redes sociales.

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