¿Y usted cómo le juega a Medellín?

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Esta ciudad tiene probado sentido de pertenencia entre sus habitantes, se constituye como modelo entre sus pares y desde siempre ha generado un aura de civismo, compromiso y cumplimiento ¿Todo eso sigue siendo verdad?
Escuchar al Secretario de Movilidad de Medellín, en un balance de sus primeros 200 días de gestión y en el anuncio de sus proyectos para mejorar tiempos, viajes y orden en estas calles, contiene otros hechos que no deben pasar desapercibidos y que constituyen un reto no solo como conductores, ciclistas o peatones, sino como sociedad. Que no se resuelven con tecnología ni con dinero, que por equilibrio no pueden ser solo labor de un guarda o del Municipio entero. La entrevista está disponible para lectura en esta edición en las páginas 4 y 5.

No hablemos de tacos ni choques; hablemos de cómo la ciudadanía se está comportando en las calles y a qué le juega a Medellín, una ciudad con probado sentido de pertenencia entre sus habitantes, que se ha constituido como modelo entre sus pares y que desde siempre ha generado un aura de civismo, compromiso y cumplimiento.

¿Todo eso es verdad? O ¿son valores que se han ido degradando? Hay alertas serias. Por ejemplo, la que reportó Vivir en El Poblado semanas atrás, de ciudadanos que optaron por sumarle a su práctica de estacionar en sitios prohibidos, la de cubrir las placas de sus vehículos para que la autoridad no pueda hacer su labor de control y sanción. También se ve con elocuencia en Ciudad del Río o en Poblado Centro, donde las señales de prohibido estacionar son solo adorno de un sinfín de vehículos dejados en la vía por sus conductores, habiendo estacionamientos formales en las mismas manzanas. O como lo reporta el mismo Secretario Martínez: cerca de 200.000 conductores que rodaban sin Soat ni revisión tecnicomecánica, o los ciudadanos que, pese a las pruebas, se enfrentan a la autoridad para evitar que esta imparta comparendos.

¿A qué le juegan esos ciudadanos a Medellín? Salir a las calles a imponerse, a tomar ventaja, a burlar el orden no puede ser la lección que nos dejaran los oscuros personajes de los años 80; ni la indiferencia, el dejarle toda la responsabilidad a la autoridad o apostarles solo a intereses particulares, financieros y de empresa privada, debería ser el comportamiento de una ciudad que se precia de ser modelo internacional.

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100 guardas de tránsito, los pocos que hay en operación por turno, nunca resolverán los problemas crónicos de estas calles en orden, seguridad, eficiencia y comodidad ¿Usted, su entorno familiar, su empresa, cómo le han jugado y cómo le seguirán jugando a Medellín?

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