Violencia oculta, de puertas para adentro

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Solapado maltrato de alcoba, enmudecido sobre todo en estratos altos y que crece en potencia, para derivar en agresiones mayores. Es necesario romper el silencio

Diana Patricia Valencia, Gloria Jiménez, Janeth Bermúdez, Gilma Restrepo y Aldemar Martínez

Por Fernando Cadavid

Según el informe Forensis, del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, en 2014 hubo en el país 75.939 peritajes por violencia intrafamiliar, ejercida contra niños y adolescentes, contra adultos mayores y también violencia de pareja; las mujeres y los niños llevan la peor parte, con el 85 % de los casos. Agrega el informe, de reciente publicación, que el 64.33 % de dicha violencia se originó en la relación de pareja y que la mujer es la víctima más frecuente.

La cuestión es que de puertas para adentro puede haber susurros y caricias, pueden tener espacio el éxtasis del sexo amoroso o inolvidables manifestaciones de ternura. Pero también suelen prosperar suspiros, lamentos, gritos airados y tropeles. Solo que se quedan ahí: violencia con silenciador. El fenómeno se maneja con reserva, especialmente en los estratos socioeconómicos más elevados.

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Tomemos tres casos que tipifican la situación: la anciana que protesta porque su nevera está vacía, siendo que sus hijos ausentes aportan cuotas monetarias suficientes. La hija que las administra aduce que se acabó la plata. Pero ante el anuncio de una visita muy notable, extrañamente la nevera aparece surtida y a la visitante se le agasaja con un opíparo banquete. (Relato de la anciana a una amiga).

El sigilo es inherente a la violencia ejercida en hogares de estratos altos. Al despacho de la comisaría comparecen abogados y no víctimas
En alguna instancia judicial de la ciudad se maneja el caso de una pareja en proceso de separación, que litiga quién se queda con el hijo. Pero lo que se ha puesto en evidencia es una lucha ciega por encumbrar el prestigio de los abogados (cuatro de un lado, uno de la contraparte): un auténtico “juego de tronos”, en el que la pareja está invirtiendo una fortuna. Mientras el hijo, menor de edad, no cuenta para nada en esta historia. Tal el abandono, que el despacho judicial comprobó que el joven busca refugio en el consumo de estupefacientes.

La tercera historia se refiere a un anciano que soporta un elevado nivel de violencia sicológica por parte de su hijo, que lo lleva camino del suicidio, en criterio de las autoridades que conocieron el caso: “Si no intervenimos, ese señor se va a matar”, han afirmado, fundamentados en que su esposa, hace unos años, siguió ese camino, por la misma razón.


Blanca Rocío Bernal

Está pasando aquí y ahora
Está sucediendo en los estratos altos de Medellín, sigilosamente. Aunque las estadísticas no lo reflejen, debido a un silencio autoimpuesto y multicausal. Pruebas al canto: mientras en la comisaría de la vecina comuna 15 Guayabal manejan 102 expedientes por violencia intrafamiliar, en su homóloga de El Poblado se trabaja en 36 (son 94.470 y 128.839 habitantes, respectivamente. Ver cuadro anexo).

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Además de la discreción, juegan otras condiciones: los centros médicos no están reportando los casos a la comisaría, como es su deber. El llamado a mejorar la colaboración lo hace el comisario Aldemar Martínez. Este abogado hace notar que de las 22 comisarías de familia, las de La Floresta y de El Poblado ocupan los últimos lugares en número de denuncias que recibe, atribuibles a maltrato familiar, si se exceptúan los corregimientos de Palmitas, Santa Elena y Altavista, en los que predomina la población campesina. En tales corregimientos juega en favor del silencio la ignorancia sobre la gravedad del maltrato, el analfabetismo, el machismo, las distancias que se deben cubrir para instaurar una queja y hasta la presión de las bandas, que amenazan a los posibles denunciantes.

Martínez también advierte sobre el tipo de objetos usados para la agresión o la defensa: en las tres comunidades mencionadas se acude a machetes, a cuchillos, a palos. En El Poblado lo usual es impactar al otro con el control remoto del televisor, con el teléfono celular, con el crucifijo: lo que esté a la mano resulta argumento contundente…

Hijo de agresor sale agresor
En concepto de la Licenciada en Educación Blanca Rocío Bernal, del colegio Hontanares, lo más preocupante de este abanico de violencias soterradas es el impacto que produce en los niños: “Ellos aprenden y repiten luego los patrones de comportamiento que han visto en sus hogares; en el futuro serán igualmente violentos con los amigos, con su entorno, como esposos, como esposas, en un círculo vicioso difícil de romper”.

Agrega que el niño maltratado intenta transmitir el ultraje y disipa el miedo generado en el hogar sintiéndose poderoso en el ámbito escolar; entonces victimiza al compañero más débil: ahí se genera el matoneo. O al contrario, se extrema su sentimiento de temor, se vuelve retraído y acepta el maltrato como algo natural, aún en la escuela.

En todos los casos, el efecto se mide en su bajo rendimiento académico, porque la atención la tiene puesta en buscar la manera de defenderse, de atacar, de entender y resolver lo que le está pasando.

La experta pedagoga llama la atención acerca de un tipo de violencia más sutil, que al parecer no califica como tal. Es el caso del comentario sarcástico frente a alguna actuación del menor: “Siga así que va muy bien”. El niño no entiende la indirecta, que es otra forma de descalificar, e igual causa daño.

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Añade que, según su experiencia, y si se remitiera solo a lo que llaman violencia compleja, esta hace presencia en el 20 o 30 % de los hogares antioqueños.

“Estás gorda… estás fea”
A su turno la trabajadora social Janeth Bermúdez, de la comisaría de familia de El Poblado, habla de varias violencias: la sicológica o emocional (palabras o actitudes que derivan en agresión verbal), la violencia sexual (poco detectada en su despacho), la económica (daño patrimonial, con frecuencia evidente en la coacción frente al uso y disponibilidad del dinero) y la violencia física. Todas comienzan con la coacción implícita o explícita de personas en convivencia; el agresor en potencia comienza por usar un modus operandi al estilo de “estás gorda, estás fea”…

Acoso emocional que lleva a la víctima a tomar decisiones erradas, e incluso a atentar contra su vida. La víctima no confronta al otro, no llega al punto de exteriorizar: “Estoy cansada”. Suele suceder, sobre todo en familias holgadas económicamente, que la persona opta por huir, por lo general fuera del país. La que agacha la cabeza debido a la baja autoestima, estado del que se aprovecha el agresor, llega a tomar decisiones que afectan el círculo familiar, al romper su vínculo con la madre, los hermanos y el entorno en general. Pierde su vida social y se queda anquilosada en la cárcel que ella se creó, fruto de la coacción. En ocasiones resiste en aras de la seguridad de los hijos, que terminan de escudo de una relación tormentosa, precisa Bermúdez.

Otra causa que señalan los expertos es el temor a perder prestigio y un estado de confort. En general, el abogado Martínez estima que de diez hogares en El Poblado, uno (o más) carga el estigma de la violencia sicológica que luego evoluciona hacia el maltrato y los golpes. Afirma que de cada 10 hogares de Medellín, en 5 hay violencia.

Sigilo inconveniente
El comisario confirma que han manejado 40 casos de violencia intrafamiliar en lo que va del año. De ellos, 27 son procesos activos: están en investigación, recolección de pruebas, de testigos, videos, fotos, para establecer responsabilidades y adoptar las medidas legales. En caso de conflicto de pareja se busca determinar si esta puede convivir. A veces es preciso tomar medidas como el desalojo definitivo del agresor de su casa. “Uno hace seguimientos para tratar de propiciar el retorno al hogar, si es posible, si es conveniente, y si lo desea la víctima que se quedó en casa. Pero casi todo termina en divorcio”, explica Martínez.

Lo cierto es que el sigilo inherente a la violencia ejercida en hogares de estratos altos ha llevado a los funcionarios de la comisaría a desarrollar una especie de “ojo clínico”, y a leer entre líneas cada caso que les llega. Pero esta estrategia es inaplicable cuando al despacho no comparecen las víctimas sino los abogados, porque se sabe que el victimario actúa como los gatos, solo que aquí trata de “tapar” con plata su conducta.

La comisaría de El Poblado también ha atendido este año cuatro casos de violencia vía redes sociales, práctica muy en boga en las instituciones educativas. Hacen referencia a publicaciones que atentan contra el buen nombre del estudiante, que buscan hacerle daño y, dada la facilidad de propagación y la vulneración de la intimidad, configuran otra vertiente de la violencia emocional. La gravedad de algunas de estas quejas ha hecho que escalen a otras instancias judiciales, advierte Martínez.

A su vez Nora Echeverri, de la Secretaría de Equidad de Género para las Mujeres, explica que las redes sociales están configurando un nuevo tipo de violencia. Pone como ejemplo el esposo celoso que está pendiente de los mensajes vía Whatsapp que maneja su pareja, o que exige que le transmita fotos que certifiquen que sí está donde dice y con quien dice estar. Advierte que cuando los usuarios de estos medios cuelgan en la red la narración de sus estados emocionales se ponen en evidente riesgo de un mal uso de esta información.

Total de víctimas por comuna de residencia, según sexo. Enero – mayo (2014 – 2015)
COMUNA DE RESIDENCIA
2014
2015
 
M
%
H
%
TOTAL
%
M
%
H
%
TOTAL
%
01 Popular
68
4%
7
2%
75
4%
67
4%
6
2%
73
4%
02 Santa Cruz
45
3%
3
1%
48
2%
33
2%
5
2%
38
2%
03 Manrique
86
5%
14
4%
100
5%
73
4%
19
6%
92
4%
04 Aranjuez
170
10%
45
12%
215
10%
191
11%
31
10%
222
11%
05 Castilla
56
3%
11
3%
67
3%
39
2%
7
2%
46
2%
06 Doce de Octubre
117
7%
20
5%
137
7%
94
5%
19
6%
113
6%
07 Robledo
149
9%
25
7%
174
8%
127
7%
16
5%
143
7%
08 Villa Hermosa
173
10%
28
8%
201
10%
138
8%
18
6%
156
8%
09 Buenos Aires
135
8%
30
8%
165
8%
135
8%
26
8%
161
8%
10 La Candelaria
69
4%
22
6%
91
4%
61
4%
12
4%
73
4%
11 Laureles Estadio
42
2%
11
3%
53
3%
21
1%
5
2%
26
1%
12 La América
44
3%
16
4%
60
3%
37
2%
7
2%
44
2%
13 San Javier
103
6%
18
5%
121
6%
70
4%
9
3%
79
4%
14 El Poblado
20
1%
5
1%
25
1%
35
2%
3
1%
38
2%
15 Guayabal
54
3%
8
2%
62
3%
71
4%
18
6%
89
4%
16 Belén
118
7%
46
13%
164
8%
153
9%
48
15%
201
10%
50 Palmitas
8
0%
1
0%
9
0%
12
1%
1
0%
13
1%
60 San Cristóbal
38
2%
4
1%
42
2%
97
6%
7
2%
104
4%
70 Altavista
14
1%
4
1%
18
1%
31
2%
2
1%
33
2%
80 San Antonio de Prado
45
3%
8
2%
53
3%
75
4%
13
4%
88
4%
90 Santa Elena
0
0%
0
0%
0
0%
7
0%
0
0%
7
0%
SIN DATO
183
11%
41
11%
224
11%
167
10%
40
13%
207
10%
TOTAL
1737
100%
367
100%
2104
100%
1734
100%
312
100%
2046
100%
Fuente: Sistema THETA, Secretaría de Gobierno – Alcaldía de Medellín. Cortesía, Secretaría de la Mujer.
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