Un proyecto dorado

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  Un proyecto dorado  
     
  “En un estudio para la Secretaría de Productividad y Competitividad perforaron todo el departamento y mandaron las muestras a China para ver en cuánta parte del territorio hay oro y los resultados dieron que el 75% del departamento tiene posibilidades”  
     
 
 
     
 

Juan Diego Ramos, jefe de pregrado en Ingeniería de Diseño de Producto de Eafit, con su grupo de investigación se acerca a la historia de Antioquia desde la arqueología industrial en la extracción del oro, ese metal precioso que tanto ha apasionado a la humanidad. Además de su valor monetario, el oro ha caracterizado el crecimiento industrial, manteniéndose vigente por todo el departamento. Por tanto y por la deficiencia en la innovación tecnológica colombiana, el profesor Ramos se interesa en preservar este conocimiento con la publicación del libro Oro. El proyecto, nombrado Arqueología del objeto industrial en Antioquia, continuará estudiando la tecnología desde la agricultura, el comercio, el transporte y la industria.

Museo del oro en vivo
“Antioquia es un museo del oro y las tecnologías de extracción. Hoy se mantienen todos los métodos de extracción, hay barequeros con la batea como lo hicieron los indígenas. En Santa Fe de Antioquia está el taller de orfebrería donde hacen en filigrana todas esas piezas heredadas de los españoles, en El Bagre, Mineros S. A saca toneladas de oro del río y sus orillas, en Marmato, Segovia o Remedios hay minas de más de 1 km de profundidad, mineros con pico y pala o con explosivos, todo lo que uno se pueda imaginar en extracción aun está, alta, media y baja tecnología, hasta la artesanal. Lo bonito es no perderlo, poder preservarlo.”

No todo lo que brilla es oro
“Me golpeó mucho esta investigación porque la ignorancia te da una visión del mundo pero después vez de primera mano que los pueblos más pobres son los que tienen el oro debajo, me sorprendió que en Antioquia no hemos hecho tecnología para el oro (el molino antioqueño no es antioqueño, es traído de la Edad Media) y que fueron más importantes los extranjeros. Me golpeó mucho porque yo siempre he sido muy orgulloso de ser antioqueño y de los ancestros campesinos y el mito se ha puesto en la verdadera perspectiva, estoy empezando a ver la dimensión de lo que somos. Me impactó tener 6 lingotes frente a mí, cada uno con un valor de 800 millones de pesos de un color hermoso, 4.200 millones en una mesa, es sorprendente, hermoso, todos marcados y perfectos, uno ahí entiende por qué el oro es la historia de la humanidad, con razón dicen que el oro enceguece, y a pesar de eso uno se pone a pensar ¿y eso qué? Las minas se desploman constantemente, se mueren por gases, y no tenemos nada de tecnología propia ni la plata para explotar las minas con tecnología ajena. Puede valer de 2 a 5 millones de dólares solo las perforaciones para analizar un terreno.”

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Forjando una cultura
“El oro es como un parque temático, por cada lado hay cosas distintas, en el libro tratamos de hacerlo así, por un lado hay personajes que le dieron un perfil muy especial a nuestra cultura, los españoles, los negros y los que se quedaron y crearon nuevas formas de vida. El espíritu antioqueño se parece al oro, ambicioso, machista, violento pero cariñoso y romántico, tiene mezclas de pobreza y riqueza, ciudad y campo, pereza y trabajo. Sacar el oro requiere mucho esfuerzo, ahora es más difícil porque antes encontraban pepas muy grandes a la orilla del río, entonces tiene elementos de fuerza, de poder y por eso el antioqueño se volvió comerciante, negociante, decidido y obstinado para crear empresa, orgullosos del trabajo. Además yo creo que muchas cosas de los mitos y leyendas antioqueñas como la Patasola o el Muan eran una forma de mantener alejada a la gente de las minas.”

El aporte de la arqueología industrial
“Encontré que en 1955 un inglés, Michael Rix, hablaba de la arqueología industrial. Es muy claro que fuera en Inglaterra porque por la Revolución Industrial entendieron que tenían que recuperar y reconocer esa tecnología que habían hecho.
Japón sin tener recursos ni materia prima tiene un nivel de vida altísimo por la tecnología y así otras naciones como Estados Unidos o Alemania. En un país como el nuestro donde hay una situación de pobreza grave, el poder dar herramientas para la minería, agricultura e industria, significa mejorar la calidad de vida, cómo producir más y mejor. Por eso es mirar no solo la historia sino el estado del arte desde la cultura prehispánica hasta hoy.
Sur África compra las minas de aquí porque tiene cómo explotarlas, nosotros no salimos de este atore porque no hacemos tecnología. Toda la tecnología en el oro se ha tenido que importar, los españoles no dejaron nada, un azadón, un recatón, una barra, un almocafre y las técnicas de forje se las escondían a los indígenas para que no aprendieran. El retraso deriva también de cómo nos trataron los españoles, porque los ingleses y los alemanes sí enseñaron la tecnología. Hay que entender qué es lo que hay que hacer porque el oro se va solo para Europa o Estados Unidos sin valor agregado y lo convierten en piezas microelectrónicas, para satélite, joyas y nosotros las volvemos a comprar acá a un precio altísimo. En ingeniería mecánica casi no hay diseñadores de máquinas o nuevas tecnologías en este momento, entonces la dependencia tecnológica nos tiene atrapados y pasarán muchos años antes de que eso cambie.”

 

 
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