Un navegante de alta mar

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Un navegante de alta mar
Federico Goes, electrofunk y otras mareas electrónicas

La vena artística le viene de su familia. Sus padres han tocado guitarra y tiple. Pero la revelación le llegó a los 12 años cuando vio tocar una guitarra eléctrica. Fue así como Federico Goes se embarcó en la música. Lo primero que hizo fue pedirle a Federico López, músico y productor, que fuera su maestro. Estuvo en un grupo del colegio para afinar la técnica. “Tuve un toquecito de clases con el maestro Hugo Restrepo y estuve en Bellas Artes, pero me ha gustado más investigar por mi lado, probar sonidos, géneros, experimentar con la producción, ir a conciertos y estar empapado de música”. Así relata cómo se lanzó a ser músico autodidacta.

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Viajante
En 1997 entró a tocar como guitarrista en Estados Alterados, un grupo de Tecno – New Wave local. Reconoce que allí descubrió la simbiosis con las máquinas para crear música. Al desintegrarse Estados Alterados, varios músicos de ese proceso se unieron para formar Planeta Rica. Esta fue una agrupación curiosa por fusionar ritmos folclóricos, autóctonos y latinos con sonidos electrónicos. Durante esta experiencia realizaron un par de ensambles con la Banda Sinfónica de la Universidad de Antioquia. “No sabíamos lo que hacíamos, pero estábamos claros que queríamos explotar la creatividad, fusionar ritmos, y buscar las raíces”, destaca Goes. Agrega que su aporte con la guitarra fue imprimirle la alegría y energía del funk, una influencia que considera inconsciente, quizás proveniente de su primera infancia cuando la música disco reinaba.

Crucero
Después de Planeta Rica se lanzó en solitario para explorar su propio sonido. Regresó a las máquinas: sintetizadores y cajas de música, para zambullirse en la música electrónica. De sintonizarse en diversos ambientes emergió “El Crucero”, su primer álbum como solista.En este trabajo contó con la colaboración de músicos de diferentes tendencias, instrumentos y géneros.
Como le pasa con el funk, el gusto por el sintetizador fue como rescatar una influencia perdida en el inconsciente. Investigó los orígenes de la música electrónica con las experimentaciones y aportes de los 60, 70 y 80. “Y sin querer llegué a un género que se llama electrofunk y en eso estoy ahora”, dice Goes.

El Crucero recoge grabaciones que fueron hechas en travesías entre Medellín y Bogotá. “Entonces me sentí navegando, surfeando sobre la música”, confiesa. De allí que este primer trabajo sea más ambiental y suave. Es un disco donde se mezclan elementos de lounge, que invita al relax y la contemplación, como viajando en un crucero. Placer sereno.

Ruta
Con lo recorrido, para el segundo disco llamado Ruta, soltó un poco la guitarra y se abrió mezclar otros instrumentos. “Volví al New Wave retomando la influencia de Estados Alterados y de la música anglo. Es un disco con mucha carga de los sintetizadores”. A diferencia de El Crucero, Federico define Ruta como un disco más máquina, más deportivo, más energético. Poder sintético. Pero en ambos trabajos confluyen letras minimalistas. “Sugerencias inconscientes”, que se repiten como mantras, embelezan y se mezclan con la cadencia del ritmo.

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Con música rodando adentro
Federico confiesa que en el ejercicio de fusionar texturas, de producir, va moldeando su estilo. “En esta exploración trato de evitar las recetas ajenas para formar un criterio y avanzar en mi sonido”.

Dice que todo el tiempo lleva música en la cabeza. Cada canción va revelando sus colores y temperaturas, y va dejando incubadas las semillas de otros ritmos.
Después de regresar de Inglaterra, donde estuvo un año tocando con un grupo británico de rock, vino para seguir creciendo desde las raíces. Confiesa que lo mantiene a flote, “ lo difícil que es hacer música”.

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