Un bosque que terminó desperdigado

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Una arboleda que rodeaba la bucólica estancia “Restaurante La Aguacatala” fue talada, pero echó raíces en el vecindario, y también en el barrio Manrique

La autoridad ambiental debería investigar si hubo afectación a los pinos vela, que sufrieron poda

Donde hoy se levantan los flamantes edificios del Centro Comercial Santafé y la Librería Panamericana “vivían”, hasta hace unos diez años, 511 frondosos árboles. Era el hábitat de miles de pájaros y una fábrica de aire y de frescura para los vecinos. Todos fueron talados. ¿Cómo operó, en este caso, la compensación arbórea que exige la autoridad ambiental?

Vivir en El Poblado obtuvo un documento del Área Metropolitana que da respuesta a esta inquietud, propia de los habitantes de la comuna 14.

Para el primer caso (447 individuos talados), la compensación consistió en: “El establecimiento de sesenta y cuatro (64) individuos en la zona verde del área de influencia directa del proyecto, los cuales se recibieron a satisfacción por parte de la Entidad (Área Metropolitana), y un aporte económico por valor de mil quinientos millones ($1.500.000.000) como reposición por las intervenciones realizadas”.

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El documento precisa que este recurso económico fue destinado a la adquisición de la finca Montecarlo (en el barrio Manrique), según escritura No. 1872 de 2007, matrícula inmobiliaria No. 01N5018462, cedida al municipio de Medellín. El valor del predio ascendió a dos mil doscientos veintitrés millones quinientos dieciséis mil pesos ($2.223.516.000).

Añade el informe que para llegar a esta valoración económica de la reposición, el Centro Comercial se basó en la metodología propuesta en el Plan Maestro de Zonas Verdes formulado por el Área Metropolitana. El predio en mención, ubicado en el barrio San Blas, sirve de sede a la llamada centralidad Montecarlo que alberga un colegio, un jardín infantil y la sede de la Escuela de Música Manrique Montecarlo, entre otras instituciones.

A su turno la compensación que hizo la Librería Panamericana “consistió en el establecimiento de ciento cuarenta y siete (147) individuos por la intervención con tala de sesenta y cuatro (64)…”.

Dicha reposición se cumplió de la siguiente manera:
Catorce (14) guayacanes amarillos y rosados, ubicados en zona verde paralela a la calle 7 Sur.
Diez (10) pinos vela ubicados frente al edificio de la librería
Nueve (9) palmas zanconas plantadas sobre el andén de la avenida El Poblado, también al frente de la edificación
Catorce (14) individuos establecidos en el retorno de la avenida Las Palmas (frente a Palms Avenue), de diferentes especies: cinco (5) caimitos, dos (2) piñón de orejas, siete (7) varasantas y cien (100) matas de guadua.
Esta reposición, agrega el documento, fue recibida a satisfacción por el Área Metropolitana, que luego procedió al cierre del expediente.

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Velas sin pabilo
En el caso de los pinos vela localizados en la zona frontal de la Librería Panamericana, el ingeniero forestal Mauricio Jaramillo denunció en este medio, el 21 de mayo de 2015, el daño causado a estos individuos: “En imágenes tomadas en octubre de 2011 y mayo de 2014 se observa el normal crecimiento de los pinos y la legibilidad de la doble valla que publicita el nombre de la librería. Las vallas ya han generado significación, recordación y posicionamiento de la marca, no hay justificación para que ahora se dañe y atrofie el normal crecimiento y desarrollo de los árboles, impidiendo que se den los beneficios ambientales que se esperaba de ellos como compensación arbórea. ¿No fue suficiente haber talado 64 árboles de 22 especies para construir el edificio, sino que también es necesario dañar la estructura de siete árboles sembrados como reposición, con el objeto de despejar una de las vallas de la librería?”.

Interrogado al respecto el subsecretario del Medio Ambiente, Arbey Osorio, hace notar que cada árbol sembrado debe ser objeto, no solo mantenimiento preventivo, sino de cuidado para asegurar su crecimiento y sostenimiento durante determinado tiempo, para que logre su pleno desarrollo. Luego, se practican podas, según el requerimiento. En el caso de los pinos vela podados frente a la Librería Panamericana, sostiene que se debe verificar si recibieron daño ambiental o afectación, para emprender acciones contra la empresa responsable.

Esa Secretaría tiene el sistema de arbolado urbano georreferenciado para todos los individuos y especímenes sembrados hasta ahora. Existe un inventario del árbol urbano para vigilar su estado. Cada vez que se siembra o se tala un individuo, se lleva la información a una base de datos para mantener actualizado el diagnóstico en toda la ciudad, agrega Osorio.

También anuncia que esa dependencia trabaja en un manual de silvicultura que entregará herramientas para que el árbol urbano y el paisajismo estén armonizados con los requerimientos de un espacio público adecuado para la ciudad.

Al cierre de esta edición se esperaba un pronunciamiento de la Librería Panamericana.

 

Cómo tramitar un aprovechamiento forestal
El permiso de aprovechamiento forestal es la autorización que otorga la Autoridad Ambiental a una persona natural o jurídica, pública o privada, para su utilización sostenible.


En 2006 cerró el histórico restaurante La Aguacatala, para dar paso a un amplio centro comercial

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El trámite se inicia al diligenciar el formulario SINA, que se descarga de la página web del Área Metropolitana A este documento se le anexa el certificado de existencia y representación legal; el certificado de libertad y tradición del predio; la escritura pública y los planos con localización del 100 % de los individuos que conforman la cobertura arbórea presente en el predio donde se desarrollará el proyecto constructivo. Se deben identificar con puntos negros los individuos que permanecen; con puntos rojos aquellos que se requiere talar y con puntos verdes los que se deben trasplantar.


Parte de la compensación arbórea que hizo la Librería Panamericana, para levantar una edificación de 13.804 m2

El plano debe indicar la localización del proyecto futuro, vías futuras, para visualizar la afectación que producirá sobre dicha vegetación. Además, señalará la localización de construcciones, estructuras, sistema vial existente y retiros a cuerpos de agua, de acuerdo con los lineamientos del Plan de Ordenamiento Territorial o Plan Básico de Ordenamiento Territorial vigente en cada municipio.

Se debe indicar el nombre del proyecto, de la firma diseñadora y empresa constructora, municipio, barrio, dirección, nombre o razón social del propietario, cédula o NIT, teléfono y fecha de levantamiento.

 
Un aspecto de los árboles sembrados en reemplazo
de los 511 que fueron talados para dar paso
a nuevas edificaciones en este sector
Es necesario hacer la lista de las especies y la cantidad que se pretende aprovechar (inventario forestal con altura, diámetro y volumen; los árboles deben estar marcados y el número debe corresponder al entregado en el plano).

Hay que agregar un documento de soporte que contenga: Propuesta paisajística que mitigue los impactos generados sobre el componente biótico (flora y fauna), listado de especies y cantidad de individuos a plantar, justificando la selección propuesta de las especies seleccionadas. Éstas deben estar enmarcadas en las características apropiadas del árbol urbano.

Con esta información, el Área Metropolitana inicia el trámite de aprovechamiento forestal, a través de un acto administrativo denominado Auto, que es publicado en la Gaceta Ambiental y notificado al usuario. Luego, un funcionario de la Subdirección Ambiental evalúa la información y verifica si es necesaria la tala o reubicación aducida por el interesado, para lo cual emitirá un concepto técnico, teniendo en consideración entre otros aspectos las razones de orden histórico, cultural o paisajístico relacionadas con las especies objeto de la solicitud.

La autoridad ambiental podrá autorizar dicha solicitud (mediante acto administrativo), consagrando la obligación por parte del interesado de reponer los individuos que se autoriza talar. Igualmente, señalará las condiciones de la reubicación o trasplante cuando sea factible.

El trámite ambiental termina cuando el interesado cumple a satisfacción con las obligaciones adquiridas, impuestas en el acto administrativo, con el cierre del expediente ambiental.

En resumen, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá está autorizada para conceder las solicitudes de licencia ambiental, autorizaciones, permisos y concesiones, entre otras. Así como para ejercer las funciones de evaluación, control y seguimiento a las actividades que generen o puedan generar deterioro ambiental. La entidad cumple el papel de otorgar los permisos de aprovechamiento forestal de árboles aislados; controla y hace seguimiento ambiental a dichos permisos.

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