“Somos Los Pájaros Caídos”

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Visitantes asiduos del Parque de El Poblado
“Somos Los Pájaros Caídos”
“Ese nombre salió aquí entre nosotros, tertuliando todos los días y barajando varias posibilidades”


De pie: Pirulo, el Loco, Jeringola, Alcalde, la Mema, Marañas, Loro, Mico Negro, Gusano, Lorito y Pipe.
Sentados: El Mocho, Don Blas, Tortugo, Mojicón, Buri, Rumbo y Chencha

Entre todos suman más años que los que tiene de fundación El Poblado. Ellos son un grupo de pensionados que, sin falta, se reúnen todos los días en el parque, frente a la iglesia de San José. Se autodenominan Los Pájaros Caídos.

“Todos somos compañeros de infancia, nos conocimos cuando teníamos entre cuatro y diez años de edad. Jugábamos fútbol, tirábamos piedra, corríamos por las mangas y robábamos naranjas y mangos arriba en las lomas”, dice Luis Alfonso Giraldo, más conocido como el Mocho. “Crecimos en El Poblado y ahora, cuando estamos en la tercera edad, venimos al parque todos los días de lunes a viernes, por ahí a las 5 de la tarde”.

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Luis Alfonso está casado con Amparo. -¿Qué le dice Amparo de esta reunión diaria de amigos? “Al principio me preguntaba ‘¿vos no te aburrís todos los días en el parque?… Ustedes no hacen sino mirar a las muchachas que pasan’, y yo le respondía ‘claro mija, dentro de eso está ver a las muchachas, ¡como son de bonitas las pobladeñas!”. Pero luego no escatima en reconocimientos de admiración y amor profundo por la que hoy es una gran colaboradora de Los Pájaros Caídos. “Amparo me ayuda mucho en las cosas y actividades que tengo que hacer para el grupo, por ejemplo cuando tenemos fiestecitas”.

Con el Mocho están Mico Negro, Pirulo, Gusano, Camarote, Tortugo, el Loco, Rumbo. Son algunos de los apodos con los que se conocen desde que estudiaban en la escuela Francisco Herrera Campuzano, en ese entonces (años 40 del siglo 20) situada donde ahora queda el Comando de Policía, en Manila. Hoy, con menos ímpetu que antes y entre recuerdos y risas, pasan las tardes de ocio en el parque que los vio crecer.

Leonardo Holguín (Lorito)
“Me dicen Lorito. Ese sobrenombre es muy antiguo, viene desde 1800, desde mi tatarabuelo, luego mi bisabuelo y después mi papá. En su época ellos iban a jugar lotería todos los sábados y no les gustaba sino la tabla donde había un lorito. Entonces los otros jugadores decían ‘guárdenle la tabla al lorito’ y cuando llegaban, el primer saludo era ‘vea lorito la tabla’”.

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Leonardo Holguín (Lorito)
José Luis Londoño (Rumbo)

José Luis Londoño (Rumbo)
“Yo vivo en una cordillera al pie de La Visitación, y me iba corriendo desde la escuela hasta mi casa en solo 20 minutos. Nos soltaban a las 10:30 u 11 de la mañana y había que ir hasta la casa para comerse la yuca, y volver a la una de la tarde, que era la entrada otra vez a la escuela”. Por esas maratones le dicen Rumbo y quizás gracias a ellas conserva un buen estado físico. “Ya voy caminando por los 84 años, soy cocacolo”, anota entre carcajadas.

En el mismo parque donde otrora jugaban trompo, bolas y chucha, donde a la 9 se le conocía como la Calle del Frito, donde muchos esperaban a sus madres bajarse del tranvía, los hoy pensionados festejarán el primer año de reconocerse como Los Pájaros Caídos del barrio El Poblado. “La fiestecita es el 13 de diciembre. Empieza a las seis de la tarde y termina a las 11 de la noche. Ya hasta tenemos permiso de la Alcaldía”.

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