Siempre por la vida

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Es necesario “vivir en la verdad”, incluso cuando las esperanzas estén tenues, pues es ese coraje, el de vivir la verdad, el núcleo de la noviolencia

Se acaba el quinto mes del año pero no las reflexiones sobre la vida y la noviolencia. Con el mes termina la tercera versión de Mayo por la Vida, una iniciativa ciudadana que fue acogida por la Alcaldía de Medellín.
Desde 2013 ha reunido voces y voluntades como una manifestación de esperanza y oportunidad de cambio, que invita a conocernos a través de acciones y ejemplos de reconciliación y resiliencia. El objetivo es celebrar la vida, en esta ocasión por medio de 230 encuentros entre jornadas académicas, charlas y diálogos, eventos culturales, lúdicos y deportivos que le apuntan a la reflexión, incluso desde cumbres barriales y programación en parques biblioteca y unidades de vida articulada para acercar el término a la cotidianidad ciudadana.

No hay que ser un pacifista, antropólogo, sicólogo o palabrero para reconocer el estratégico poder de la noviolencia. El concepto, abrazado por el individuo y por colectivos de ciudadanos, tiene la habilidad de motivar a la acción a los desesperanzados y escépticos, pero, sobre todo, de crear dilemas, provocar reflexiones y, por tanto, debilitar la violencia y sus manifestaciones de opresión, abuso y crueldad. Solo hay que ser realista para ver la sabiduría en la insistencia por el respeto a la vida, sea de quien sea, para entender que el antagonista de hoy puede ser el vecino de mañana y para diferenciar a las personas del papel opresivo o violento que hoy tienen, pues son ellas mismas víctimas de otras formas de violencia y atropellos.

Es vital mantener un análisis permanente y una acción institucional y social sobre la violencia en la ciudad, siempre en un marco de comprensión de la realidad y de búsqueda de la verdad. Esto está directamente ligado con la libertad de expresión y el respeto por el oficio de aquellos que de manera valiente se atreven a sacar a la luz realidades que muchas veces no nos gustan. Los efectos de este valor están al alcance: baste citar a la periodista Jineth Bedoya y su lucha por la dignidad. Gracias a esta, el 25 de mayo quedó institucionalizado como el Día Nacional Contra la Violencia Sexual.
El dramaturgo checo Vaclav Havel, quien rápidamente pasó de ser prisionero político a presidente de Checoslovaquia a través de acciones noviolentas en 1989, escribió sobre la necesidad de “vivir en la verdad”, incluso cuando las esperanzas estén tenues, pues es ese coraje, el de vivir la verdad, el núcleo de la noviolencia.

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Esperamos que esta iniciativa y la reflexión que genera permanezcan, para que valores como la noviolencia continúen enraizándose y se puedan cultivar desde la más temprana edad hasta que tengan un impacto real sobre el planeta.

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