Sasa y el motocross, un amor extremo

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Sara Sanchez es paisa y campeona de motocross y enduro. Comparte su pasión con la familia y los estudios en comunicación social-periodismo
 

Por José Fernando Serna Osorio

Un golpe seco sobre la cabeza. De inmediato un “crack” que venía de adentro de su cuerpo pasó un corrientazo. Su pierna quedó destrozada por el peso de una moto que sin misericordia descendió de los aires. Sasa estaba consciente, lo escuchó todo. Pasaron otras dos motos e hicieron mella sobre el cuerpo extendido sobre la tierra. El dolor corporal era intenso, pero no tan grande como las miles de imágenes que se cruzaban por la mente. Una prueba de fuego en el mejor momento de la motocrocista y que despertó la furia incesante de la gladiadora. Todo esto la tarde del 21 de febrero de 2015 en Manizales.
 
Sasa y el motocross

“Me quebré el pie, fue lo primero que le dije a Mateo Moreno“. El diálogo impotente iba dirigido al participante de motos en el Rally Dakar, amigo personal y consejero en la vida deportiva de la joven a la que llegó en su auxilio. Sobrevino la preocupación, el silencio y la tensión. Los hospitales y la operación de urgencia. Dictamen: fémur desencajado, desplazamiento de rótula, daño en el menisco, fisura de tibia y 12 días internada. Una situación nada alentadora en su momento.

No es una película de ficción, es un capítulo en la vida de Sara Sánchez Flórez, una mujer que le imprimió belleza, tenacidad y alegría al motocross. ¿Saltos, velocidad, descensos, gasolina, grasa y mucho pantano en una mujer? Ahí está Sasa, como es conocida en el mundo de los motores, en el que pese a sus 21 años, se abrió camino como una experta que ya tiene nombre en el ámbito regional y nacional.

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Como la gasolina va por una manguera al motor y genera la combustión, la sangre de esta joven hace lo mismo cuando se monta sobre su moto. Explosión de sentimientos y adrenalina que le llevan al tope su corazón. La adrenalina y el amor por el motocross nacieron a los cuatro años cuando recibió de su padre Carlos Sánchez, ese primer regalo: una Z50 Honda que su hermana María Andrea no quiso recibir. ¡Amor a primera vista!

Sasa y el motocross

Ese ADN no pudo tener mejores mentores. Su abuela Fanny Ochoa fue la primera mujer en Medellín que tuvo licencia de tránsito para motos. Algo impensado para la década de los 60 y 70. Luego su padre retomó el legado y hoy Sara es la exponente femenina más importante que tiene Medellín y Antioquia en el enduro y el motocross.

En 2008 afrontó el reto que le pusieron algunos conocidos y de ahí en adelante sus virtudes estallaron como la combustión del motor. Dejó el patinaje, el squash y la natación en el colegio San José de Las Vegas y prendió el switch de la moto para quedarse sobre ella, pasando los mejores momentos de su vida.

“En 2008 participé en mi primera carrera competitiva con hombres y gané. Solo practicaba con mi papá. Luego inicié la etapa de entrenamientos y con Juan Esteban Vélez y Sebastián Vélez aprendí la técnica y empecé a competir de manera profesional. Como era entre hombres y me iba bien sentían herido su orgullo y me tocaba aguantarme los empujones o que me tiraran las motos”, comenta con gracia Sasa.

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Foto archivo familiar
Foto archivo familiar

En 2013 llegó el patrocino de KTM, marca líder en este deporte y otros patrocinadores más. Sara se nutrió de experiencia y cada acelerada y salto se fueron transformando en triunfos en válidas nacionales de motocross. No tenía 18 años y sobre la moto era una “tesa” siempre alimentada por una filosofía sencilla: “No he temido al que dirán. Soy feliz con este deporte”, dice.

No deja su delicadeza de mujer. Sobre la moto su carácter y arrojo la impulsan por los aires mientras avanza en su carrera como comunicadora social y periodista en la Universidad Pontificia Bolivariana. En su moto lleva, además de los patrocinadores, los nombres de toda su familia, los gestores de la campeona que también integró la Selección Colombia en tres ocasiones. Hoy en el país son más mujeres como Sara las contagiadas por la adrenalina.

Sasa y el motocross
Sara Sanchez

“Esto también pasará”

Sasa es como el águila: fuerte, valiente y con ganas de luchar. Por eso se la tatuó en un hombro. También una moto en el brazo, la fecha de nacimiento de su hermana y la frase que tantas veces ha escuchado de su madre Piedad Flórez: “Esto también pasará”.

Desde aquel 21 de febrero hasta hoy no hay un día que no trabaje en su recuperación y aunque su pierna izquierda fue reconstruida con varillas y tornillos, la mentalidad de Sara no tiene límites. “Lo que no te mata te hace más fuerte. Descubrí una Sara valiente, que no concibe la vida sin una moto. En todo momento siento que mi abuela está feliz desde el cielo”, acota.

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