Santa Elena: comer al calor del frío

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Acogedores y diversos en sabores, así son las tiendas, cafés y restaurantes de Santa Elena. Flores y silletas dan más excusas para explorarlos, mientras se disfruta un canelazo, un carajillo o un vino caliente.

El dulce se deja para el final, pero resistirse ante la tartaleta de chocolate, arequipe y sal marina de la panadería Ciruela resulta difícil. Igual tiene sal, ¿no?, digamos entonces que es un híbrido. En cualquier caso, el mostrador guarda pan seda con cuajada, queso mozzarella y pesto; tartaletas de pollo y de tocineta; croissants de queso azul y mucho más.

Paula Ayala, su propietaria, es tecnóloga de alimentos, pero siempre disfrutó la panadería, negocio en el que lleva 20 años, cuatro con Ciruela. Las recetas nacen de la TV, de Internet, de su mamá ya fallecida, pero ella las adapta; el seda, por ejemplo, viene de un pan austriaco que vio en El Gourmet, el cual ensayó y hoy prepara con distintos ingredientes. Es uno de sus productos estrella, junto con el pan de chocolate.
Ciruela está en la vereda El Plan, sector El Chispero, alejada de la centralidad de Santa Elena, pero fácil de ubicar, en una casa amplia e iluminada, que huele tan rico como saben sus productos. Abren de martes a domingo –o desde el miércoles cuando el lunes es festivo– y los sábados tienen noche de pizza. Si quiere hacer una atención diferente, pregunte por la tartaleta de frutos rojos: un tesoro.

Kakáw
Kakáw

Local, cálido, sabroso

Quizás lo mejor de comer en Santa Elena sea la experiencia. Claro, sus veredas son ricas en productos frescos y sabrosos, pero es la receta completa la que cautiva: un entorno verde, florecido y de aire fresco, lleno de locales de comida en los que no se ve la propuesta de un diseñador de espacios, sino las amorosas manos de sus propietarios, locales o migrantes de la ciudad.

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En la vereda El Plan también está Villa Alegría, una casa de 80 años operada por John Jairo Salazar y su esposa Nancy Areiza, quienes llegaron de Medellín en 2016. Aunque hay hospedaje, su servicio más exitoso es el picnic de sábados, domingos y festivos. Para disfrutarlo, los visitantes deben consumir algo de la carta, que incluye una hamburguesa de portobello recomendada.

Por fuera del circuito más conocido hay otra alternativa interesante: Bici Pizza, en la vereda El Cerro, a donde llegó hace un año después de haber cerrado en Medellín. Son Ángela Zapata y Julio Giraldo, otra pareja que dejó su trabajo y su lugar de vivienda para irse a respirar aire puro. Abre las puertas de su casa de jueves a domingo y los festivos de 1 de la tarde en adelante, y allí sirve sus crujientes pizzas de pasta delgada.

Café Disfruto
Café Disfruto

La centralidad de Santa Elena también resulta fundamental en los recorridos. Allí los agricultores y productores artesanales venden sus productos los domingos, mientras alrededor hay alternativas como el conocido Canela Café y Disfruto, que abrió hace un año. Detrás de la propuesta de este último está otra pareja que dejó Medellín, Ana María Puerta y Andrés Pérez, quienes destacan su panadería y repostería, la venta de productos locales como Arviño, bebida de mortiño, y el hecho de abrir todos los días, lo que pocos hacen.

Rumbo a Arví

La ruta más visitada y con mayor oferta culinaria es la que lleva hacia Piedras Blancas y el Parque Arví, en la que se encuentran desde tiendas tradicionales como El Pescadero, hasta acogedores locales de comida como Siete Cueros, Kakáw y Kuminí, por mencionar algunos. Con un pequeño desvío también se llega al restaurante Achiote, de la reserva natural Montevivo, con muchos años en la zona.

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Margarita Molano de Siete Cueros café y jardín, donde la decoración es hecha con objetos reciclados, destaca que no tienen wifi, lo cual invita a la gente a conversar, a disfrutar de un juego de mesa y a probar sus pizzas, hamburguesas y opciones vegetarianas. Más adelante están Kakáw y Kuminí, uno frente al otro y cada cual en su estilo muy acogedor. En el primero hay una amplia oferta de chocolate en taza con siete preparaciones diferentes hechas con un cacao producido en la zona, además tienen carta de sal; por su parte Kuminí ofrece una mesa de postres cautivadora.

Este es solo un abrebocas, pues las opciones son muchas y siguen creciendo. Entre los clásicos no se pueden dejar de mencionar Fratello’s Pizzería y La Montañita –comida tradicional antioqueña–, ambos sobre la vía principal antes del parque, y Donde Edward en la ruta hacia Arví. Mientras tanto llegan nuevas alternativas, aumenta la oferta para picnics y se encuentran diversos productos artesanales, incluidas cervezas como Son del Barril y Alada.

Hay mucho por explorar, conocer y probar. Vaya con tiempo, espíritu nómada y barriga vacía: el corazón saldrá contento.

Por: Claudia Arias

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