Peatonía y tránsito: ¿Desde el colegio?

La administración de Aníbal ya completa siete meses. ¿Qué se ha decidido y logrado en materia de tránsito? No mucho. Fuera de ajustes bastante obvios al pico y placa –que poco ayudan al 90% de los vehículos particulares de Medellín– el tiempo se ha ido haciendo estudios. El tráfico cada día empeora y ya nadie se hace ilusiones de mejoría real.
Bienvenidos los estudios, pero uno esperaría que alcaldes con tanta trayectoria entren a su cargo con el tema más dominado y con decisiones más ágiles y concretas. Durante las campañas tratan de convencernos de que conocen a fondo y aplicarán cuanto antes las soluciones precisas, pero luego parecen caer en la cuenta de que la cosa no era tan fácil.
Las cifras tampoco son positivas. Casi todos los índices de accidentalidad han aumentado en 2012. Según la página del Municipio, por ejemplo, el número de heridos en accidentes de tránsito entre enero y junio subió el 15% respecto a 2011 y el 26% respecto a 2010. Claro, al haber más vehículos es de esperar que haya más accidentes, como dice la administración. Pero no tienen cómo justificarnos que el número de heridos haya subido a un ritmo bastante mayor que el de vehículos, y eso contando con tantas cámaras que han llenado de fotomultas y cursos a los conductores.
La mayor justificación de las cámaras era precisamente reducir la accidentalidad, y si esta sube, entonces tener o no tener cámaras no incide tanto como la actual y la anterior administración nos prometían. O sea, por ahí no era la cosa.
La clave, Señor Alcalde de Medellín, es la educación temprana para el tránsito.
De acuerdo, algo se está avanzando en educar y reeducar a conductores, pero resulta que por más vehículos que haya en la ciudad, la cantidad de habitantes que ni posee ni conduce vehículo es -y será siempre- varias veces mayor. Y estos también deberían aprender algunas cositas.
A la inmensa mayoría de peatones nunca nadie les ha enseñado cómo circular a pie, sus deberes y derechos. Y salen a la calle desde muy niños a enfrentarse a una ciudad que, para que funcione, necesita que todos cumplan reglas y la manejen bien.
Tampoco los ciclistas reciben de nadie una mínima instrucción sobre cómo usar su vehículo por la ciudad. Y solo desde hace poco los motociclistas, como si nadie hubiera pensado antes sobre el tema.
Aníbal, ¿qué tal si incluimos en el pénsum de los colegios una materia en 10 u 11 grado que explique los conceptos básicos de comportamiento en la calle para ser buenos peatones, conductores o ciclistas? Que indique por dónde se puede y no se puede circular, qué significan las señales de tránsito, cómo usar mobiliario urbano, cebras, puentes peatonales y paraderos de buses, entre otros.
Y esta educación básica en “peatonía” y tránsito a los jóvenes de todos los estratos, la complementamos con instrucción básica en conceptos cada vez más críticos para la convivencia como separación y reciclaje de basuras, uso adecuado del agua, contaminación por ruido, nutrición y ejercicio.
¡A ver si por fin preparamos a los niños para vivir la vida real!
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