¡Bien melo!

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El trabajo de un hombre le ha dado ánimos a la comuna 13. Su labor ha sido clave para la visibilización de la zona y también un cambio de percepción exterior.

Paulo Carvajal se cansó de vender productos en los que no creía. Y por eso le dijo adiós, temporalmente, al mundo de la publicidad. Se dedicó a crear ropa, pero la falta de visión gerencial le jugó un mal rato. A pesar de que las ventas eran altas, las cifras iban en picada y pronto estuvo en la quiebra. En ese momento dos alternativas fueron su consuelo: la docencia y la ciudad.

Estudiantes suyos, de Eafit, convocaron las primeras charlas TED de la ciudad en 2011. Y le pidieron ayuda: querían invitar mentes brillantes y aparecieron nombres de la política y la economía de Medellín. Pero Paulo sabía que había más, otros que también tenían mucho para compartir, pero que pocos tenían en cuenta: en la web, había visto el trabajo de Son Batá en la comuna 13. Y los invitó. Tuvo que subir hasta los barrios El Salado y Nuevos Conquistadores para conversar con ellos. Fue amor a primera vista.

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Paulo, que en 1998 había perdido a su hermano por culpa de la violencia de la urbe, entendió que su camino era llegar hasta allí.

“Si trabajamos con ellos, menos hermanos morirán, habrá menos asesinatos”.

Paulo escogió entonces el trabajo social. En ocho años ha ayudado a construir gran parte de la imagen que la comuna 13 tiene hoy: hace proyectos con Son Batá, ayudó a crear Casa Kolacho(fundadores del Graffitour original). Es de la casa, de la familia. Ha llorado con ellos y también ha celebrado sus triunfos. No se pierde el sancocho del primero de enero y todo el año trabaja por hacer que crezcan. Lleva grandes CEO, turistas de alto nivel, ejecutivos de la ciudad, les muestra un lugar que una vez fue golpeado por la violencia y que hoy se pinta de color y música para decirle a Medellín: “Estamos melos”, como la famosa canción que bailaba la Selección Colombia en Rusia y que nació en los salones de Son Batá, esos que semana tras semana reciben niños, niñas y jóvenes que aprenden música, baile y arte, y le hacen el quite a la violencia.

Paulo está detrás. Dice que el amor y el odio caminan en la misma calle y que es uno el que elige cuál de los dos lados seguir. Con el tiempo volvió a la publicidad: amigos colegas lo invitaron a crear Básica, y desde allí le apuesta a la publicidad con trascendencia. Es feliz visitando La 13. “Acá uno es el 0.01 %. Todo el trabajo lo han hecho ellos”, dice con orgullo.

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