Parquímetros: entre la legalidad y la informalidad

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Dueños de vehículos y conductores de la zona rosa se quejan de los cuidadores informales y de los impulsadores de parquímetros


Impulsador en la Zona de Estacionamiento Regulado / Demarcación de Zonas de Estacionamiento Regulado en El Poblado

Por Catalina Peláez

Muy entrada la noche, cuando ya las zonas de estacionamiento regulado (ZER) -mejor conocidos como parquímetros- dejan de funcionar, el espacio público queda a merced de los llamados “traporrojos” o cuidadores informales de vehículos, que buscan su sustento diario en esta actividad. En El Poblado, muchos han cumplido hasta 20 años o más en el oficio.

Rogelio Zapata*, uno de ellos, cuenta que lleva trabajando en el sector del Parque Lleras y sus alrededores 21 años, tiempo que, según él, le ha dado para hacerse a una clientela y tener un espacio o sector en la vía pública al que ve como propio, privado, casi que matriculado a su nombre. Dice Rogelio que una vez la Administración Municipal llegó a El Poblado con los parquímetros, vio en los impulsadores (funcionarios de chaleco rojo, encargados del cobro de los parquímetros) una amenaza, pero también reconoce que pasado el tiempo las rivalidades entre unos y otros han quedado atrás y se ha abierto el paso para una sana convivencia. “Nosotros les colaboramos a los de los parquímetros hasta con los pasajes porque a ellos les pagan quincenal, entonces cuando a mí me va bien yo de cuenta mía les ayudo con eso”. Lo mismo no piensa Orlando Meneses*, un impulsador de las zonas de estacionamiento regulado, que desde hace seis años trabaja para la empresa Terminales de Transportes de Medellín S.A, con la que el Municipio de Medellín, mediante la modalidad de administración delegada, autorizó la operación de dichas zonas. Para Orlando, el tiempo que llevan los “traporrojos” en la zona les ha dado, al parecer, el derecho a tomar posesión de ciertos espacios. “Quieren que uno les deje las celdas para que ellos las trabajen sin que uno tiquetee al usuario, pero eso no se puede porque nosotros tenemos que responder por el trabajo que nos encomendaron, de lo contrario, estaríamos incurriendo en abuso de confianza; este tipo de situaciones ha hecho que a veces tengamos roces con ellos”.

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La “liga”, esos pesos demás que voluntariamente da el usuario de los parquímetros al impulsador, parece ser también punto de discordia entre estos y los “traporrojos”. “A ellos les da mucha rabia que los clientes nos den la liga… Yo no tengo la culpa si le caigo bien al dueño del carro y él voluntariamente decide darme para el fresco”, asegura Orlando.

En El Poblado existen 35 zonas de estacionamiento regulado (ZER), entre todas suman 443 celdas de parqueo. Estas funcionan en Provenza (entre las carreras 37 y 33) de lunes a miércoles, de 8 am a 12 am y de jueves a sábado de 9 am a 1 am; en El Poblado (entre las carreras 42 y 37A) de lunes a sábado, de 8 am a 12 am. El valor de la hora actualmente es de 3.400 pesos, con una primera hora gratis en Provenza, entre las 8 am y 12 m.

Sin legislación
Mientras algunos de los acomodadores informales de carros se abogan el derecho a cobrar lo que se les venga en gana, argumentando que están prestando el servicio de cuidar o vigilar los vehículos, la Secretaría de Movilidad es enfática en decir que el espacio público no puede ser cobrado por los informales. “Nadie, distinto al Estado, está autorizado para cobrar por el uso del espacio público, o sea que los tales trapitos rojos no tienen el permiso de ninguna autoridad para realizar este tipo de actividad en la vía pública; el llamado es a que no les paguen por el ‘cuidado’ de los carros porque les están acolitando una situación de usufructo del espacio público”, asegura Carlos Alberto Marín, subsecretario de Seguridad Vial y Control de la Secretaría de Movilidad.

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El inspector de Policía 14 B de El Poblado, Luis Fernando García, ha tenido que tomar cartas en el asunto. Asegura que en algunas oportunidades osados “traporrojos” utilizan conos de señalización vial para demarcar zonas de parqueo que tienen bajo su dominio. “Al poner los conos se genera una situación de apropiación del espacio, porque incluso le dicen al usuario: ‘le quito el cono pero le cobro cinco mil pesos’. Aunque este no es un comportamiento frecuente, sí he tenido que intervenir y decomisarles los conos”, asegura el inspector García.

Para el mayor Leonel Mauricio Rogeles, comandante de la Estación de Policía de El Poblado, no existe una legislación clara frente al tema. “Esa no es una actividad ilegal pero sí una actividad informal, legalmente todos somos ciudadanos y yo no puedo, en el espacio público, hacer que un ciudadano se vaya porque sí; para yo restringirle la movilidad a una persona debo estar enmarcado dentro de la norma, y debo hacerlo únicamente cuando haya cometido un delito o una contravención” y agrega: “Ahora, si ese señor que cuida carros le exige a un ciudadano dinero o pago por ese supuesto servicio, ahí sí tengo que intervenir como Policía”.

Pese a las múltiples quejas de la comunidad, que dice sentirse intimidada por los “traporrojos”, el mayor Rogeles asegura que en el mes y medio que lleva como comandante de la Estación de Policía de El Poblado, no ha recibido queja alguna, “en lo que yo llevo de comandante no tenemos un solo registro de peleas entre los trapitos rojos; no tenemos una sola denuncia en la que algún ciudadano nos diga ‘yo necesito a la Policía porque este señor me está extorsionando’; no tengo una sola llamada al 123 en la que me digan que necesitan una patrulla porque un trapito rojo está pidiendo plata o exigiéndola”.

Desde la estación fueron citados recientemente los cuidadores informales de vehículos. “Nos pidieron todos los datos: Nombre completo, cédula, dirección de la casa, teléfono, celular, fuera de eso, nos tomaron una foto y nos registraron en la computadora, aparte, nos dieron una charla y nos dijeron que tenemos que evitar problemas, que si un cliente no nos quiere colaborar entonces que lo tenemos que dejar ir” asegura *Rogelio Zapata, cuidador informal de carros en los alrededores del Parque Lleras.

Para los patios
Desde la Secretaría de Movilidad se asegura que un estudio que se adelanta permitirá tener un nuevo decreto que reglamente de manera más adecuada las zonas de estacionamiento regulado, incluso, consideraría extender los horarios de las celdas de manera que concuerden con la hora de cierre de los establecimientos comerciales.

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La comunidad habla
De una reunión de comerciantes del sector realizada a finales de abril, surgió la idea de ponerle a los “traporrojos” un chaleco para identificarlos. “Pienso que se corre un riesgo poniéndoles cualquier cosa que los identifique, porque parecería que se está legalizando el espacio para ellos”, comenta Elisa Sánchez, presidenta de Corpoblado. Por su parte, Luis Guillermo Orjuela, director ejecutivo de la Corporación Zona Rosa, dice: “Los parquímetros se hicieron para desestimular el parqueo en la vía pública, la empresa que los opera no se responsabiliza de lo que pase porque simplemente cobra por la utilización de ese espacio público. Yo lo que recomiendo es que la gente utilice los parqueaderos privados que existen en el sector, entre todos, suman 800 celdas de paqueo”.
*Nombres cambiados por solicitud de las fuentes

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