Parque de El Poblado

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Parque de El Poblado
 
 
Este fue, en cierto sentido, el lugar donde comenzó el arte colonial en la región, con la llegada ceremonial en 1618 de nuestra primera pintura religiosa, el cuadro de San Lorenzo
 
 
 
 
 
 
 
 
Por Carlos Arturo Fernández U.
 
 

El 2 de marzo de 1966, con asistencia del entonces presidente de la República, Guillermo León Valencia, Medellín conmemoró 350 años de haber sido fundada en el Parque de El Poblado. Se hacía referencia entonces al establecimiento del resguardo de San Lorenzo de Aburrá, creado por orden del Visitador Francisco Herrera Campuzano. Sin embargo, poco después, el Concejo Municipal definió como fecha oficial de la fundación el 2 de noviembre de 1675, cuando el Gobernador Miguel de Aguinaga proclamó la cédula real firmada por la reina regente Mariana de Austria que confirmaba la fundación de la Villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín, establecida alrededor de la Plaza Mayor, hoy Parque de Berrío. Y por eso, en 1975, nueve años después de la primera fiesta, Medellín celebró 300 años de existencia. Se ha dicho que es simpático que ésta sea una ciudad que “se quita los años” cuando todas las instituciones buscan la manera de aumentárselos. Y que es extraño que Medellín tenga 335 años cuando una fracción suya parecería acercarse a los 400…
Por supuesto, no se trata de volver sobre una discusión que está resuelta y superada. Lo importante es el reconocimiento de los valores de unidad ciudadana que se encarnan en esta fiesta de cumpleaños.
Seguramente para ser coherentes con la definición oficial, fue retirado el discreto monumento que en 1966 había sido inaugurado por el presidente Valencia en el Parque de El Poblado, y en su lugar, por encargo de la Secretaría de Educación, se ubicó en 1997 un “Monumento en homenaje al primer poblado” de 1616. Esta obra en bronce, de 3.30 metros de altura, realizada por Luz María Piedrahita, se refiere claramente a las condiciones de la primera fundación; en efecto, por medio de bajo relieves y de la imagen de una barequera que se agrega a la forma geométrica básica, hace énfasis en el encuentro entre los conquistadores y los indígenas, una situación propia del poblado de San Lorenzo y no, en realidad, de la villa posterior, que ya tenía características coloniales.
De todas maneras, incluso más allá del mencionado monumento, es importante recordar también la significación de este lugar fundacional que marca el comienzo legal del poblamiento del valle aunque, como ha sido definido, no la historia de Medellín. Por supuesto, nada queda del viejo resguardo que no contó con un trazado urbano ni con edificaciones diferentes al templo; además, como resguardo que era, estaba destinado sólo a los indígenas prohibiendo el mestizaje; y, en definitiva, decayó rápidamente.
Sin embargo, también éste fue, en cierto sentido, el lugar donde comenzó el arte colonial en la región, con la llegada ceremonial en 1618 de nuestra primera pintura religiosa, el cuadro de San Lorenzo, que fue centro del culto en El Poblado hasta 1720, cuando el viejo templo se derrumbó. Esa primera pintura se conserva hoy en la iglesia de San José, en el centro de Medellín.

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A partir del 11 de noviembre, el Museo de Arte Moderno presenta la exposición “Yo fui pintando lo que fui viendo – Relato de un país por Débora Arango”. Más que una exposición es una experiencia de época, para revivir los sucesos que marcaron las décadas de los 40, 50 y 60 en Colombia y que sirvieron de contexto para la producción artística de la Maestra antioqueña.

 
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