Odisea en silla de ruedas

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Un años después de graduarse como arquitecto en el año 91, Juan Pineda tuvo un accidente automovilístico en la vía Cali Buga y sufrió una lesión que lo dejó en silla de ruedas. Nunca antes había pensado en el tema de las barreras arquitectónicas: “En la universidad el tema de la accesibilidad era ausente y yo no tenía esa conciencia, pero a raíz de mi discapacidad empecé a investigar sobre el tema, a involucrarme en proyectos, a proponer y a promover estas acciones de accesibilidad para la ciudad”.

Los ojos en Metroplús
Juan Pineda es fundador y asesor de la veeduría ciudadana Medellín Accesible. Esta veeduría, integrada por varias personas con discapacidad física, vela por el cumplimiento de las normas de accesibilidad en la ciudad. Nació hace un año por la preocupación que surgió cuando se conocieron los casos de Transmilenio, en Bogotá, y Megabús, en Pereira, “pues a pesar de que el decreto 1.660 de 2003 exige la accesibilidad a los buses alimentadores, en estas dos ciudades no se había tenido en cuenta ni hecho efectiva esta norma. Vimos que había peligro de que en Medellín sucediera lo mismo y por eso empezó la veeduría, para hacerle vigilancia a Metroplús”. La preocupación con Metroplús no es con los 203 vehículos troncales que tendrá el sistema, pues a ellos se accederá por plataformas que están al mismo nivel del vehículo, “sino con los 869 buses alimentadores que contempla el proyecto, los que llegarán a las estaciones y tienen que cumplir con estas normas técnicas que implican plataformas porque son vehículos de piso alto, argumenta el arquitecto Pineda. Además, es mejor hacerlo ya, y no como pasó con el Metro, que pensó en accesibilidad después de estar en funcionamiento y que a pesar de que ha hecho mucho por ser accesible para todos los ciudadanos, sus resultados no son ideales.

Avance notorio
Sin duda, en los últimos años Medellín ha avanzado en materia de accesibilidad. Él cita como ejemplo el paseo de la Avenida El Poblado que, en su concepto, respeta los parámetros establecidos por el manual de espacio público: “Tiene buena accesibilidad, los cruces de los peatones contemplan la discapacidad y han sido juiciosos en el diseño y en la construcción”. También resalta las franjas táctiles para personas invidentes y los sistemas auditivos para que estas sepan cuándo pueden pasar. Igualmente destaca a la Avenida Oriental y el Paseo Carabobo, así como otros espacios para cuya construcción asesoró a la pasada Administración Municipal. Es el caso de los colegios de calidad, Plaza Mayor y los parques Explora y Juanes de la Paz.
Es lo menos que puede hacer Medellín, porque la población discapacitada, aunque según el censo del Dane es del 6.3 % se considera que podría llegar al 12 % y no se puede dejar por fuera del desarrollo y las oportunidades. No hay que olvidar que la ciudad alberga a muchas personas que han sido víctimas de la violencia, tanto en zona urbana como rural, y además presenta altos índice de accidentalidad, factor que ha aportado una alto cuota de discapacidad a las calles. 

 
     
 
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