Obras del Museo Ed.372 / Liberación la boca roja

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Las obras del Museo de Antioquia… una visita guiada
 
  Liberación la boca roja (Ed. 372)
Aunque no podamos entender fácilmente lo que aquí aparece, percibimos de inmediato que tiene raíces míticas y ancestrales, porque el artista se vincula con la santería yoruba, que concibe como una fuerza de identificación cultural del Caribe
 
 
Por: Carlos Arturo Fernández U., miembro del Grupo de Investigación en Teoría e Historia del Arte en Colombia, de la Universidad de Antioquia. Profesor de la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia.
 
Wifredo Lam (Cuba 1902 – París 1982) es uno de los artistas más autóctonos y, a la vez, más internacionales dentro del arte latinoamericano del siglo 20. Puede afirmarse que en su obra se manifiesta que el encuentro de culturas es fuente inagotable de ideas y sensaciones, lo que resulta en un arte más rico y vital.
Hijo de padre chino y de madre cubana con ascendencia indígena, y con una madrina curandera y sacerdotisa de la santería que siempre recuerda, Lam desarrolla su formación artística en España en un medio bastante tradicionalista. Sin embargo, en la Guerra Civil Española debe emigrar a París donde entra en contacto con las corrientes de vanguardia, en especial con el cubismo de Picasso y con el surrealismo, lo que le permite descubrir el camino que seguirá su obra a partir de ese momento.
“Liberación, la boca roja”, de 1947, es un óleo sobre tela, de 125 por 156 centímetros, que reúne los más significativos aportes culturales de ambos lados del Atlántico. Por una parte, es evidente que Wifredo Lam ha integrado los aportes de Picasso y que estudia con atención las propuestas del surrealismo; incluso acompañará a André Breton, el principal impulsor de ese movimiento, en viaje por el Caribe durante la Segunda Guerra Mundial. Puede decirse que, como en las obras surrealistas, las figuras o escenas que presenta esta pintura no parten de la habitual observación de las apariencias naturales sino que parecen pintadas en un estado de ensoñación y delirio, donde la imaginación, liberada del racionalismo, revela toda su fuerza creadora.
Pero, por otra parte, Wifredo Lam no se queda en el surrealismo; no le interesa tanto asemejarse a los europeos sino sumergirse en su propia cultura caribeña. Aunque no podamos entender fácilmente lo que aquí aparece, percibimos de inmediato que tiene raíces míticas y ancestrales, porque el artista se vincula con la santería yoruba, que concibe como una fuerza de identificación cultural del Caribe.
Estamos muy lejos de las estructuras racionalistas del arte occidental. En “Liberación, la boca roja” ni siquiera sabemos muy bien cómo se mueven las figuras, qué espacio ocupan, cómo se organiza el cuadro, qué está arriba o abajo. Nada de eso parece importar demasiado. Lo que el artista busca es introducirnos en un universo original y auténtico donde se impone la magia de una realidad que hasta ese momento no había sido tenida en cuenta por el arte. Pero, al mismo tiempo, reconoce que puede abrir esa puerta gracias a las herramientas que le proporciona la liberación artística de los movimientos contemporáneos, más allá de los límites regionales.
 
 
 
 
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