Obras del Museo Ed.355/ Junta Militar

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Las obras del Museo de Antioquia… una visita guiada

 
 

Junta Militar (Ed. 355)
Textos de Carlos Arturo Fernández, profesor de Artes de la Universidad de Antioquia y miembro del Consejo de Curaduría del Museo de Antioquia, para Vivir en El Poblado.

La artista padecía un verdadero exilio en su casa de Envigado y sus obras más comprometidas no eran vistas por casi nadie
 

Débora Arango nació en Medellín el 11 de noviembre de 1907. Comienzan, pues, en los próximos días las celebraciones de su centenario, que se extenderán a lo largo de todo un año. Por eso, es el momento de volver sobre la obra de una de las más trascendentales creadoras de la historia del arte en América Latina.
Junta Militar, un óleo de 178 por 138 centímetros, forma parte de la colección de obras que Débora Arango donó al Museo de Arte Moderno de Medellín en 1987, pero se expone en calidad de préstamo en el Museo de Antioquia donde contribuye a completar el panorama del arte colombiano y regional del siglo 20. Aunque no está fechada de manera precisa, es claro que la pintura corresponde al período inmediatamente posterior a la caída de la dictadura de Rojas Pinilla, ocurrida en 10 de mayo de 1957. El país quedó entonces en manos de una junta militar que gobernó hasta agosto de 1958, cuando se posesionó Alberto Lleras como Presidente de la República.
Pero no se trata solo de la referencia a un hecho histórico preciso. En realidad, desde el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en 1948, Débora Arango desarrolla un arte ardientemente político, en el cual toma partido contra la violencia y explotación que padece Colombia por cuenta de la clase política, enquistada en el poder. El drama de estas pinturas es todavía mayor si se piensa que, para entonces, la artista padecía un verdadero exilio en su casa de Envigado y que sus obras más comprometidas, entre las cuales se encuentra esta Junta Militar, no eran vistas por casi nadie. Parecía “una voz en el desierto”. Pero no puede olvidarse que el ostracismo al cual se ve sometida, es la consecuencia directa de los planteamientos que asume con su obra. En definitiva, lo que aquí aparece es su profundo compromiso ético con el arte y con la realidad.
La Junta Militar de Débora Arango está compuesta por cinco monstruos animalescos arropados con la bandera nacional. La deformación de las figuras y la brutalidad del color nos indican, sin lugar a dudas, que no se trata de recoger una anécdota histórica sino de insistir en el significado profundo de los acontecimientos.
Es evidente que Débora Arango no ve estos personajes como la salvación de la patria que entonces se proclamaba. Por el contrario, aquí se presenta el grito más ético, alto y desgarrado frente a la injusticia social y la falta de democracia, por la conciencia de los efectos de los hechos políticos sobre la existencia concreta de todos los colombianos, contra su dignidad y sus valores.

 
 
 
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