El voluntariado que ayuda a hacer crecer la música clásica

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 El programa Friends of New World Symphony, entidad aliada de Filarmed, da ejemplo de trabajo colaborativo entre las artes, el comercio, la tecnología y el emprendimiento
Por Laura Montoya Carvajal

Desde hace 5 años, los miembros o fellows de la academia de música sinfónica New World Symphony, que trabaja en Miami (Estados Unidos), vienen cuatro veces al año a Medellín a dictar clases para los estudiantes de la Academia Filarmónica de Medellín, el programa formativo de la Orquesta Filarmónica.

Estas clases se extienden a sesiones web mensuales donde los jóvenes, todos estudiantes de la Universidad Eafit, la Universidad de Antioquia, Bellas Artes, la Red de Escuelas de Música y el Colegio Diego Echavarría, se forman en diversos aspectos útiles para su desarrollo profesional, mientras aprenden del día a día de una orquesta.

Pero, además de este ejercicio pedagógico, hace pocos días el New World Symphony trajo a Medellín a su delegación de Friends, todos parte de una forma de voluntariado no muy trabajada en Colombia pero, según Iva Kosovic, directora de alianzas corporativas y del programa Friends, sí lo es en Estados Unidos y consiste en formar un grupo de personas jóvenes interesadas en la música que puedan brindar su conocimiento en pro de hacer crecer la organización y crear comunidad en torno a la música clásica, para darle su lugar en el mundo actual.

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Así, banqueros, emprendedores, financieros, ingenieros y otros profesionales conforman este grupo en red, que además está complementado por un comité de 40 líderes comunitarios que “le dan una nueva energía a la organización”, y acrecientan el interés por la música clásica en las nuevas generaciones, según describe Kosovic.

Ana Cristina Abad, gerente de la Orquesta Filarmónica de Medellín, explicó que “el gran reto de este acontecimiento es que este tipo de buenas prácticas pueda replicarse aquí, pero no solamente con la Filarmed sino con todo un circuito de artes, de tecnología y de emprendimiento que hay en la ciudad, de forma que podamos conectarnos con un voluntariado y podamos servirnos los unos a los otros”.

Y uno de los logros de la New World Symphony, con la ayuda de sus Friends, ha sido acercar más la música a públicos diversos. Chad Turner, presidente de Friends, cuenta que él nunca tuvo que ver con la música clásica, ya que trabajaba en finanzas, y que a través de una vecina comenzó a asistir a los eventos y finalmente a hacer parte de la organización.

Con su ayuda, se formó un plan de membresías para personas jóvenes, y a través de una red de ayuda con restaurantes, comercio y lugares de entretenimiento, ofrecen beneficios a sus afiliados, transversalizados por la música clásica.

Kosovic explica que “tenemos la idea de que la música clásica se presenta dos horas en una sala de conciertos y que debes vestir muy bien. La gente no crece acostumbrada a esto, al menos en Estados Unidos, y si no lo acostumbras te puede asustar y esa configuración mental puede prevenirte a ir de nuevo. Lo que hemos hecho muy bien es crear ambientes diferentes para que la gente vaya a escuchar la música”. La directora enumera conciertos en formato corto, colaboración con artistas visuales para experiencias multimedia, y un formato de club nocturno donde los músicos se intercalan con un dj, y tienen la oportunidad de conversar y compartir con los asistentes. “Se trata de mantener la integridad artística de la música, pero haciéndola más accesible, presentándola en lugares inesperados”.

Para Abad, es claro que la música clásica en Medellín necesita de experiencias similares: ”Tenemos que romper la estigmatización de este tipo de música: que solo es para dormir, o para cierto tipo de gente. No es verdad. Lo que necesitamos es generar curiosidad, que toda la ciudad entienda que esta es su orquesta, su academia, un símbolo de ciudad. Los músicos son tan importantes como los deportistas y ellos realmente transforman la sociedad, así como el arte y la cultura”. Por eso tanto la orquesta como la academia han buscado hacer conciertos que se salgan de las formas habituales, buscando generar una curiosidad que se convierta en hábito.

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“Creo que está probado en Medellín así como en Miami que la música tiene un increíble poder de transformación para las ciudades”, concluye Kosovic. La directora dice que espera que los convenios de la New World Symphony se amplíen a otras ciudades de Colombia, para generar redes de colaboración aún más extensas.

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