“Me voy muy satisfecho”: Alfonso Arias

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Entrevista con el saliente Gerente de Filarmed. Mensajes para Federico Gutiérrez, Fajardo, Aníbal y Luis Pérez y para su sucesora

Por Juan Felipe Quintero

Se va Alfonso Arias. Deja el cargo de gerencia de Filarmed con notas de desgaste, de grandes retos cumplidos y de tareas que no pudo ver concluidas, y, en el sentido más amplio, con plena satisfacción, tras once años de ejercicio. Se va orgulloso de la Orquesta, del talento musical y humano que le dan forma, porque se constituyó en “instrumento para la internacionalización de la ciudad”.

Mirando atrás, a 2004, ¿qué orquesta tenía Medellín?
“De condiciones precarias y dificultades financieras, era más un proyecto, que una orquesta, no teníamos solistas, ni directores invitados, no teníamos piano, arpa, contrafagot, y algunos de los instrumentos eran de baja calidad. Por supuesto, hay que agradecer que la ciudad tuviera una orquesta y reconozco los méritos de los fundadores: el Estudio Polifónico y el maestro Alberto Correa”.

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< Alfonso Arias

¿De esa carencia se salvaba el talento?
“Había talento, pero poca formación. No eran profesionales de la música, eran personas que se habían hecho solas, la mayor parte. Fue clave dentro de la gestión conformar un grupo de alto nivel, apoyarlo, acompañarlo para que hiciera sus estudios. Ha sido un proceso muy largo”.

Para ese cambio de perfil fue clave el acompañamiento de la empresa privada.
“Logramos unos lazos de cooperación más intensos con la empresa privada, como Bancolombia o Sura, con el sector público también porque recibimos apoyo del Ministerio de Cultura, de la Gobernación en su momento, no tanto en el último periodo; de la Alcaldía, que siempre ha sido un fuerte patrocinador, aunque debería ser más, vínculos con EPM y Ecopetrol, más convenios de cooperación con otras orquestas, con academias y festivales internacionales”.

¿Cuánto vale una orquesta?
“El presupuesto para 2016 es cercano a los $6.000 millones, que es insuficiente. El Municipio nos contrató servicios por $1.300 millones, una suma ridícula. La Orquesta Filarmónica de Bogotá tiene recursos de la Alcaldía por $44.000 millones, no tiene que buscar la empresa privada. En Medellín la Alcaldía no debería contratar con la Orquesta por menos de $4.000 millones. Es increíble lo que hacemos con un aporte tan pequeño. Los aportes privados son peligrosos porque así como vienen, se van”.

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Del abogado del diablo: ¿Cómo destinar tal cantidad de recursos en una región plagada de carencias?
“Si dejamos el arte para cuando estén solucionados todos los problemas de la sociedad, nunca tendremos arte. El arte y la cultura hay que apoyarlos así haya otras necesidades muy urgentes, son lo trascendente de una sociedad”.

Más del abogado del diablo: ¿Son muchos recursos destinados a un segmento pequeño de ciudadanos?
“Es elitista mientras no se le invierta lo suficiente. Hay que llevarlo a todos los rincones de la sociedad, para dar acceso a una de las mayores manifestaciones del intelecto humano”.

¿Qué ocurrió con el público en estos once años?
“Para la época era un público conformado por personas mayores, que había acompañado la Osda, con sus carencias, pero muy querida por la sociedad. La Osda formó el público. Hemos logrado un acercamiento importante con los jóvenes. Falta mucho por hacer, pero los visitantes extranjeros se sorprenden de ver la edad del público en los conciertos. En Europa no es así”.

En ese logro ha sido fundamental el rol de la Academia Filarmónica.
“Lleva un mensaje sobre que esta música no es para viejitos, sino una experiencia llena de vida que todos pueden disfrutar”.

¿Por qué se va?
“Ya realicé una tarea importante, producto de un trabajo en equipo. Conseguir recursos es muy desgastante. La gente se cansa de verlo a uno pedir más plata. También es conveniente darles la oportunidad a otras personas de que aporten lo suyo, otras fortalezas, otros argumentos”.

¿Para dónde va?
“En 2004 ya estaba dedicado a mis aficiones. Pintura, escultura, fotografía, escritura. Allí quiero regresar”.

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¿Y la música? ¿No lo atrapó en estos 11 años?
“Me hubiera encantado tocar el violín o el piano, pero ya no es hora de aprender”.

¿Cuáles retos le quedaron pendientes?
“El principal es que el Municipio se apersone de la Orquesta, como patrimonio cultural de Medellín. El Concejo estableció que el Municipio destinará los recursos necesarios y eso no se ha dado”.

¿Y la sede?
“Venimos trabajando con el Municipio por una sede en Ciudad del Río. Una hectárea que hace parte de las obligaciones urbanísticas del urbanizador. Habrá edificaciones para el Ballet Folclórico de Antioquia y para Cantoalegre. Nuestro espacio será para ensayar, cabe una orquesta grande, de más de 100 músicos, con coro y con agrupación invitada, para hacer conciertos de pequeño formato”.

¿Cierra un año inolvidable para la música en Medellín?
“La programación es de muy alto nivel y la de 2016 es admirable en repertorio, agrupaciones y solistas. Muy pocas orquestas en Suramérica han interpretado el repertorio que hemos abordado. Las sinfonías de Mahler, de Beethoven, de Bruckner, los poemas sinfónicos de Strauss… Es una programación de una ciudad europea pequeña”.

¿Son pruebas del nivel de la Orquesta?
“Nos llueven las propuestas. Esta semana llegó una solicitud de Maksim Vengérov, uno de los grandes violinistas del mundo. O el Coro de Berlín, que tuvimos semanas atrás, 70 personas que visitaron la ciudad, que se fueron encantadas”.

Ya le dejó su mensaje al próximo Alcalde ¿Qué le dice a la nueva Gerente, Ana Cristina Abad?
“Es excelente, estupenda. Hará una gestión muy enriquecedora. Tiene un grupo humano maravilloso, entusiasta, altamente calificado, ciudadanos valiosos, que realizan una tarea fundamental”.

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