¿Matar a la mamá no es pecado?

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Por Esteban Carlos Mejía
Por Esteban Carlos Mejía
Después y antes de Dios es una novela sobre el asesinato de una matrona por su propia hija, la fuga de la asesina junto con Bibiana, su joven amante, el posterior secuestro de ambas… más un final que no les voy a contar

/ Esteban Carlos Mejía

Dicen que Manizales es la ciudad con más VIP’s (Very Important Person) por metro cuadrado pues cada manizalita se siente la persona más importante de la comarca. No sé. En cambio, me consta que allá vive el escritor con más premios literarios por metro cuadrado en Colombia, mi doctor Octavio Escobar Giraldo, médico cirujano.En los últimos seis meses, Octavio se ha ganado dos premios, uno de poesía y otro de novela, un galardón por trimestre. En abril su libro Historias médicas ganó la sexta versión del Premio de Poesía Inédita Fundación Tertulia Literaria y en septiembre se llevó el Premio Nacional de Novela del Ministerio de Cultura con Después y antes de Dios, que previamente en junio de 2014 había obtenido el XLV Premio Internacional de Novela Corta “Ciudad de Barbastro”, en España.

Después y antes de Dios es una novela compacta, franca, impía, la descarnada relación en primera persona del asesinato de una matrona por su propia hija, la fuga de la asesina junto con Bibiana, su joven amante, el posterior secuestro de ambas… más un final abrupto que no les voy a contar ni bajo amenaza de excomunión. O exorcismo. Narrada con la típica economía de recursos del género policíaco, la historia está signada por la neurosis religiosa y sus nefastas consecuencias en almas puras y castas. La protagonista es una millonaria ahombrada y católica, muy católica, catoliquísima, que no tiene ningún empacho en despenar a su madre sin escrúpulos: “Volví a la cocina y sin pensarlo tomé el cuchillo. Lo clavé en su espalda una, dos, tres veces, con todas mis fuerzas. Si digo que no la quería matar sé que nadie me creerá, pero es la verdad, la única verdad. Quería que se detuviera; quería un poco de paz y de silencio” (pág. 26).

Santos, vírgenes, mártires, reproducciones de cuadros de El Greco, milagros, beatos, Papas, camándulas, reliquias, todo un catolicismo de carnaval envuelve las pasiones, los engaños, el arribismo y la hipocresía de los personajes, incluidos el padre Daniel Ardila, promotor de una pirámide financiera dizque a favor de los pobres vergonzantes; el tío Aníbal, oveja negra o ángel caído de la familia, y el detestable Eduardo Correa, abogado y forajido, valga la redundancia, y los forajidos me perdonen. Ateos, creyentes o agnósticos, por favor, lean Después y antes de Dios, del buen Octavio Escobar.

* Body copy. “Manizales se despertaba con una complacencia que por primera vez en la vida me intranquilizó. […] las calles que bajan desde Chipre parecían detenidas en el tiempo. La mole de hormigón armado de la catedral, que algunos consideran neogótica y otros un adefesio –a mí me gustan sus espacios interiores, sus vitrales-, todavía supera la altura de los edificios del centro. Las luces de los barrios brillan en la noche con la misma intensidad, como si todos fuéramos iguales, como si todos fuéramos inocentes. Pocos recuerdan que la ciudad fue fundada en un sitio tan alto, para disparar desde arriba a las tropas del sur del país, para que fuera más fácil matar gente”.

Octavio Escobar Giraldo. Después y antes de Dios. Pre-Textos / Intermedio. Segunda edición, octubre de 2016
* * Vademécum. ¿Abrupto? “Áspero”. ¿Empacho? “Turbación”. ¿Vergonzante? “Dicho de una persona: Que siente vergüenza, especialmente referido a quien pide limosna con cierto disimulo o encubriéndose”. ¿Adefesio? “Persona o cosa ridícula, extravagante o muy fea”.