Los desayunos de aeropuerto internacional

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Los desayunos de aeropuerto internacional

 

 

Uno de los chistes más clásicos de panadería, puede aplicarse a los negocios de comida de nuestros aeropuertos. El chiste es así:

Cliente: Señorita por favor ¿tiene pan fresco de hoy?
Vendedora: No señor.
Cliente: ¿Qué hago para conseguir pan de hoy?
Vendedora: Venga mañana.

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Aquello de tener que salir en el primer vuelo de la mañana es algo que me asegura comenzar el día con el estómago penando. Voy a generalizar y creo no equivocarme: en ningún aeropuerto importante de Colombia se puede desayunar con satisfacción. Cada vez que tengo que viajar con levantada obligatoria desde las 4:30 a.m. jamás he logrado satisfacer mis jugos gástricos matutinos y por más variaciones o combinatorias que me invente, las cosas me salen mal.

No voy a despotricar gratuitamente de los negocios que en estos lugares operan; necesario es reconocer que desde hace algunos años el empeño por vender buen café se ha generalizado y al menos el tinto mañanero sale convenientemente, así sea servido en pocillo desechable. Pero no alcanzo a entender el por qué la mayoría de aquellos negocios no logran tener sus productos para el desayuno con la frescura del mismo día, razón por la cual a los clientes que nos acercamos entre las 5:30 a.m. y las 7:30 a.m. nos toca obligatoriamente producto del día anterior y lo peor, recalentado en horno microondas. Obviamente que yo nunca caigo en semejante procedimiento; pero me quedo aterrada de la cantidad de gente que acepta sin remilgo alguno tan inmediato resultado. Nada más espantoso que un buñuelo, una empanada o un pastel hojaldrado pasados por la mágica calentura del microondas… su flacidez me impacta y el remedo de sabor es evidente.

Aún tengo en mi memoria los aromas del segundo piso del Olaya Herrera, épocas en que al llegar a aquel lugar en las horas de la mañana solo olía a huevos pericos, café fresco y pan tostado y si el asunto era al medio día, los nobles aromas de chicharrón y costilla frita invadían el comedor (plaza preferida para almorzar por los pilotos comerciales de aquellos años).

Seguramente las leyes del mercado no aconsejan montar un auténtico restaurante en un aeropuerto internacional, pero sinceramente no logro entender cómo es posible que en nuestros actuales aeropuertos, la oferta de comidas sea algo tan descuidado y de tan baja categoría. Una cosa es mecatear y otra muy diferente es comer.

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No logro entender cuáles serán las razones por las que ha desaparecido de los aeropuertos el restaurante con servicio a la carta. Conozco todos los aeropuertos importantes de este país y en ninguno de ellos se puede disfrutar de un buen comedor y menos aún de una buena cocina. Alguien tendrá las cifras de los vuelos que se aplazan en los seis más importantes aeropuertos de Colombia, no solo en las horas del desayuno sino igualmente en las horas del almuerzo. Cuántas veces y cuántas personas se ven obligadas a esperar su vuelo entre dos o más horas, tiempo más que suficiente para sentarse a manteles a disfrutar de un buen servicio de mesa y revisar su documentación o papeles personales.

¿Cuál será la razón para que no exista un buen comedor, con buen servicio de bar y buen servicio de café? Definitivamente la cultura del afán y del autoservicio nos tiene dominados: recibimos la comida parados y la llevamos a una mesita diminuta, todo en vajilla desechable y al terminar colaboramos tirando todo a la basura… todo es todo… ¡hasta la comida!

 
 
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