Lina María Moreno

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  Lina María Moreno  
     
 
El mismo día recibió el resultado positivo para cáncer. Solo recuerda que en ese momento se quedó en blanco. Con dos hijos, la preocupación era exclusivamente por ellos.
 
     
 
 
     
 
Cuando a Lina María Moreno le diagnosticaron cáncer de mama, su madre se había muerto hacía 3 años de la misma enfermedad. Esta ingeniera de alimentos se había caracterizado por ser la que se ocupaba de los demás, la que controlaba el hogar y el trabajo, perfeccionista, metódica y llevar un ritmo de vida donde todo era más importante que ella. No obstante Lina hacía un examen médico anual y por los antecedentes de su madre venía haciéndose el autoexamen cada mes. Así notó una bolita en el seno derecho a la que el ginecólogo le exigió una ecografía y mamografía. El mismo día recibió el resultado positivo para cáncer. Solo recuerda que en ese momento se quedó en blanco. Con dos hijos, la preocupación era exclusivamente por ellos. En febrero de 2007 se hizo una biopsia que confirmaba el resultado. Leyó varias veces el resultado buscando que no hubiera un error. Empezó a enfrentarse a una enfermedad desconocida dejando a un lado esa personalidad de comando, y dejando que su familia decidiera por ella lo que fuera mejor. Después de informarse bien la decisión fue una mastectomía radical y en la misma intervención hacer la reconstrucción del seno con prótesis sobre injerto del músculo de la columna. La operación duró 9 horas y continuó con una recuperación de 4 meses acompañada de quimioterapia donde perdió el pelo, las pestañas, cejas y subió de peso.
Aunque ella escogió irse a vivir donde una hermana para que la cuidara, sus hijos supieron de la enfermedad y se angustiaban por el cambio físico que esta implicaba. Pero para Lina eran peores los malestares, la fatiga y la depresión por sentirse enferma.
Lina sabía que muchas parejas no aguantaban las dificultades que traía el diagnóstico de cáncer. Ella no fue la excepción al no encontrar apoyo suficiente en su esposo y se separó. Sin embargo el matrimonio hoy tiene una buena relación gracias a un proceso de perdón que Lina quiso hacer con su esposo y con otras personas, incluso con ella misma.
Su tratamiento terminó en julio y ahí empezó a tomar Tamoxifén, la droga de control, que tuvo que suspender en enero de este año por que le caía mal. En abril sintió nuevamente una bolita en el mismo seno que resultó ser la reproducción del cáncer en la cicatriz de la biopsia inicial. Allí, entre la piel y la grasa, se habían quedado células del cáncer que causaron la recaída. Lina lo ve como una segunda llamada de atención porque al sentirse bien después del primer tratamiento había empezado a llevar nuevamente esa rutina con pocos cuidados. Hace 4 meses tuvo la cirugía para remover el segundo tumor y hoy continúa con tratamiento de radioterapia.
Desde el día del primer diagnóstico Lina se unió a un grupo de apoyo que la ayudó a ver la enfermedad como un maestro, le dio las ganas de seguir adelante y no desfallecer pero, sobre todo, en el grupo aprendió 3 cosas: que no era la única ni estaba sola, que no se iba a morir puesto que había casos más graves de cáncer que habían sobrevivido y que lo más importante era darse tiempo y quererse.
 
 
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