Las mujeres que se fueron

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Las mujeres que se fueron
Me encanta Santander.  

Me encanta Santander. Bucaramanga es una ciudad deliciosa; como un Medellín chiquito (qué tan paisa, ¡cierto!). Esta bella tierra hospitalaria ofrece sin duda una de las mejores cocinas regionales de nuestro país. Cabrito, huevos de tortuga en extinción, hormigas culonas, cebollitas picantes, gallina sudada, sopa de frisoles con queso, encurtidos, carne oreada, yuca sin igual preparada de mil formas y muchas otras delicias que sin duda dan origen a una cultura gastronómica de admirar, aunque debo decir que lo único realmente espantoso es el caldo con leche, cebolla y huevo flotador con que desayunan algunos enguayabados… Ahí está la Virgen, tan horrible que ni del nombre me acuerdo pero Doña Gula debe saber sobre esta costumbre del oriente colombiano, que no se usa por aquí.

De Santander precisamente llegó al mercado europeo y americano el chocolate Santander. Tal vez el producto gourmet más importante fabricado hasta hoy en Colombia. Primer chocolate de origen del país, en el cual la Compañía Nacional de Chocolates lleva investigando, invirtiendo y desarrollando muchísimos años y que además representa varias canas y orgullo con razón de su timonel y capitán, Doctor Carlos Enrique y de su equipo de trabajo.
Colombia debe saber que este chocolate quedó de segundo en una cata con expertos internacionales, en la que se probaron las marcas más importantes del mundo. Para los catadores fue la mejor sorpresa del evento y el chocolate, 100% colombiano, resultó exaltado por sus características notables, textura, sabor y aroma. Aquí se consigue en varias presentaciones en barra al 36, 53, 65, 70%, además con café expreso y trozos de café. Pero realmente lo interesante es su cobertura al 70% para los postres gourmet de los restaurantes, que se consigue a través de los canales de distribución de la compañía que atienden el mercado institucional. Qué pena no poder ser muy objetivo, pero me encanta.
Una recetica rápida como para bañar un helado de vainilla, o bien el ombliguito de la novia el sábado cuando los papás salgan: Ganache de chocolate Santander: Escoja el porcentaje que más le guste; ya sabe, 70% para los que les gusta amargo, o 36% para los que les gusta suave, o un intermedio, o una mezcla, o como quiera, pero pique tres chocolatinas de Santander de las que venden en el mercado y póngalas en una coca o bowl. Aparte caliente 200 gramos de crema de leche hasta hervir. Vierta la crema muy caliente sobre el chocolate picado revolviendo constantemente hasta lograr una crema oscura y suave, brillante, apetitosa y deliciosa… peligrosa para las enfermas por el chocolate, o para usted tibiecita en el ombligo.
Se fue Laura Londoño a estudiar a la escuela de gastronomía de Paul Bocusse en Lyon, cuna de la cocina francesa. Tuvo que pasar por varios meses de muy difíciles pruebas en purísimo francés, pero finalmente fue aceptada. Sus papás lloran con razón la ausencia, pero deben llorar de emoción y de orgullo por ese carisma y esa sonrisa dulce que a todos nos hace muchísima falta. Laly, ahora que estás en una de las mejores escuelas del mundo, recuerda, primero viene lo difícil, después viene lo bueno. Me encantan los jóvenes que como Laurita, salen a estudiar para volver con sus ideas tan necesarias para nuestra gastronomía. Si Johnny y Lina están muy tristes lo mejor que pueden hacer es irse a pescar. Laly eso sí, para ser feliz no te vayas a enamorar de un francés.
Se nos fue Marcelita. Y nos quedamos mudos. Señorita, su alegría nos hace muchísima falta. Llame cuando tenga el entable que ya tenemos combo de colegas. A usted le deseamos toda la suerte del mundo. Por qué será que todavía mucha gente en este país no puede ver un pobre con jíquera.
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