Hoy puedes hacer la diferencia

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Por: Carolina Zuleta Maya

“Antes de morir quiero saber que durante mí vida he generado gran felicidad a los demás. La amistad, todos estamos de acuerdo, es una de las mejores cosas de la vida, y quiero tener muchos amigos. Pero no moriré completamente satisfecho a menos de que sepa que aquellos con quien he tenido relaciones cercanas han obtenido verdadera felicidad de su amistad conmigo. Por otra parte, siento que existe un placer realmente sincero en agradar a los demás, una especie de placer que no se puede obtener de cualquier otra manera. Todos queremos mucha felicidad en nuestras vidas, y darle felicidad a otros es una de las formas más seguras de conseguirla para nosotros.”. Tomado del libro “The Best Advice I Ever Got: Lessons From Extraordinary Lives”, escrito por Edmund N Carpenter II – veterano de Guerra y reconocido abogado.
Creo que la mayoría compartimos el deseo de Edmund Carpenter: tener amigos y hacerlos felices. También creo que la mayoría ha sentido la satisfacción que se deriva de servirle a otra persona, la felicidad que se siente cuando sabes que otra persona está mejor gracias a tu ayuda. Este sentimiento es tan fuerte y poderoso que existen religiones y filosofías cuya base es el servicio a los demás. También hay respaldo científico que dice que servir a los demás está en nuestro código genético y que cuando servimos a los otros tenemos menos riesgo de sufrir enfermedades del corazón. Entonces, ¿por qué no lo hacemos?
Una de las cosas que más me intriga en la vida, es por qué los seres humanos elegimos hacer una u otra actividad; por qué aún cuando reconocemos que ciertas actividades nos traen enormes beneficios no las hacemos, como por ejemplo servir a los demás; mientras que gastamos gran parte del tiempo en actividades que no son tan valiosas, como ver TV. Si existe tanta evidencia externa y en nuestra propia vida que asegura que obtenemos satisfacción y que nuestra vida cobra sentido cuando servimos a los demás, ¿por qué no vivimos más la vida en función del servicio? En el libro “El Poder de Servir a Otros”, Gary Morsch y Nelson Dean dicen que es por una sola razón: porque las personas simplemente no sabemos lo fácil que es.
Las oportunidades para servir aparecen en cada instante, no pienses que para servir debes esperar la oportunidad para cambiar el mundo, pues es probable que esta nunca llegue. Como decía el tenista Arthur Ashe, “Empieza donde estás. Usa lo que tienes. Haz lo que puedes.” Servir no depende de nada, ni de nadie. Sólo depende de ti. Servir no significa cambiar el mundo, sino poner tu granito de arena. Mira a tu alrededor y pregúntate ¿qué puedes hacer hoy por los que te rodean? Y si no lo sabes, pídeles que te digan en qué puedes ayudar.
“Lo importante no es cuantos amigos tengo, sino cuantas personas piensan que yo soy su amigo”.
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