“Hay que cambiar la política”

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Cuándo usted recibió la Alcaldía, las relaciones del Estado (el Municipio) con la comunidad de El Poblado eran de antagonismo. ¿Cómo son tres años después?

En eso hemos avanzado enormemente. Estoy seguro. La de El Poblado siempre será una comunidad crítica, y eso no está mal, pero yo estoy seguro de que la mayoría de las personas de aquí entiende lo que estamos haciendo. Y hemos conversado, y hemos socializado y hemos ido por todos lados, y nosotros hemos hecho un esfuerzo grande y corregido dificultades. Yo creo que hoy hay una relación muy distinta a la que recibimos hace tres años.

Ya empezó la campaña para sucederlo y circulan en El Poblado mensajes anónimos con información malintencionada sobre las obras públicas en curso. ¿De dónde viene eso y cómo le afecta?

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La gente tiene que ver quién puso este cartel aquí y quién lo está diciendo. Hay enmascarados y nosotros sabemos quiénes son. Y los que se enmascaran para decir las cosas son los mismos que cuando manejan las cosas las hacen enmascaradas. Ahora, si algo nosotros hemos hecho, y está documentado, es obras de la mejor calidad tanto para la gente más humilde como para el resto de la ciudad. Si en algo hemos avanzado en estos tres años es en integración social. Y esos enmascarados que buscan generar insatisfacción, precisamente por ser enmascarados no tienen ningún valor. En Colombia, por principio no se le debe creer a nadie que use máscara. Todas las intervenciones que estamos haciendo en Medellín, son de calidad; y es una decisión política de respeto y de inclusión. Ese es un mensaje para esta sociedad pues no estamos diciendo que le damos una cosa a los ricos y otra distinta a los pobres. Ese es un orgullo mío como Alcalde y es un mensaje poderoso porque no le hacemos venias ni a los unos ni a los otros sino que trabajamos con todas las personas. Nosotros no hacemos esas divisiones, que son una vulgaridad.

La proliferación de habitantes de la calle en El Poblado evidencia graves problemas sociales y da sensación de inseguridad. ¿Cómo enfrenta el Municipio este problema?

En El Poblado todos los índices de delincuencia en términos generales están a la baja, no obstante nosotros tenemos que ser respetuosos de las personas porque esto no se hace a las patadas. No se pueden sacar las personas a la fuerza. A cada persona le tenemos que ofrecer una alternativa para tomar cierto tipo de acciones. Esa es una tarea en la que hay que estar físicamente encima a todas horas y en todos los momentos y en todas las circunstancias. Esa tarea la hacemos y la seguiremos haciendo y hemos avanzado en el programade no más limosna, que en El Poblado es importantísimo y tenemos que explicarle a la ciudadanía que hay que romper cierto tipo de forma paternalista de acercarse a las personas porque nosotros como Estado tenemos alternativas para todas las personas que hay en la calle, pero detrás de todo esto hay negocios muy grandes de explotación. La campaña de no más limosna es una forma de combatir esto. Yo era de los que daba limosna porque a mi me conmovía, pero ese es el error más grande que uno puede cometer (la limosna). Tenemos la obligación de dar alternativas, pero no permitir la limosna. Eso nos va a dar resultado.

Pero a mucha gente no le dice nada la situación macro sino que le preocupa lo inmediato, el frente de su casa.

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El ciudadano corriente no tiene por qué saber de todos los problemas que enfrenta un alcalde, pero le pido que haga el esfuerzo por entender Este problema es un reflejo de nuestra sociedad, pero a la ciudad donde llega más gente a la calle es a Medellín. Aquí el clima y las condiciones de vida de la ciudad son más favorables que las de otras capitales. En diciembre llegan buses llenos, no quiero entrar en detalles, pero así es. Son problemas de todo el país, pero aquí se reflejan más.
El individuo es aquel que solo piensa en su interés: “Quíteme a este de la puerta”. El ciudadano es el que es capaz de pensar: “Está en la puerta y hay alguna razón”. Eso es lo que yo le digo a la ciudad, ese salto de pensar un segundo más es lo que hace al ciudadano.

El proyecto de intervención en el parque Lleras aludía a eso, al compromiso de los ciudadanos, en plata inclusive, y no se volvió a hablar de eso. ¿En qué quedó?

Y a ese compromiso le trabajamos mucho y no fueron capaces los particulares de allá de aportar. Y es un asunto de justicia con la ciudad, podemos seguir insistiendo, pero el mensaje es “hagámoslo juntos”, y no hemos podido.

¿El problema es de plata?

No, la ciudad tiene la plata para hacer ese proyecto. El problema es de concepción de sociedad, de hacer parte, de decir “yo también participo de esto”, de ser parte de la construcción de la ciudad. Como Alcalde yo puedo hacerlo y congraciarme con una gente y después decir “yo hice este parque”, pero no. El mensaje es “hagámoslo juntos”. Esta ciudad necesita que los ciudadanos aporten y pongan. Yo quiero hacerle el esfuerzo a esto y sacarlo adelante, juntos.

¿De qué se va acordar la gente cuando piense en el gobierno de Fajardo?

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Se van a acordar de muchas cosas buenas. Seguramente será de la educación porque yo hablo de la educación en un sentido amplio, no solo escolar. Y en El Poblado la gente va a decir que este Alcalde sí fue capaz de hacer las cosas: La 10, la Avenida El Poblado, Los Balsos, La Presidenta, La Regional, La 34, Las Palmas, etcétera, pero todo con una concepción de ciudad.

¿Qué es una concepción de ciudad?

Es el significado del espacio público. Nosotros no tenemos la menor duda de que esta ciudad no es para crecer fortaleciendo el transporte individual; estamos creando una estructura de espacio público para que haya un buen servicio de transporte público y la gente tenga alternativas. El espacio público es fundamental para las relaciones de convivencia en una sociedad. El Parque Lineal de La Presidenta va a ser fundamental. Es lo que hemos hecho con Carabobo, que visto en todo su contexto, es una conexión que atraviesa la cuidad desde Eafit hasta Moravia.
Estas cosas se hacen por convicción política, por principios. Uno puede dejar las cosas como están y no le pasa nada. La popularidad sigue altísima, etcétera. Pero nos metemos a hacer las cosas por convicción. Para eso es la política, para tomar decisiones. Intervenimos en El Poblado y salen algunos con la idea de generar malestar por la incomodidad obvia que producen las obras públicas. Pero nosotros ponemos la cara, hablamos con la gente, escuchamos, y sacamos las cosas adelante.

¿Por qué tanta plata para el presupuesto participativo? ¿Está la comunidad preparada para eso?

Sí, claro. El técnico trabaja al lado de la comunidad hasta cierto punto, pero es la gente la que toma la decisión. Vaya a la comuna 1 y verá que las personas de allá crearon el fondo para la educación superior, y se lo inventaron allá. Esa es la democracia. Tenga la certeza de que en los sectores más humildes las discusiones son más tremendas. Y eso es bueno, porque habla mucha gente que antes no tenía voz y ahora hay menos violencia, más participación. Ahora, en El Poblado la gente tiene que participar. ¿Por qué me metí yo a la política? Porque si uno no participa, las decisiones las toman otros. Esa es la razón por la que estamos acá.

¿Vale mucha plata ese aprendizaje de la comunidad?

No, eso es mínimo. Esa es la democracia. Con lo que hemos hecho en presupuesto participativo la ciudad ha tenido un avance gigantesco. Si la comunidad dice que lo que quiere con esa plata es una pista de baile, pues se hace, pero esa es parte de la responsabilidad de la ciudadanía. El esquema en el que una sola persona toma todas las decisiones, el Alcalde, no funciona.

¿El programa del buen comienzo es el punto de quiebre para transformar a Medellín?

Una niña de El Poblado es una privilegiada porque hoy los papás la tienen en una buena guardería, mientras la niña de la señora que asea su casa no está en ninguna guardería. Ya de una vez la historia de esa muchachita está escrita en un buen porcentaje por ese arranque. La educación, ofrecer una educación pública de la mejor calidad, es la herramienta para luchar contra la desigualdad, un problema mucho mayor que el de la pobreza. Esto significa un cambio fundamental para esta sociedad.

¿Y cuándo será esto palpable en la ciudad?

Unas cosas son a largo plazo y otras palpables desde ya. Cuando yo hablo de Medellín la más educada lo hago en sentido amplio. Con los parques biblioteca les ofrecemos a las personas la posibilidad de transformar sus vidas. Yo podría en ese espacio hacer la piscina, canchas de básquet y de tenis, todo cubierto para los que les gustan los techos. Y mucha gente quedaría feliz. Pero la decisión de un político es ofrecer un proyecto de ciudad donde nos podamos encontrar. Esta es una ciudad que se está transformando y que va a ser más incluyente y que la gente no va a depender de su condición social original para poder ser persona.

¿Ese tipo de cambios si dependen de un gobierno?

Estamos haciéndolo y por eso esta ciudad tiene que seguir por el camino que nosotros abrimos y no por otro. Ese es el reto que tenemos.

¿Están sentadas las bases para que sea quien sea el próximo Alcalde, Medellín tenga que seguir por este camino?

El que quiera destruir, destruye. Pero la ciudad sí ve que este camino es bueno y el año entrante lo va a ver más claro. Hay que seguir luchando contra la corrupción. Lo que pasa hoy en Colombia es que le quitan la máscara a una cantidad de gente. Y cuando se habla de parapolítica es que lo que la gente común y corriente no ve, en la política existe: las cosas horribles que se hacen por detrás y aquí en Medellín se han hecho y se hacen, de diferentes formas. No es charlando que decimos que hay que cambiar la política. La forma como se hace la política produce un tipo de ciudad. Por eso la transparencia es una exigencia y la ciudadanía debe poder mirarle los ojos y la espalda a la persona que vaya a elegir; y no transar con que fulano va a robar pero poquito o que en otras partes es peor. Hay que exigir un comportamiento ético.

Esto ya suena a una concepción más amplia de sus aspiraciones políticas.

En Vivir en El Poblado me conocen bien porque me vieron arrancar de cero en enero de 2000. Yo sé que lo que hemos construido es valioso, por la forma de hacerlo, por la gente que trabaja con nosotros y que ha hecho cosas muy valiosas. A mí me llaman de otras ciudades para que expliquemos lo que hacemos en Medellín y comparan con otras, pero yo tengo para decir lo mismo de siempre: de niño no soñé con ser Alcalde y jamás me pasó por la mente ser Presidente de la República. Yo tengo clara una cosa. Por fortuna yo llegué viejo a esto porque si me desconcentro porque salgo en revistas y me elogian pierdo la cabeza. Claro que siento orgullo, pero yo sé que eso no es por bonito sino por lo que está pasando en Medellín. Yo aprendí, porque mis valores son del mundo académico, que no me debo desconcentrar. Si dejo que eso pase, me voy de Medellín y no puedo dejar que eso pase. Yo de aquí no me muevo. Hasta el 31 de diciembre de 2007 yo estaré aquí con toda la capacidad que pueda tener en la vida. Debemos terminar bien lo que estamos haciendo en Medellín. A mí me dicen “usted es candidato presidencial” y yo me siento muy orgulloso, pero ¿por qué es eso? Por lo que estamos haciendo, no por mí. Este año, 2007 será de total concentración.

¿Será un año de cortar cintas?

Sí, ojalá muchas. Me critican porque me gusta poner placas y digo que sí, porque hicimos las obras y quiero que algún día mis nietos vean y digan, mi abuelo hizo esto cuando fue Alcalde de Medellín, por ejemplo cuando esos guayacanes que sembramos en el parque de El Poblado estén grandes y florecidos (yo sembré uno), yo me voy a sentar allá y decir este lo sembré yo. Ojalá la vida me conceda eso, poder decirle a un nieto mío: “Ese lo sembré yo mijo”.

 
 
 
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