Hacia una cultura del cuidado

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O repensamos el sistema público de salud o vamos hacia un estado crítico y hacia la muerte. La medicina moderna está atravesada por una perspectiva económica, con intereses materialistas
/ Jorge Vega Bravo

Hago una pausa en el tema del alma de los órganos, para compartir con los lectores la experiencia de la Conferencia Anual de Medicina Antroposófica en Dornach, Suiza. Alrededor de 900 profesionales de distintos ámbitos de la salud, de 41 países, con 4 representantes de Colombia: 3 médicos de orientación antroposófica y una Euritmista curativa.

Lo primero que destaco es la atmósfera de respeto y calidez y la presencia del arte en el evento. Como concierto central, las dos últimas sonatas para piano de Beethoven, 31 y 32, interpretadas por el pianista búlgaro Hristo Kazakov; y para cerrar un trío de violín, piano y violonchelo integrado por los directores entrantes -Drs. Girke y Soldner- y la directora saliente -Dra. Michaela Glöckler- de la sección de medicina de la universidad libre en el Goetheanum.

En la conferencia inaugural el Dr. Matthias Girke se pregunta: “¿Cómo podemos introducir el hombre espiritual en el ámbito médico? ¿Cómo volver a tener presente este ser humano que tiene un destino, que necesita ser sanado y que tiene una cualidad espiritual específica?”.

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¿Se perdió esta posibilidad con la consolidación de la perspectiva materialista y reduccionista de la medicina científica occidental? ¿Por qué se orienta hacia la enfermedad y no al ser humano enfermo? ¿Por qué se ocupa de suprimir enfermedades y no de generar salud? La medicina antroposófica es una medicina de la salud: se ocupa de procesos salutogenéticos. El tema central de la conferencia anual fue El cuerpo vital (etérico) como fuente de las fuerzas de desarrollo. Los procesos de curación por la transformación de las sustancias, en el destino y en la autoeducación. Cómo es que podemos activar las fuerzas curativas a través de la promoción de hábitos salutogenéticos, a través del cuidado de los ritmos, a través del respeto por los otros seres y por el planeta.

¿Dónde nos necesita el mundo? ¿Dónde podemos aportar algo positivo? Si no lo hacemos, estamos en deuda. Porque a pesar de las instituciones de salud y los medicamentos la salud en general está cada vez más afectada. El sistema público de salud en Colombia está deteriorado. O repensamos el modelo o vamos hacia un estado crítico y hacia la muerte. La medicina moderna está atravesada por una perspectiva económica, con intereses materialistas que han desdibujado el sentido del servicio.

La medicina antroposófica quiere volver a introducir lo humano en el proceso de curación. Necesitamos una mirada integrativa, que reconsidere al ser humano como algo más que el cuerpo material, que se ocupe de su alma -no separadamente como hasta ahora- y que se atienda su nivel espiritual y existencial. Estos aspectos los trabaja la medicina antroposófica a través de varios caminos: la observación de la biografía del enfermo, la capacidad de escucha, la integración del arte en la terapia. El paciente tiene un pasado relacionado con sus preguntas actuales y tiene un futuro por construir. Estos dos ámbitos se encuentran en su destino. Podemos ayudar a hacer consciente ese destino a través de la cultura del cuidado. El ser humano de hoy pide cuidado; pide ser escuchado. Curar tiene su raíz en curare, que no otra cosa que cuidar. Terapia viene de terapeuien (gr.) que también es cuidar. “Cuidar es lo más humano del arte de curar” (M. Glöckler). Cuidar la vida anímica, cuidar la vida social, cuidar los encuentros: estos son motivos concretos que pueden ayudar a revitalizar nuestro sistema de salud.
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