González-Monjas, un visitante de lujo en la ciudad

- Publicidad -
Haydn y Beethoven, concierto de la Orquesta de la Academia Filarmónica de Medellín que el sábado 5 de septiembre tendrá como directores a Roberto González-Monjas y a Wen-Sinn Yang

Por Catalina Peláez

“Cuando tenía quince años conocí a Alejandro Posada –Director Asociado de la Orquesta Filarmónica de Medellín, Filarmed, y director artístico del Festival Internacional de Música de Medellín y de la Academia Filarmónica de Medellín– y hace casi cinco años vine por primera vez a la ciudad. Me enamoré de su dinámica y del talento de los chicos de la Academia”, cuenta Roberto González-Monjas.

Este español es el director artístico adjunto de la Academia Filarmónica de Medellín, quien vino para presentarse en el 8º Festival Internacional de Música de Medellín.

- Publicidad -

“Siempre que vengo trato de ponerles nuevos retos a los chicos; he intentado cubrir un repertorio bastante grande, que va desde el primer Barroco hasta el primer Romanticismo. Lo que quiero en esta ocasión es volver a los primeros compositores con los que empezamos a trabajar, es hacer un poco de recapitulación, hacer reflexionar a los chicos para que ellos mismos concluyan cómo estábamos en ese entonces y cómo estamos ahora, por lo tanto, estos conciertos son importantes porque suponen cerrar un ciclo y comenzar uno nuevo”, reflexiona el maestro González-Monjas.

Es exigente con su trabajo y da cuenta de ello cuando dice que ahora deberá comenzar una etapa mucho más dura, una etapa en la que los jóvenes de la Academia tendrán que dar pasos más grandes y firmes. “Ya no hará falta ensayar dos semanas para un proyecto, ahora serán tres ensayos, uno general y el concierto, necesitamos que ellos empiecen a entender el ritmo de una orquesta profesional”, dice.

En los ensayos con los jóvenes de la Academia transpira la pasión por enseñar, ejercicio que, según él, hace al modo griego: “Es el mejor modo de enseñar. Uno pregunta y ellos hacen el viaje, el viaje para llegar a la solución, a la respuesta, de modo que al final, en su bagaje cultural, en su equipaje, lleven un proceso interiorizado que deberán ser capaces de reproducir”.

A sus veintisiete años, el director y también un virtuoso del violín, asegura que en ese instrumento encontró la voz, su voz, y que la música es su vida.

- Publicidad -

Más notas

- Publicidad -

Más noticias

- Publicidad -