En todas partes hay alguien tosiendo

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¿Víctimas del periodo de lluvias o de una ciudad que despide gases y partículas para funcionar o de una mezcla de factores? Visite su médico, mientras las autoridades atinan con alguna solución.

En la sala de cine, en otro día de sillas llenas, suena Bohemian Rhapsody. Y no uno ni dos espectadores, varios, muchos, entorpecen la melodía con su tos. En el ascensor, alguien tose. En el banco, en el enjambre de motos contenida por el semáforo, en el restaurante, en la oficina… tos y tos y tos.

El último periodo de lluvias del año, sus enfriamientos súbitos y sus virus, hongos y bacterias, trajo enfermedades, entre benignas o con complicaciones tipo bronconeumonía, más el efecto incómodo, ruidoso, persistente, de la tos. Y surge entonces el coro: en el salón, la peluquería, la carnicería, la joyería. Tos y tos.

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El efecto se contiene con pastillas, jarabes, inhaladores y algún día terminará. Hasta que llegue abril y atrape nuevas víctimas.

Planeación reporta que el 12,3% de las muertes no violentas ocurridas en el Aburrá tendría origen en la contaminación del aire. El país reporta 51 millones de síntomas respiratorios.

No ocurre lo mismo con las enfermedades que se presentan por culpa de la contaminación. Lo advierte Elkin Martínez López, magíster en Salud Pública y epidemiólogo de enfermedades crónicas, en el contexto de una ciudad en la que también respiramos partículas y gases.

Según análisis del doctor Martínez, de la U. de A., en Medellín cada año mil personas pierden la vida por obstrucción crónica del pulmón, 500 personas mueren por cáncer de pulmón y otras 1.500 sufren infarto por partículas que entraron por el sistema respiratorio y pasaron a la sangre. “Son 3.000 muertes por año. Y no son conjeturas; son datos tomados de certificados de defunción”, explica.

Son enfermedades irreversibles, provenientes del funcionamiento de la ciudad, que conducen a la muerte. El hecho es preocupante, más aun porque la persona en principio suele asociarlo con un problema pasajero.

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María Osley Garzón Duque, magíster en Epidemiología, confirma la incidencia de la contaminación del aire en los cuadros respiratorios, además señala otros factores: el régimen de vientos en el Aburrá, la ubicación de El Poblado, donde llegan altas cargas contaminantes, asuntos de genética o exacerbaciones de enfermedades de base. “Aún no tenemos cohortes poblacionales con las que estemos mirando al detalle estas situaciones”, lamenta.

Una investigación de Planeación Nacional reporta que el 12,3% de las muertes no violentas ocurridas en el Aburrá tendría origen en la contaminación del aire, mientras para el país reporta, en un año, 51 millones de síntomas respiratorios. Un costo humano y un golpe de 2,8 billones de pesos al sistema de salud.

Tos y tos. ¿De cuál es la suya? Ocúpese del caso, mientras las autoridades atinan con alguna solución.

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