En moto y lloviendo

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En moto y lloviendo
La lluvia, el mal tiempo en general, es unas de las principales dificultades de la vía, dificultad que es particularmente aguda para los motociclistas, superable con el equipo y la conducción apropiados

Cualquiera que haya manejado una moto mientras llueve sabe lo que el agua le hace al pavimento. Y entre más duro el aguacero, las cosas se ponen peor: las líneas blancas de la señalización se convierten en trampas resbalosas, las tapas de alcantarilla, los baches de la calle, la suciedad (piedrilla, pantano, aceite, una pepa de mango)etcétera, todo se vuelve un peligro mayor. Pero todo eso puede ser controlado, siempre y cuando se maneje la moto con responsabilidad y en cumplimiento de las normas de seguridad vial vigentes.
Lo primero que se debe tener en cuenta es que las exigencias del Código de Tránsito son solo lo mínimo que se puede pedir. Por ejemplo, el traje impermeable no es exigido, pero es la primera herramienta para la conducción segura cuando llueve, incluso si se trata solo de una llovizna no muy fuerte. ¿Por qué? Porque el primer paso de la seguridad está en la comodidad, y manejar mojado no solo es incómodo, sino que esa incomodidad afecta las reacciones. El segundo paso es el cambio en la técnica de frenado: no se debe abusar del freno delantero y hay que darle más uso al freno trasero aunque la moto se vaya un poco más. En todo caso, hay que manejar a la defensiva y la frenada no debe ser súbita.
Entre los carros
El Fondo de Prevención Vial ha hecho muchas campañas, la mayoría muy ingeniosas, para dar un mensaje simple: todos debemos manejar a la defensiva, siempre, sin exceder los límites de velocidad, sin correr riesgos estúpidos para ganar unos metros o un par de segundos, respetando la vida propia y ajena. Pues bien, cuando llueve este mensaje hay que multiplicarlo por dos. Con el paso de los carros ese carril diminuto, imaginario y prohibido que hay entre vehículos va quedando un poco más seco y atractivo para muchos motociclistas, pero la lluvia hace que sea en este momento cuando es más peligroso. Meterse por ahí es irresponsable.
Lo mismo pasa con los primeros minutos de lluvia: es el momento más usado para acelerar (para llegar a un escampadero) y también el más peligroso pues el polvo habitual de las calles es más liso al principio del aguacero que cuando ha llovido un buen rato.

La pintura blanca

La señalización vial, una herramienta de seguridad, es también, cuando llueve, un peligro reconocido por cualquier motociclista. Por más que se diga lo contrario, sea cual sea la clase de pintura aplicada, cuando llueve es muy resbalosa y los vehículos de dos ruedas son los más afectados. Frente a estas líneas solo queda una opción: no pasar ni frenar sobre ellas. Como a veces es inevitable, deben cruzarse en forma perpendicular y con la moto recta. Lo mismo se debe hacer también con las tapas de alcantarilla y cualquier otro obstáculo similar. Para aprender a hacerlo -pasar por entre las líneas de las cebras, esquivar las flechas- no hay que esperar a que llueva. Es un buen hábito aún en días de sol.

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Motos flotando
Como en las carreras de televisión, cuando llueve se forma una fina película de agua sobre el pavimento que en ciertas condiciones, por ejemplo, aunque no necesariamente, con exceso de velocidad, separa las llantas del suelo y puede ocasionar accidentes fatales. ¿Cómo se evita? Con llantas en buen estado, velocidad moderada y manejando a la defensiva, conscientes de que los carros son más propensos a este efecto de planeador, y por eso más peligroso ir pegado de ellos.
¿Cuál es la mejor moto cuando llueve? Todas son buenas si se conducen con responsabilidad.

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