El Poblado necesita más espacios de arte

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El Poblado necesita más espacios de arte
En un barrio donde predominan la diversión y el comercio como actividades de tiempo libre, son pocos los espacios que acogen y nutren las artes plásticas

Según el curador y crítico de arte, Alberto Sierra, los focos de arte en el El Poblado han sido fundamentalmente el Museo El Castillo, la Cámara de Comercio, Eafit y el Mamm, cada uno con su propia orientación.
Esa realidad se ve en cierta forma reflejada a lo largo de las 500 ediciones de Vivir en El Poblado. Por ejemplo, en su cuarta edición, en 1991, el periódico celebró el trabajo de 20 años de El Castillo, el cual, desde su apertura al público en el 71, había pasado de ser una casa museo llena de historias y leyendas a ser un centro cultural para Medellín y un eje para El Poblado. En esa edición se reconoció especialmente el aporte de los talleres de arte de esta entidad como espacio de enseñanza. En 2010, a un año de cumplir 40 de apertura al público, la edición 416 contó cómo se logró su remodelación más importante gracias a su directora, Marta Ligia Jaramillo, quien durante 29 años ha luchado con los mismos problemas que se plateaban en esa cuarta edición del 91: falta de recursos. Hoy El Castillo recibe diariamente cerca de 400 personas que disfrutan sus jardines y colecciones, además de eventos ya establecidos como la exposición de pesebres en diciembre, exhibiciones de bordados, y ferias de decoración y antigüedades.
Por otro lado, en las páginas de entretenimiento de Vivir en El Poblado, la Cámara de Comercio siempre ha estado presente con su programación cultural, la cual ha incluido exposiciones, convocatorias y concursos literarios, conciertos y cine. Es un espacio con mucho potencial. En palabras de Alberto Sierra “tiene buen espacio, buena ubicación y muchos parqueaderos”, lo cual, según él , podría prestarse para mucho más desarrollo.
Parqueaderos y acceso fácil a la comunidad son dos factores que Alberto Sierra resalta en las otras dos instituciones: Eafit y el Mamm. Las personas de El Poblado, dice Sierra, se han acostumbrado a que les sirvan la cultura aquí mismo y de forma fácil. Poca gente se desplaza al Centro u otras zona de la ciudad a consumir cultura. “La mayor influencia la tiene Eafit porque cobija artes plásticas desde la docencia, bibliotecas, exhibiciones y eventos culturales.” El Mamm, por su lado, se ha centrado en grandes exposiciones de artistas nacionales y extranjeros, y como punto de encuentro para diversas actividades culturales. Las programaciones de estas dos instituciones han sido visibilizadas en forma permanente por Vivir en El Poblado, desde su sexta edición, en abril del 91. En esa ocasión fue la apertura de Eafit a la cultura con el programa Luciérnaga, con sus cursos de educación continua. Desde el Mamm, la exposición de 196 grabados del artista Max Ernst fue el primer cubrimiento artístico del periódico, también en 1991. Desde entonces nuestras páginas han reportado continuamente sobre el quehacer del Mamm en Carlos E. y su posterior desarrollo cultural en El Poblado.
Las galerías también han sido un punto importante en el descubrimiento del arte en la comuna 14. Las primeras en establecerse en el sector fueron Arteautopista, el Bar Galería Finale y Galería De La Oficina. Desde eso han llegado otras, como las galerías Duque Arango y Naranjo & Velilla. Igualmente, Alberto Sierra resalta el trabajo que han hecho grupos juveniles en el desarrollo del arte y la cultura como Acción Impro, las charlas Lo doy porque quiero -que nacieron en calle 9-, las galerías y tiendas creativas (permanentes y las temporales) como café Zorba o la iniciativa de Vía Primavera. “Son espacios alternativos en un nivel incipiente pero importantes porque nacen aquí, desde la misma gente que vive en El Poblado, y todo eso es dinámica”, dice.

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Acuerdo memorable
Uno de los grandes focos del arte en la comuna 14 se dio por el Acuerdo de Obras de Arte que rigió en Medellín entre 1975 y 1992. “Este acuerdo estableció que, dentro de determinadas condiciones, los constructores debían dotar la edificación de una obra plástica, contribuir a entidades patrimoniales o apoyar los proyectos de restauración del patrimonio arquitectónico e histórico”, explicaba el crítico de arte Carlos Arturo Fernández, en la edición 401 de Vivir en El Poblado, en 2009. En su columna, recopiló estas grandes esculturas que acompañan silenciosamente el urbanismo de El Poblado.

1- Poda, de Bernardo Salcedo. Glorieta donde se unen las lomas El Tesoro y Los Balsos.
2- Jardín de piedras, de Hugo Zapata. Edificio Colmena, Avenida El Poblado.
3- Metamorfosis, de Édgar Negret. Edificio Novatempo, en la Avenida El Poblado.
4- Equinoccio, de Ronny Vayda. Frente al Hotel Park 10.

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