El caos vehicular de Medellín

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  Por: Juan Carlos Vélez Uribe  
 
En Medellín cada vez se hace más difícil circular en un vehículo automotor. La “bogotanización” de la ciudad es ya prácticamente una realidad. Las vías ya no dan abasto y aun no se conocen medidas “inteligentes” de tránsito que permitan pensar que la movililidad vehicular de la ciudad es fluida. La verdad es que cada vez nos vemos inmersos en un caos que hace que vías, que se suponen son arterias viales como la Autopista Sur y la Paralela, ya no sean suficientes.
Amable lector, solo ensaye cuánto se demora usted para dirigirse desde el puente de la Avenida San Juan hasta el puente de La Aguacatala a cualquier hora del día, o trate de circular a las 6 p.m. por la Paralela entre la Calle 30 y la Avenida Colombia para que se dé cuenta que toma más de 45 minutos recorrer ese trayecto. Ni qué decir de El Poblado. La Calle 10 desde el puente sobre el río es un caos en horas pico. La Transversal Inferior es un solo taco desde el Hotel Intercontinental hasta la Loma de El Campestre; ni qué hablar de la Avenida El Poblado. Difícil moverse, difícil llegar al destino. De otros sectores de la ciudad también podría hablar. Mire no más lo que sucede con la Avenida 80, la Calle 33, La 65, etc.
A este caos vehicular, sumémosle lo que ha venido aconteciendo en Medellín después de que a los “genios” del Tránsito Municipal les ha dado por permitir cierres de vías por toda la ciudad, como si la movilidad de los ciudadanos no importase y de pronto, fuesen más importantes las celebraciones de eventos deportivos y recreativos que la misma circulación de los vehículos de los ciudadanos que también pagan impuestos y tienen iguales derechos. Es inaudito que cerremos una vía tan importante como la Autopista y la Paralela para la celebración del evento de la conmemoración de la Independencia, que se pudo haber hecho solamente unas pocas horas.
Tampoco me parece que la ciudad tenga que colapsar por el paso de la Vuelta a Colombia. Es inaudito que uno deba estar más de una hora metido en un carro, como el pasado sábado 14 de agosto en La 33, por el paso de esta carrera sin haberle avisado a los ciudadanos acerca de los cierres de vías en la ciudad por el evento deportivo. Y más aun, ver a los guardas de tránsito manicruzados dejando en manos de los conductores de los vehículos, que de una manera propia de no sé donde, sean quienes deban resolver los atolladeros como sucedió en esa importante vía arteria de la ciudad.
Podría ilustrar muchas más situaciones en las cuales la ciudadanía ha manifestado su inconformidad por los cierres inesperados de importantes vías, no sólo para la celebración de eventos deportivos y culturales, sino para la construcción de obras civiles. Espero que la Administración Municipal haya aprendido de los inmensos perjuicios que se les ocasionaron a los comerciantes de la Calle 10, la Calle 30 y la Carrera 45 en Manrique, cuando en la Administración Fajardo se cerraron estas vías por varios meses, generándole al Municipio unas eventuales demandas por perjuicios de miles de millones de pesos.
Espero que la Autoridad de Tránsito de la ciudad sea más eficaz en su actuar. Que no se sigan cerrando las principales vías de la ciudad y que los Guardas de Tránsito estén alertas a atender las situaciones de complejidad en el tráfico vehicular que se presentan continuamente en Medellín y no se vuelvan a “atortolar” como el día que la Vuelta a Colombia atravesó la ciudad.

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