El Barrio Colombia se transforma al compás de la valorización

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En otras palabras, esos proyectos urbanísticos llevan a que tanto viviendas como locales, alcancen altos índices de valorización en el metro cuadrado. De esa manera, para algunos propietarios de negocios, esos cambios en la propiedad horizontal llevan a una inevitable alza en los cánones de arrendamiento; no obstante otros piensan lo contrario.

Opinión del Comité Cívico
“La situación es positiva para los propietarios de las bodegas, porque sus propiedades se valorizan; pero es motivo de preocupación para los arrendatarios, porque los cánones de arrendamiento tienen alzas exorbitantes”, comenta Claudia González del Comité Cívico del Barrio Colombia. Inclusive, dice, en una propiedad, las tarifas tuvieron un incremento del 22 % y conoce otros casos en los que se presentaron alzas del 17.5%.

Por otro lado, para Jorge Betancur, Gerente de Formacol, desde sus inicios industriales, el barrio ha sufrido una suerte de indiferencia estatal, pues las fábricas y el propio Comité Cívico se vieron obligados a construir las redes de alcantarillado, sin ningún tipo de ayuda municipal. Con el mismo fin, conformaron convites industriales cuyo objetivo fue pavimentar las vías del vecindario. Cuando empresas grandes como Argos se trasladaron para otros sitios, dice, destinaron esos terrenos para adelantar proyectos urbanísticos. Sumado a esto, los Planes de Ordenamiento Territorial habilitan al sector para realizar en él un desarrollo mixto, donde hay cabida para lo residencial y lo empresarial. “Entonces ese desarrollo hace que la pequeña y mediana empresa también salga del barrio porque es imposible pagar los cánones de arrendamiento, si se tiene en cuenta que el metro cuadrado tiene un costo de 1.300.000 pesos”, opina Betancur. Adicional a esto, ya no es evidente una fuerte vocación industrial, porque la gente genera negocios comerciales con la finalidad de prepararse ante la avalancha de clientes de las futuras unidades residenciales.

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Voces opuestas
Willer Agudelo es arrendatario de un local desde hace 8 años, donde presta servicios de mecánica automotriz. “Me traslado para otra parte porque es insostenible pagar 3 millones y medio de pesos mensuales, además para la propietaria es un pésimo negocio mantener este espacio”, se refiere al exponer su situación. Averiguó por una bodega cercana a su negocio, pero le exigían un arrendamiento de 30 millones de pesos mensuales y ahora busca locales en Guayabal, donde los arrendamientos se ajustan mejor a sus ingresos.

Caso contrario ocurre con el taller de mecánica de Alberto Trujillo. En su opinión, el contrato de arrendamiento que se vence en julio, tendrá un alza normal del 10%. “Yo no me pienso mover de aquí porque esta es una buena plaza de trabajo; además solo pago 1.400.000 pesos por arrendamiento y servicios públicos”.

Por su parte, Escenario Producciones, una empresa de eventos, alquila un local desde hace dos meses en Barrio Colombia. Francy Hincapié, Asistente de Gerencia, opina que el arrendamiento es moderado y corresponde a la valorización del sector. “Antes en una bodega de San Diego, pagábamos 3 millones de pesos, aquí pagamos 5, lo cual no me parece descabellado”.

En síntesis, la valorización, es una palabra que gana adeptos en el antiguo barrio industrial, pero también es un vocablo de desaprobación entre algunos arrendatarios, que buscan oportunidades en otros lugares de la ciudad.

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Los cambios de ruta en el Barrio Colombia
“El 25 de abril hicimos una reunión informativa con la comunidad en la que anunciamos los cambios de ruta en el sector”, comenta Hugo Ramírez de la Secretaría de Tránsito. La Alcaldía tomó esta determinación porque existen problemas de movilidad en la calle 29. Se presenta congestión en el giro de esta vía con la carrera 43G. En este punto convergen los vehículos provenientes de la Avenida El Poblado y del Centro. Con los cambios, las opciones de ingreso al barrio son: la calle 31 habilitada con doble sentido. También se puede ingresar a través de la carrera 44, ahora con sentido norte a sur, entre las calles 31 y 34. Así mismo, la carrera 43 G, queda en sentido unidireccional sur norte y desemboca en la calle 29 con un cruce regulado por semáforo.

 
     
 
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