Dolor en el cuello

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  El dolor del cuello acompañado de dolor de cabeza y fiebre pude ser síntoma de meningitis, una infección de las membranas que rodean el cerebro. Si tiene el cuello tan rígido que no puede tocarse el pecho con el mentón, debe buscar atención médica de inmediato.  
     
  No hay duda de que la mala postura contribuye al dolor de cuello, pero el diseño del cuello también lo hace vulnerable. Todas las estructuras interconectadas que le dan al cuello tan amplias posibilidades de movimiento están sujetas al desgaste propio del uso, a la artritis y a las lesiones cervicales.

El cuello está conformado por huesos, articulaciones, tendones, ligamentos, músculos y nervios. Cualquiera de ellos puede producir dolor. El dolor en el cuello también puede tener origen en las zonas aledañas a él, como la mandíbula, la cabeza y los hombros. De la misma forma, los problemas en el cuello pueden producir dolor en otras partes del cuerpo, como la parte alta de la espalda, los hombros y los brazos. Si el dolor en el cuello afecta los nervios, también puede sentirse entumecimiento, hormigueo y temblor en los brazos o en las piernas.

El origen del dolor
Los tirones musculares: La exigencia extrema que produce los llamados tirones musculares, como pasar muchas horas en una misma posición (frente a una máquina, haciendo ejercicio, conduciendo un carro), es una causa típica del dolor en el cuello. Los músculos de esta zona del cuerpo, especialmente los que hay en la parte de atrás del cuello, se fatigan ante la exigencia desmedida y se tironean. El uso exagerado y repetitivo de los músculos del cuello contribuye al desarrollo de dolor crónico. Y no se llega allí solo con actividades físicas extremas como las mencionadas; también leer acostado en la cama puede afectar el cuello.
Artritis: Las articulaciones del cuello no son diferentes a las del resto del cuerpo, en tanto se ven igualmente afectadas por el deterioro que trae consigo el envejecimiento. Quienes han sufrido del llamado latigazo -como el que produce el jalón en el cuello por un choque automovilístico-, tienen 6 veces más probabilidades de sufrir de artritis en el cuello.
Lesiones: La más común es la ya mencionada del latigazo. Sufrir el impacto inesperado de otro carro por detrás hace que la cabeza se mueva violentamente hacia adelante y hacia atrás, tensionando los tejidos blandos del cuello más allá de sus posibilidades, y produciendo una lesión en el cuello de suyo dolorosa.

Ayuda médica
Las molestias musculares son normalmente fáciles de autodiagnosticar pues casi siempre se producen después de un período de actividad intensa, de uso exagerado, o de permanecer por mucho tiempo en una postura que tensiona excesivamente el cuello. De las misma forma, esas molestias desaparecen por sí solas en un tiempo prudencial: entre unos pocos días a un par de semanas. Si pasado ese tiempo el dolor no cede, es mejor ir al médico.
También es recomendable ir al médico si alguno de las señales o síntomas siguientes se presentan unidos al dolor en el cuello:
Dolor severo por una lesión: Después de un golpe en la cabeza o en el cuello, como el arriba mencionado latigazo, hay que ir al médico inmediatamente. Un dolor fuerte en un hueso puede ser señal de una fractura o de una lesión en un ligamento.
Dolor repentino: Un dolor que se irradia hacia el hombro, pasa por los omóplatos y baja a los brazos, o quizás un hormigueo o entumecimiento de los dedos, es señal de una posible irritación nerviosa. El dolor en el cuello producto de una irritación nerviosa puede durar de tres a seis meses, sino más tiempo. Es mejor ir al médico porque una irritación nerviosa prolongada puede ser señal de problemas graves.
Pérdida de fuerza: La debilidad en un brazo o en una pierna, evidentes si se le caen cosas o camina con una pierna tiesa que solo medio mejora sacudiendo el pie, debe ser evaluada inmediatamente.

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Tratamiento
La mayoría de los dolores que se producen en el cuello responden positivamente a los cuidados caseros. Las lesiones en el cuello o los tirones se manifiestan usualmente con una inflamación dolorosa que responde bien al tratamiento con medicamentos de venta libre, como la aspirina o el ibuprofeno, apropiados tanto para tratar la inflamación como el dolor. El acetaminofén alivia el dolor, pero no la inflamación.
Mientras el hielo ayuda a reducir la inflamación, el calor alivia los músculos adoloridos, pero también puede aumentar la inflamación. Se recomienda aplicarlos alternadamente por 15 ó 20 minutos cada uno, con descansos de 40 minutos entre aplicación.
Si el dolor no cede ante los remedios caseros, hay que ir al médico. Según la gravedad del caso, este puede recomendar terapia física, medicamentos contra el dolor (más potentes que los de venta libre), inmovilización temporal, e incluso cirugía.

Prevención
Casi todos las formas de dolor en el cuello se asocian en mayor o menor grado a malas posturas. Se infiere entonces que la buena postura es la mejor manera de prevenir este padecimiento: Mantenga la cabeza centrada sobre la columna vertebral de manera que la gravedad trabaje con su cuello y no contra él, y así reduzca la tensión muscular. Igualmente, evite apretar los dientes. Algunos cambios elementales en la rutina diaria también pueden ayudar:
Tome descansos frecuentes si trabaja, por ejemplo, frente a un computador o conduciendo un vehículo; además, mantenga la cabeza hacia atrás, sobre la columna, para que disminuya la tensión sobre los músculos.
Ajuste su escritorio, silla y computador de manera que el monitor esté a la altura de los ojos. Las rodillas deben estar ligeramente más bajas que la cadera. Use una silla con apoyabrazos.
No sujete el teléfono entre el mentón y el hombro. Si necesita usarlo mucho tiempo, consiga una diadema.
Si trabaja en un escritorio, estírese frecuentemente. Mueva sus hombros hacia arriba y hacia abajo, luego muévalos hacia atrás hasta que junte los omóplatos y después relájese. Baje los hombros e incline la cabeza hacia cada lado para que estire los músculos del cuello.
Evite dormir sobre su estómago pues esa postura recarga el trabajo del cuello. Mejor consiga una almohada que respete la curvatura natural de su cuello.

 
     
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