Desde el Museo / Abril (quincena 2)

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Publicado en la edición 412, abril 29de 2010
 
     
 
 
 
Manglar largo
 
 
La obra se ubica en el nivel de los transeúntes, sin pedestal que la separe del suelo donde transcurre la vida cotidiana de los hombres
y la eleve a espacios simbólicamente superiores y trascendentes; sale al paso de las personas y se hace divertida y viva justamente por ello
 
     
 
 
     
 
Por Carlos Arturo Fernández U.
 
 
“Manglar largo” es una obra realizada en 2009 por Ricardo Cárdenas, dentro del proyecto de activación estética de los espacios abiertos del nuevo edificio de Bancolombia entre las avenidas Regional y de los Industriales. El trabajo está compuesto por una enorme cantidad de “palos” de acero inoxidable (aleación 304) entrelazados y relucientes, en un esquema que logra, al mismo tiempo, movilidad y equilibrio. El conjunto alcanza los 15 metros de largo por 1.80 de ancho y 4 metros de altura.
La obra se ubica en el nivel de los transeúntes, sin pedestal que la separe del suelo donde transcurre la vida cotidiana de los hombres y la eleve a espacios simbólicamente superiores y trascendentes; sale al paso de las personas y se hace divertida y viva justamente por ello. Por eso, con “Manglar largo” el artista cumple uno de sus propósitos, perseguido desde sus obras iniciales, que consiste en la construcción de trabajos de gran formato que logren impactar a quien camina junto a ellos.
Esta obra de Ricardo Cárdenas, como muchos de sus trabajos anteriores, plantea una paradójica implicación entre arte y naturaleza. A diferencia de las tendencias predominantes dentro de la creación artística en el mundo moderno y contemporáneo, que han planteado casi siempre la superación de la naturaleza por el arte, Ricardo Cárdenas prefiere pensar en un diálogo constructivo entre ambos.
Pero no se trata de un simple juego de palabras sino, más en el fondo, de una reflexión sobre la ubicación y sentido de la creación artística en el mundo contemporáneo. En efecto, contra la tradición del pensamiento filosófico del siglo 18, que proclamaba que la belleza de la naturaleza era superior a la producida por el arte, el 19 pensó, por el contrario, que es esencialmente superior la belleza de cualquier creación del espíritu y que la naturaleza es simple materialidad; como resultado de ello, no es extraño que aparezca la búsqueda de una belleza propiamente artística, abstracta, sin relación con lo real. Por su parte, la poética de Ricardo Cárdenas plantea la creación de una obra de arte que más bien parece una construcción de la naturaleza. Y, justamente por eso, es tan importante la existencia de un título que en este caso no es un agregado literario sino, más bien, una fuente de sentido.
Este camino de diálogo entre arte y naturaleza que se elige en “Manglar largo” logra superar los límites y conflictos de ambos términos de la cuestión: es arte y por ello se complace en la perfección de sus elementos, que parecen dejar atrás el carácter fugaz e injustificado del paisaje natural; pero, al mismo tiempo es naturaleza, es realmente un manglar, y por eso parece sometida a la casualidad y aparente espontaneidad de los elementos, lo que le permite superar el peligro de limitarse a un juego de formas precisas pero carentes de vida.
En síntesis, la obra no sólo impacta por su belleza y estructura sino que logra impregnar el espacio urbano con su energía vital.
 
 
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