¿Dejar el carro en la casa? Difícil. ¿Aportar en sostenibilidad? ¿De pronto?

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Vivir en El Poblado ofrece en esta edición un panorama sobre la movilidad sostenible en Medellín, que apuesta por ser la capital de la movilidad eléctrica en el continente.

La ciudad no puede mantener intactos sus esquemas de movilidad particular a riesgo de seguir comprometiendo su calidad de vida general. El aire que respiramos y los tiempos perdidos son indicadores negativos.

Baja satisfacción, baja percepción de seguridad y alto costo del sistema de transporte público colectivo: por esas razones hay ciudadanos que se resisten a usar bus en Medellín, o que dejaron de hacerlo y se compraron, por ejemplo, una moto. Ya hay 750 mil rodando por estas calles. Carros particulares son 550 mil.

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Otras razones del descrédito son las fallas en accesibilidad, disponibilidad y tiempos, sin borrar del todo los efectos, entre los que van sentados y los de pie, de la guerra del centavo, que llevan al ciudadano a responder encuestas como la de la semana pasada de Vivir en El Poblado: ¿En el último mes se ha animado a dejar el carro en casa para movilizarse en transporte público en Medellín? En Twitter 53% de los seguidores dijo no; en Facebook la mayoría marcó 64%.

La ciudad no puede mantener intactos sus esquemas de movilidad particular a riesgo de seguir comprometiendo su calidad de vida general. El aire que respiramos y los tiempos perdidos son indicadores negativos.

“La gente tiene derecho a escoger su modo de transporte de acuerdo con sus condiciones”, dice, con razón, el investigador de la Universidad Nacional Víctor Gabriel Valencia. El reto para Medellín, frente al que se reducen las posibilidades, además de derechos, también implica obligaciones colectivas en asuntos de salud, ambiente y economía. Dicho de otra manera, la ciudad no puede mantener intactos sus esquemas de movilidad particular a riesgo de seguir comprometiendo su calidad de vida general.

En esta edición Vivir en El Poblado ofrece un panorama sobre la movilidad sostenible, en una región que tiene logros probados como el metro, el metroplús, los cables, el tranvía o EnCicla; tareas en lanzamiento como el sistema inteligente en 1.356 buses para informar en tiempo real sobre mapas, rutas, tiempos de viaje y límites de velocidad (que debería animar a más usuarios, más del 45% del presente, a subirse al transporte público) y también defectos de región expresados en la porción de vías que ocuparían todos los carros particulares, si estuvieran enfilados al mismo tiempo: 108%, el registro a octubre de 189 muertes por accidentes de tránsito solo en Medellín o la cuestionable calidad del aire que se pone en alerta roja varias veces al año.

No se puede dejar el carro en la casa porque el bus no resuelve todas las necesidades, no es posible viajar en bicicleta o caminando por el invierno y por las lomas… entonces si la movilidad para un sector de la ciudadanía es solo de tipo particular ¿se puede aportar en sostenibilidad? ¿Convertir el carro a gas o a electricidad? ¿Moverse con cero emisiones? A algún frente hay que decirle que sí. Por la calidad de vida general.

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