Desde el agujero del olvido

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Betsabé, una obrera de 24 años de Bello, una desposeída, que supo poner en jaque a un industrial.

Betsabé Espinal fue una mujer que, en el amanecer del siglo XX, cuando el mundo giró y los
trabajadores del mundo empezaron a gritar que no estaban contentos, lideró a las débiles
entre los débiles: las mujeres obreras.

Fue ella la protagonista de una huelga en una textilera de Bello en donde las mujeres
trabajaban descalzas y por menos paga que los hombres. Las exigencias que ellas hacían,
desde luego, y a los ojos de los dueños, parecían desproporcionadas. Cuándo no. Es que
pedían poder usar alpargatas y que les pagaran lo mismo que a los otros. Y lo más traído de
los cabellos: baños limpios.

La huelga fue una puja de tres semanas y la voz y el retrato de Betsabé aparecieron en
los periódicos liberales. Sin duda fue una sorpresa: una obrera de 24 años de Bello, una
desposeída, ponía en jaque a un industrial.
La huelga terminó con más o menos ganancias, con más o menos conquistas, pero a la
larga Betsabé tuvo que irse de la fábrica y de Bello. Vivió hasta los 36 años; murió en un
tonto accidente doméstico.

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Resulta paranoico y conspiracionista pensar que alguien quiera hacer invisible a un
personaje histórico, pero también es extraño que Betsabé Espinal padezca de tanto anonimato. Aunque una novela escrita por Ángela Becerra, titulada Algún día, hoy y publicada
este año –y, con suerte, también esta nota– tal vez ayude a traerla de regreso del insondable
agujero del olvido.

Por Biblioteca Pública Piloto de Medellín
Esteban Duperly

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