Barrio Provenza: el faro de El Poblado

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El barrio Provenza tiene personalidad y sello propio. Lo distinguen su estética armoniosa y el sentido de pertenencia de sus residentes y comerciantes

Oficialmente, Provenza no existe como barrio de El Poblado. No figura en el mapa del Departamento Administrativo de Planeación de Medellín, así como tampoco aparece el barrio Lleras. Sin embargo, ambos están contenidos en lo que el Municipio denomina barrio El Poblado, dentro de la comuna 14 -El Poblado-. Por lo mismo, no hay datos sobre su número de habitantes y no son pocos los que desconocen cuáles son sus límites. Incluso algunos no saben que el templo de La Divina Eucaristía, según la división política de Medellín, no hace parte de Provenza sino del barrio La Florida.

Lo cierto es que en El Poblado, Provenza tiene arraigo como barrio. Está comprendido entre las carreras 32 D y 37, y entre las calles 8 y 10. Lo componen cinco manzanas que, al igual que otras zonas de la comuna 14, se han caracterizado en los últimos años por su transformación de sector netamente residencial a comercial.

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De acuerdo con los datos suministrados por la oficina de distribución de Vivir en El Poblado, Provenza tiene 43 viviendas, 108 oficinas y un único edificio de habitación: Provenza, con seis apartamentos. El barrio cuenta con establecimientos como el hotel Plaza Rosa, el Geo Hostal, los restaurantes Basílica y Niteroi, La Taquería y Seagate, las salas de belleza, Luisfer, e Imagen para ti, por solo citar algunos pocos de los numerosos negocios que tiene Provenza.

Cuando pescar era posible

Los antiguos habitantes de Provenza lo recuerdan con nostalgia, como se puede leer en la historia de este barrio publicada por Vivir en El Poblado en la primera quincena de agosto de 1998 (edición 140). Bastante ha cambiado el sector desde aquellos finales de los años 50 del siglo pasado, cuando fue construido por el Banco Central Hipotecario en los terrenos de la antigua finca Provenza. A ambos lados de la quebrada La Presidenta, donde en la época se podía pescar, se edificaron casas de dos estilos, debido a la pendiente del terreno: de dos pisos en un costado y de tres pisos en el otro. Uno de los primeros residentes de Provenza, Jesús Mejía, aseguraba hace 11 años a Vivir en El Poblado que “una casa de esas valía en la época 47 mil 500 pesos, la cuota inicial era de 14 mil pesos y la mensualidad de 400 pesos.”

El destierro del aburrimiento

Durante sus primeros años Provenza era un barrio silencioso y tranquilo, de calles amplias y rodeado de fincas. Las familias que empezaron a poblarlo provenían de distintos sectores de Medellín, como el Centro, Laureles y Buenos Aires. Como a tantos otros que decidieron trasladarse al sector sur de la ciudad, sus allegados los criticaron por “irse tan lejos”, pero como los nuevos habitantes eran en su mayoría profesionales jóvenes, recién casados o con hijos pequeños, vivir en un barrio semicampestre como lo era Provenza hacía parte de sus sueños.

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De la rutina de los niños de los inicios del barrio hacían parte el montar libremente en bicicleta por las calles, pescar a pocos metros de la casa, tirar llantas por la pendiente, elevar globos en El Vergel, deslizarse con la corriente de La Presidenta durante los días invernales, coger pitayas y madroños en la finca Los Rosales, pomas en el lote por donde hoy pasa la calle 7, mandarinas en la finca de Norman Navarro y jugar fútbol en la manga llamada Boñiga, de tal manera que el aburrimiento no atormentaba a los muchachos de Provenza.

Junto con Lalinde, Lleras y Manila y más tarde Astorga y Patio Bonito, Provenza conformaba el viejo Poblado, aquel donde todos los vecinos se conocían y podían recorrer sin peligros uno de los lugares más agradables de Medellín.

En aquellos mediados del siglo 20, tanto la calle 10 como el resto de la Zona Rosa -que entonces no existía- constituían una hermosa área residencial. Todas las casas que hoy son locales comerciales estaban habitadas y los pocos negocios existentes eran las tiendas de barrio como el Granero Social de Provenza; Niágara, en el Lleras, las Hamburguesas Pop, contiguas al templo de San José, y el restaurante El Che, en la calle 9. En este entorno se hacían las famosas Olimpíadas de El Poblado. Cada barrio organizaba su delegación para las competencias de fútbol y béisbol en la cancha de Boñiga, de patinaje en el Parque Lleras, de atletismo en la carrera 28 y demás competencias en lugares como la cancha de Provenza o la calle 10.

La nueva era

Las familias crecieron, los tiempos cambiaron, los hijos se fueron y para muchos viejos habitantes de Provenza fue una buena opción alquilar sus residencias para establecimientos comerciales, y trasladarse a otros lugares de El Poblado, propiciando el nacimiento del Provenza que conocemos hoy. Es un barrio que, pese a su transformación y a algunos lunares o negocios que se caracterizan por el ruido que generan, ha luchado por mantenerse agradable y armonioso, al punto de convertirse en ejemplo de unión para otras zonas de El Poblado.

Vía Primavera: unión que florece

Para quienes frecuentan Provenza, su principal referente es la Vía Primavera o carrera 37, entre las calles 8 y 10. Su pequeño parque y sus frondosos árboles, así como sus tiendas, almacenes y restaurantes instalados en las antiguas y cuidadas casas, invitan a recorrerla y disfrutarla. En ella los visitantes pueden encontrar 43 tiendas abiertas, con marcas vanguardistas de ropa, accesorios, calzado decoración, arte y gastronomía.
Gran parte del posicionamiento del que hoy goza esta vía es el resultado del trabajo de sus comerciantes, quienes hace tres años conformaron la Corporación Vía Primavera. Uno de sus objetivos es orientar, coordinar y defender los intereses de los 36 diseñadores y empresarios agremiados, y con la ayuda de autoridades civiles, de policía, el Concejo de Medellín y los residentes, proteger la zona y propiciar una convivencia armónica.
Desde hace dos meses la directora ejecutiva de la Corporación Vía Primavera es Adriana Gómez, una joven administradora de negocios que tiene como reto “lograr que todas las marcas se asocien, incluir a las vías de arriba (carreras 36 y 35), pensar como barrio y no como calle y convertirnos en referente turístico, cultural, artístico y gastronómico, con productos 100 % colombianos.” Actualmente, la corporación gestiona convenios con las facultades de diseño de la ciudad, Inexmoda y grandes empresas, con el fin de mostrar la Vía Primavera, consolidarla y fortalecerla.

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Acuerdo por una mejor calidad de vida en Provenza

Como varios de los locales comerciales que existen en Provenza han propiciado quejas de los residentes del sector por la venta de licor y el ruido excesivo, la comisión accidental del Concejo de Medellín que trabaja este tema logró un principio de acuerdo para controlar el problema. Según explicó el coordinador de la comisión, concejal Santiago Martínez, próximamente se firmará un acta de compromiso con comerciantes y la Secretaría de Gobierno para establecer microconcesiones del espacio público en la carrera 36 e impedir la venta de licor. “Los mismos comerciantes del sector lo pidieron. Es un gran adelanto y es maravilloso”, dijo Martínez, quien destacó el sentido de pertenencia que en Provenza tienen por su barrio. “La calidad de gente de Provenza es extraordinaria. No quieren el deterioro del espacio público, ni perturbación por ruido, hay unidad de sentimiento y comportamiento y están prestos a ayudar. Con un grupo con esta visión, Provenza puede convertirse en faro de otros sectores de El Poblado.”

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