Nacional y una ilusión que viaja 14.300 kilómetros

- Publicidad -
Atlético Nacional disputará dos juegos en Japón. Una semifinal, y de ganar, una final. Miércoles 14 (5:30 a.m. Colombia) y domingo 18 de diciembre, fechas que pasarán la historia
 
 

“Si no lo sentís, no lo entendés”. Y es que pocos van a considerar cuerda a una persona que cruce el océano para ver dos partidos de fútbol. ¡Serán 28.500 kilómetros! Incomodidades, más 28 horas de vuelo, ajetreo en aeropuertos y otras situaciones las que sortearemos para dar el salto desde Colombia a Japón… Un acto de fe por ver al equipo de fútbol de nuestros amores.En esa frase se escuda el viaje a Japón de una porción de la hinchada de Atlético Nacional que acompañaremos al vigente campeón de la Copa Libertadores en el Mundial de Clubes de la Fifa. No es un gasto… Es una inversión en la que se reúne una vida de alegrías y amores por la institución más ganadora del fútbol en Colombia.

Pasión, sentimiento, amor o locura. Llámese como se llame. La cuota inicial de un apartamento, un carro, una moto último modelo, un año de salario de un trabajador promedio, un año en una universidad privada o el arriendo de 12 meses en un barrio de estrato medio-alto de Medellín se cambian por los partidos en Osaka y Yokohama, la cultura japonesa, el turismo, el sushi y el monte Fuji, quizá la experiencia más inolvidable de un hincha de club alguno en el mundo.

“Hay viajes que oscilan entre 10 y 20 millones de pesos dependiendo de las comodidades y el presupuesto de las personas que viajan. Además hay que tener en cuenta que es otra cultura, comportamientos, tiempos, clima y leyes que hay que cumplir al pie de la letra”, precisó Pablo Machado, Gerente de Producto de Swiss Andina, una de las agencias que asesoró a los viajeros hinchas de Nacional.

- Publicidad -

El trámite de la visa japonesa, que según datos extraoficiales fue solicitada por 4.000 personas en Colombia, la consecución de hospedaje, los vuelos, el plan terrestre en el país asiático y hasta los trámites migratorios están al orden del día en los viajeros que emigramos, literalmente, hasta el otro lado del mundo para presenciar la actuación del conjunto verde en 69 años de historia. Y por qué no, sumar el título 27 en la historia del onceno paisa.

 


Juan David Osorio

Trabajador independiente
Este viaje a Japón se resume en una palabra: “pasión”, porque desde el momento en que Nacional ganó la Libertadores hicimos hasta lo imposible por acompañar al verde. Todo lo planeamos dentro de un grupo de amigos: tiquetes, hospedaje, boletas y la visa. Quizá esto último fue lo más difícil del proceso. Además de la rogada a la esposa para la voladita al otro lado del mundo a seguir a mi otro amor. Es la experiencia más bonita que he vivido en mis 30 años como hincha de Nacional… Un recuerdo imborrable que les contaremos a nuestros hijos.
 
 


John Alejandro Ramírez

Docente

Hasta hace 2 meses estuve penando para el viaje porque no tenía dinero, tarjetas de crédito, no sabía cómo hacer las reservas, nunca había salido del país, solo fui a Ecuador a la final de la Copa Libertadores. Unos amigos me dieron una moral inmensa. Hice un préstamo de 10 millones de pesos a 36 cuotas con una cooperativa. La angustia de que le dieran a uno la visa fue lo más complicado, tenía una plata en la cuenta y me tocó demostrar con documentos el porqué de esos fondos, eso fue lo más complicado, pero se logró.
 


Sandra Castaño

Ingeniera administradora

Todos me preguntan muy jocosamente: “Vos como sos de loca, vas para Japón?” Al responder orgullosamente: “sí, voy para Japón”, me he llevado todo tipo de reacciones: críticas, felicitaciones, enojos y hasta llanto, pero la más reiterativa es la sorpresa que causa que una mujer vaya detrás de un equipo de futbol seguida de una frase de aliento y optimismo por conseguir el Mundial de Clubes. No importan las trasnochadas trabajando para poder sacar vacaciones, las barreras de idioma, los paradigmas sociales, los largos trayectos. Vamos con toda a cumplir este sueño.


Sara Duque

Publicista

La planeación del viaje empezó en agosto, después de que la idea me diera vueltas en la cabeza casi un mes. Pensé: “Estoy soltera, no tengo responsabilidades grandes, tengo trabajo, no tengo hijos… ¿Cuándo más pensaría en ir hasta Japón?… Nacional es la excusa”. Hubo algunos temores: el idioma, otra cultura, el invierno. Una vez los superé, empezó la parte, para mí, más interesante el viaje: el hospedaje. Con esto pude dimensionar la magnitud del país, conocerlo un poco más y hacerme una idea clara de cada ciudad a la que voy a llegar. Este es el viaje de mi vida.
 
 
Por José Fernando Serna Osorio
[email protected]
- Publicidad -

Más notas

- Publicidad -

Más noticias

- Publicidad -