Una app para no ir a la ciega en el metro

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Para instalar la app del Metro de Medellín en el celular debí crear un usuario y una contraseña (se puede vincular a la cuenta de Facebook o de Gmail) y luego registrar datos personales básicos. Eso sí, hay que tener tarjeta Cívica.

En noviembre de 2017, una empresa de trenes de Japón ofreció disculpas públicas por un retraso de 20 segundos en su itinerario. En Medellín, hasta ahora, se sabía que los trenes en hora pico pasan por cada estación cada tres minutos y medio; y en hora valle ese intervalo sube hasta los cinco minutos. Pero no se sabía si el próximo tren llegaba a las y 20, 22 o 25 minutos de cualquier hora de la operación.

La aplicación móvil del Metro de Medellín permite tomar decisiones inteligentes para planear el viaje, incluso saber cuánto falta para que llegue el próximo tren a su estación. Para probar su utilidad y precisión decidí hacer un recorrido desde la sede de Vivir en El Poblado, ubicada en Manila, hasta el extremo centro oriental de Medellín.

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En el menú de la aplicación se ofrecen alternativas para conocer el saldo, planear el recorrido y saber la ocupación de cada uno de los vagones. Esta me indicó que desde la estación de Policía de El Poblado hasta la estación del Metro había un kilómetro y que a pie me podía tardar unos doce minutos, de manera que no alcanzaba los dos siguientes trenes que llegaban en tres y nueve minutos.

El tercer tren con dirección Niquía estaría en la estación en 14 minutos, tiempo suficiente para llegar a cargar mi tarjeta Cívica, pues la misma aplicación ya me había alertado que tenía $625 de saldo.

Salí del periódico a las 11:10 a.m. y a las 11:21 ya estaba ingresando a la estación Poblado. Cuando descendí a la plataforma el tren apenas se veía en el horizonte. Según la aplicación los primeros vagones tenían espacio, pero estaban más desocupados los del fondo, por lo que aproveché ese tiempo para ubicarme mejor. A las 11:24 me monté en el tren, como lo anticipó la aplicación y en efecto había buen espacio en el vagón, aunque no suficiente para alcanzar asiento.

A las 11:32 ya iba en la estación San Antonio para hacer el transbordo al tranvía de Ayacucho. Dos minutos más tarde (y sin gastar un nuevo pasaje) iba con rumbo al barrio 13 de Noviembre. El viaje en el tranvía también fue cómodo, sin estrujones, para disfrutar la transformación artística y urbanística de este corredor. A las 11:49 ya estaba volando en una cabina de metrocable sobre la comuna 8. A las 11:55 llegué a la estación del 13 de Noviembre, cerca del Cerro Pan de Azúcar y experimentando una vista en la que parece que solo estirando la mano se puede alcanzar el edificio Coltejer.
Valió la pena bajar la app ¿Usted ya lo hizo?

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Por: Daniel Palacio Tamayo / [email protected]

 

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