Antes de enamorarte

Búscate conversación: pregúntate qué piensas de tal libro que andas leyendo, qué es lo que más te gusta de esa canción, qué piensas de la vida. Puedes hablar de política, religión y fútbol.

Antes de enamorarte agenda una cita diaria contigo. Bueno, día de por medio, si se te hace insoportable verte la cara todos los días. Al principio será incómodo, como si tuvieras una cita con tu mejor amiga de toda la vida: le ves igual, pero te debes interesar por conocerle más aunque la creas predecible y corriente.

Sácala de los lugares de siempre y los pensamientos matutinos y comparte contigo algo nuevo. Sí, las conversaciones ya no serán telepáticas sino que tendrás que hablar y hacer un diálogo tangible como si estuvieras en frente tuyo. No te angusties: actúa normal, pero un poco más simpática. Tal vez pienses que es demasiada solemnidad y cursilería para algo que solías hacer sin preámbulo. Tranquila, confía en el proceso.

Búscate conversación por fuera de tu rutina que ya conoces bien: pregúntate qué piensas de tal libro que andas leyendo, qué es lo que más te gusta de esa canción que tarareas todo el tiempo o qué piensas de la vida. Puedes hablar de política, religión y fútbol: no hay demasiados riesgos. Hazte reír, dile que te sientes tonta por hablarte en voz alta. Seguro te dirá lo mismo, será un buen inicio.

Llévate a cine. Ya era hora que lo hicieras sin depender de alguien más. Cómprate las crispetas que te encantan y disfrútalo. Recuerda preguntarte si quieres algo más, si te sientes bien. Discute tu punto favorito de la película con ese lado crítico y un poco peleador que piensa que fue cliché y trillado. Aprende a escucharte, ríete de tu terquedad.

Pasea por esa manzana que te gusta por sus árboles altos y casas viejas de patios enormes que te recuerdan tu niñez. Ponte un par de audífonos y escucha esa música que te devuelve en el tiempo. A veces no es necesario conversar, con tu compañía certera basta.

Tente paciencia: no siempre serás la compañía perfecta, pero estás aprendiendo a conocerte y a ser mejor para ti. Sé amable contigo y recuerda que estás en construcción y que no eres perfecta ni lo que soñabas. Eres un ser errático, pero a la vez perfecto en sus formas: mira lo bueno y lo bello y valóralo. Y trabaja por eso con lo que no puedes contigo.

Cuando te sientas mal regálate un mensaje lindo, incluso si de momento no te gustas tanto: “eres suficiente”. Quizá eso sea lo mejor de tu día y hayas hecho más que si te compraras algo. Nunca dejes de recordarte lo maravillosa que eres y lo mucho que significas para ti: el amor se debe alimentar a diario.

Regálate tiempo para mirar memes y hacer scroll si te quieres desconectar un poco de las tareas diarias. Pero asegúrate de andar con el celular guardado o en modo avión cuando compartas tiempo contigo: te distrae tanto que puedes olvidar que estás ahí.

En medio de ese tiempo de citas y amoríos, para algún día de verte, conversarte, tomarte de la mano y andar contigo. Ignórate, haz de cuenta que no estás ahí. Quiero que sientas cuánto significa para ti contar con tu presencia constante, con tu abrazo sanador.

Pero antes, mucho antes de enamorarte de nuevo, llora tu corazón herido y recuerda que nada es permanente y todo se transforma. La vida te llevará por los senderos que debas conocer y cada uno de ellos serán ventanas cuando sientas que las puertas se cierran delante de ti. Camina, confía, agárrate de la mano. Eres tu única compañía. Enamórate de ti y conquístate antes de que otro lo haga.

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