Abrazados a los árboles

Abrazados a los árboles
/ Juan Carlos Franco
Son más importantes de lo que parecen, las protestas por la tala de árboles en el Túnel Verde de la Avenida El Poblado. Así, con mayúsculas, porque es único.

Parte de la ciudadanía siempre ha sido indiferente ante las obras que se hacen en Medellín y en general en el Valle de Aburrá. Les da lo mismo, o no saben no responden. No tienen expectativas de lo que podría ser.

Otra parte ha mantenido en silencio una cierta insatisfacción. Sienten, saben que muchas cosas no se diseñan o ejecutan bien pero no han sabido cómo expresarse o ante quién quejarse. Es cierto que con frecuencia se trata de conceptos abstractos, difíciles de abarcar y compartir. O simplemente no se tienen modelos de cómo podrían ser mejor las cosas.

Y otra parte sabe y conoce, a veces se queja y hace ruido, pero no es escuchada. Las obras simplemente se diseñan y se ejecutan, a veces funcionan, a veces no, y vamos pa’ la próxima…

Hasta hoy.
En el Túnel Verde muchos por fin han encontrado, casi sin buscarlos, los símbolos que necesitaban: árboles “de carne y hueso”, que pueden abrazar, a los que pueden incluso encadenarse para evitar su tala, símbolos que facilitan dividir el mundo en buenos y malos.

Buenos serían, según ellos, los que dicen defender la vida, el verde, el aire, etcétera. Malos los que apoyan el progreso, el concreto, el gris, el ruido, la polución, etcétera.

Se va generando un efecto de bola de nieve que permite a muchos ciudadanos de Medellín y Envigado sumarse a las protestas de “indignados” que se han multiplicado por el mundo en años recientes. Como se ha visto en tantos países, y recientemente en Brasil, solo basta un símbolo…

¿Cómo van a manejar las autoridades de Medellín y Envigado esta papa caliente? ¿Qué va a hacer el Área Metropolitana? Ya aceptaron suspender por un tiempo, como para pensar mejor las cosas. Y tal vez conversar…

¿Y el día que quieran reiniciar, qué? ¿Esperarán que el tema se haya olvidado y la gente se quede tranquila en su casa u oficina mientras proceden a talar?

Porque no solo está la defensa de los árboles propiamente dichos, cosa que nunca había ocurrido por esta comarca (hemos pasado cuatro décadas como observadores pasivos o cómplices de decenas de barbaridades ecológicas peores en El Poblado), sino los cuestionamientos de fondo al proyecto de Metroplús.

A ver, ¿dónde están los expertos que contrarresten con autoridad y conocimiento la crítica tan sensata de que una ruta paralela y casi vecina al metro no cumplirá su objetivo, como tal vez sí lo harían rutas perpendiculares (o espina de pescado)?

¿Dónde están las evidencias de que este Metroplús sí estimulará un menor uso de vehículos particulares, que compensen el -bastante inflado- sacrificio ecológico?

Interesante que la respuesta la tengan que dar (¿juntos? ¿por separado?) el Municipio de Medellín y el de Envigado, cuyas prioridades y manera de entender el desarrollo han tendido a no coincidir, según la historia.

Y siguiendo con preguntas sencillas, ¿por qué no aprovechan para recordarnos por qué era que se iban a valorizar las viviendas y oficinas de El Poblado como consecuencia del proyecto de Valorización?
Ya sabemos que por ahora no nos van a cobrar, gracias, pero ¿no son ya suficientes las evidencias de que, para una ciudad como la nuestra, lo que valoriza es el verde y no el gris?
¿A cuál árbol tendremos que abrazarnos para que, si nos van a cobrar, sea por buenos parques y no por regulares vías?
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