2.125 millones de pesos en manos de pocos

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La jornada del 26 de marzo muestra que la participación, si bien abundante, se centró, como de costumbre, en las juntas de acción comunal. Esto no es extraño, pues las asambleas barriales, tal y como fueron planteadas por la Secretaría de Desarrollo Social, dependían fundamentalmente de las juntas, pues en primer término eran ellas las llamadas a organizarlas. En El Poblado hay 7 juntas y más de 1.000 condominios.

No fluyó la información

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De ahí que se viera poca o ninguna presencia de habitantes de las urbanizaciones residenciales. Clara Inés Restrepo, Secretaria de Desarrollo Social, dijo que las urbanizaciones residenciales son quienes deben acercarse a pedir información. Clara Abad, Gerente de Abad Faciolince, firma que administra varias de estas unidades, dijo que se había enterado de las asambleas por un pasacalle localizado en La 10, pero desconocía varios de los aspectos de la mecánica del proceso, entre ellos el que se refiere a la participación de las urbanizaciones.

En el primer consejo consultivo realizado a finales de febrero de este año, de carácter informativo, la Secretaría de Desarrollo Social explicó en qué consistían las asambleas barriales, pero a él asistieron quienes lo habían hecho en años anteriores. Clara Abad dice que no recibió información sobre ese primer Consejo, y lo propio afirma Fernando Marín, director ejecutivo de Asurbe, que agrupa a varias urbanizaciones.

Como no supieron de la reunión, tampoco pudieron enterarse de que, si reunían 25 residentes de al menos dos urbanizaciones de una misma zona, podían escoger un delegado. No se podía de una sola porque con ello la Secretaría buscaba que se discutieran problemas de barrio. Abad no ve mayor problema en esto, pues la organización interna de Abad Faciolince obedece a criterios geográficos, por lo que les hubiera sido muy fácil reunir a los copropietarios de varias urbanizaciones situadas en el mismo barrio. No está de más decir que la mayoría de habitantes de El Poblado no vivimos en barrios, según el sentido tradicional de la palabra.

No hay cultura de participación

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Cualquiera que viva en un conjunto residencial sabe lo difícil que es reunir el quórum necesario para una asamblea de copropietarios. Para Abad, esto se debe a que si bien en principio las personas desean participar, las discusiones acaloradas de algunos por asuntos nimios desaniman a varios. Otro punto que señala es que muchas veces los asuntos que plantea la gente no son de interés general sino demasiado particulares, lo que hace que las discusiones, además de largas y tediosas, no susciten el interés de la concurrencia.


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