Señor Presidente, ¡construya su Canal!

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  Por: Jose Gabriel Baena  
 
¡Señor Presidente! Le quedan 555 días para soltar El Solio y le propongo a bocajarro la idea que lo hará “inmortal” y que no lo dejará dormir por el resto de su período: Ordene Usted de inmediato los trámites para empezar a construir el Canal Interocéanos en el Tapón del Darién, ya calculado. Falta que Ud. ordene el arranque. ¿Financiación? Las fuentes sobran. En los EU el mestizo Obama está que se rompe el coco por inventar gigantes e inútiles juegos de espejos de costa a costa para crear de la nada 3 millones de empleos. Coquetéele usted a Barack Hussein y póngaselo crudo: El Canal del Darién colombiano le permitiría “exportar” a esta selva, mínimo, a un millón de sus monos desocupados, negros, “hispanics”, criminales en serie, presbíteros lunáticos, banqueros estafadores, durante 5 años, con el añadido suculento de que es probable que la mitad de ellos nunca vuelva a USA, motivo Malaria. Y a Usted, Señor, le ocuparía un buen par de millones de colombianos que hoy se encuentran “de balde”, de coca… limosnera. El billete saldría en un click: de segunda opción, los holandeses, maestros en obras hidráulicas, diques, canales, se le medirían de una. Terceramente y con más precisión y seguridad, los CHINOS: vea Ud. en el History Channel cómo construyeron en sólo 5 años el colosal megapuerto artificial rodeando una islita en las afueras de Shanghai, con un puente a tierra de 32 kilómetros sobre el mar profundo, puerto que es hoy el segundo en el planeta: 3 millones de contenedores/año. Los chinos, Señor, le ponen la plata en su escritorio ya, su tecnología impecable, y le inventan las máquinas que falten para mover todo el tierrero, infelices 500 millones de metros cúbicos, sin matar un mico ni un maldito zancudo ni una culebra y SIN bombas nucleares. Y también le ponen su millón de amarillos, sumados a nuestros picapedreros. ¡“El Canal Uribe”! ¿No le suena ya como histórico, como si lo hubiera leído en alguna enciclopedia? (Repítalo en voz alta, en el baño, hasta la hipnosis: “El Canal Uribe, el Canal Uribe…”). Claro, no faltarán los biodiverfanáticos de Greenpeace y otros verdúsculos y ONGs, al acecho con sus discursitos sobre la protección de la fauna, la flora, los “indios o naturales” (a quienes les tienen asco y pesar, sobre todo asco: las “Naturalas” no usan Nosotras y sus hombres no leen Semana ni Soho: no saben leer ni leen nada!), de las consecuencias sobre “el tema climátérico” y toda esa cháchara ígnara. En la historia del homúnculo “sapiens” siempre se ha destruido para construir, ese es nuestro maldito sino. ¡Necesitamos un sinólogo! (ver Diccionario). Los chinos, por el I-Ching, saben que ya viene el fin del mundo y ahí siguen, ampliando el puerto de Shangai, la mirada oblicua puesta en un impensable 2040. Por supuesto que están locos de atar, pero sólo los locos hacen cosas perdurables. De lo contrario no tendríamos las Pirámides de Egipto, del Nasdaq, del DMG, la Gran Muralla, la Torre Eiffel, la falsa Piedra del Peñol –que es de cemento… ¡Y El Canal de Panamá! La historia del desgraciado Conde Ferdinand de Lesseps con la construcción de ese Canal daría para un film, con la quebrazón de varias “Compañías Universales” en cerca de 30 años, la toma del territorio por los gringos, blablablá, etcétera, pero ya es un cañito obsoleto, no le caben los actuales carguero-monstruos de 3 mil contenedores, no tiene agua de fondo, un acueductito de técnica oxidada. Usted mismo, Señor Presidente, ha dicho que “es correcta la tesis de que los santuarios ecológicos se cuidan más fácilmente cuando son visitados, como sería el caso del Tapón del Darién” encanalado, por donde hoy no pasan sino FARCOtraficantes. Ya veo y patento aquí un nuevo plato de pastas chino: “Taponcitos del Darién al Channeloni”: canelones y calzonis rellenos con hígados de vampiro y cabezas de araña peluda de la jungla chocuana. La vía acuática de 150 kilómetros sería proveedora paralela con centrales de energía eléctrica para Centro y Suramérica y nos podrían construir de cortesía, a lado y lado, los Grandes Puertos de Urabá y del Pacífico. Si el clima mundial ya está jodido, construir el “Canal Uribe” y terminar la Carretera Panamericana ecológicamente sólo sería agravar un “tema” moribundo. ¡El futuro es chino y está en China, Señor Presidente! ¡Miremos al Pacífico! ¡Esto es, Pacifiquémonos! ¡Comboticémonos con Beiging! ¡Aprendamos cantonés y mandarín! Señor Presidente: ¿leyó usted cuando joven “55 días en Pekín” de Julio Verne? Que nuestra consigna ahora sea: “Dentro de 555 días, ala, nos vemos por la tardecita en la Fonda Antioqueña de la Muralla”. PS: en la Red se halla un visionario documento que considera y anima la construcción de un Canal Atrato-San Miguel, tocando Panamá, muy tentador. ¿No somos pues algo más que virtuales y mentirosos “países hermanitos”? ¡Panamá es nuestra hija perdida! ¡Vamos por ella!

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