Religiones (2)

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¿Qué ha pasado con el ser humano? Que se le cayó el andamio de la fe. Cuando estaba sumido en la ignorancia, tenía todas las respuestas. Hoy está perdido.
/ Héctor Escobar Restrepo
 
Con el descubrimiento de la agricultura se hizo posible el surgimiento de los primeros conglomerados urbanos en Mesopotamia – actual Irak -, en el IV milenio a. C. Alrededor de las ciudades estaban los campos de cultivo y la ganadería; la división del trabajo, que anteriormente era incipiente, ahora es profunda: agricultores, pastores, alfareros, comerciantes, sacerdotes, militares. La división social del trabajo generó también la estratificación de la sociedad y la creación de las primeras instituciones públicas. A la cabeza de este protoestado estaba un rey de origen divino. El origen sobrenatural legitimaba su autoridad y, a más de respeto y temor, lo hacía merecedor de todos los privilegios. Fue una idea inteligente.

Igual que en las civilizaciones mesopotámicas, los faraones egipcios eran también de origen divino. La constante es que reyes y faraones, además del poder político que ejercían, representaban la máxima autoridad religiosa de su país, derivada ésta de su cercano parentesco con la divinidad.

En la Europa del medioevo el poder político de quienes ostentaban la máxima autoridad religiosa, los Papas, tuvo alcances jamás vistos. Ponían y quitaban reyes, adjudicaban territorios, decretaban impuestos, movilizaban ejércitos enteros contra quienes osaban desconocer su autoridad. En lo espiritual, podían salvar o condenar por toda la eternidad.

El poder de la iglesia se debía no sólo a su capacidad de castigar – con la hoguera o la cárcel – a quienes no se ajustaran a sus preceptos. Aunque estos métodos podían ser bastante efectivos, era su capacidad de moldear seres humanos simples, crédulos, obedientes y sumisos lo que le concedía ese enorme poder. En otros términos, el poder nacía del púlpito y del confesionario.

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El púlpito era el único medio masivo de comunicación y se usaba para transmitir las verdades de la religión, orientar el comportamiento de los fieles recordándoles qué estaba permitido y qué no, fijar obligaciones económicas y de servicio para con la iglesia. Los escuchas eran analfabetas – casi nadie sabía leer y escribir -, sujetos pasivos en un proceso de enseñanza – aprendizaje que sólo tenía fin cuando se abandonaba este valle de lágrimas.

En el confesionario el sacerdote, situado en una posición de enorme superioridad moral, hacía una profunda inmersión en la psiquis de quien, arrodillado, debía permitir que se exploraran todos los rincones de su mente, descubrir sus emociones y deseos, detallar y reconocer los pecados cometidos – el pecado estaba previamente definido por la institución que el sacerdote representaba – y arrepentirse de todo corazón si no quería ser castigado con el fuego eterno. A través de prédicas y confesiones, se iba moldeando el comportamiento social, familiar e íntimo de la persona y así millones de almas se movían bajo la batuta de Roma. Un diseño perfecto para el sometimiento de la mente y la voluntad de los fieles.

La invención de la imprenta de tipos móviles (1440), y una constelación de hombres como Nicolás Copérnico, Martín Lutero, Francis Bacon, Galileo Galilei, Rene Descartes, Johannes Kepler, en el siglo XVI, abrieron las puertas de la modernidad y significaron un punto de inflexión en el poder político que desde mil años atrás detentaba la iglesia.

Cuatro siglos después, la secularización de la sociedad, la separación de la iglesia y el estado, la libertad religiosa, son el común denominador por lo menos en los países de Occidente. Pero mientras tanto, ¿qué ha pasado con el ser humano? Que se le cayó el andamio de la fe. Cuando estaba sumido en la ignorancia, tenía todas las respuestas. Hoy está perdido.

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Ante esa realidad el hombre de nuestra época simplemente huye hacia ninguna parte: se refugia en el trabajo y en los paraísos artificiales del consumo. Y no me refiero a los alucinógenos, me refiero a los paraísos artificiales del consumo en general. Pero por mucho que trabaje y compre, el vacío y la insatisfacción siguen ahí, y el norte no aparece.

El hombre ansiosamente demanda respuestas a las preguntas fundamentales de la existencia – cuando digo demanda lo hago a propósito-. En nuestro mundo de hoy, en el que todo es una mercancía, se encuentran en el mercado de la espiritualidad, por llamarlo de algún modo, infinidad de ofertas orientadas a satisfacer esa demanda: nuevas iglesias, sectas y cultos que te ofrecen esta vida… y la otra. La iglesia católica por su lado, hace esfuerzos para mejorar su imagen y sintonizarse con el mundo de hoy. Pero se trata de una organización gigantesca, muy difícil de mover, debido en especial a las guerras internas que se libran entre los poderosos grupos que se disputan el control. Y mientras tanto, sigue perdiendo terreno.

Pero también hay muchas personas cuya preocupación no se centra en temas trascendentes. Gente que busca es la armonía interior, es decir, que quisiera quitarse ese malestarcito o esa sensación de insatisfacción que le acompaña…, y no mucho más allá de eso. Busca saber qué le depara el futuro – porque como es natural, también hay inseguridad y miedo -, cómo va estar la relación con su pareja, las finanzas, la salud, en fin, lo corriente de la vida. Estas inquietudes también tienen diferentes formas de satisfacerse. Métodos mágicos o sobrenaturales que te permiten llegar al ansiado equilibrio contigo mismo, con tu entorno familiar y social, y con el universo. Y que, además, te anticipan las sorpresas que te va a traer la vida: es un todo incluido cómodo y fácil que te exime del esfuerzo de cultivar tu inteligencia y tu sensibilidad estética; de desplegar las potencialidades del espíritu para bregar con los avatares de la vida; de fijarte un camino y construirte día a día como ser humano.

COLETILLA

En mi columna del 5 de julio – denominada Anomia – mostré, a manera de ejemplo, algunos de los hechos truculentos con que los colombianos nos hemos encontrado en los últimos años y que la prensa ha registrado. Hoy quiero enriquecer esa lista – la palabra viene apropiada para el caso – con algunas de las cosas que hemos conocido en estas dos semanas.

Cartel de la chatarrización: más de 50.000 camiones chatarrizados fraudulentamente

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Sin que termine la investigación, vuelve a la dirección financiera del Senado Magdalena Morera, involucrada en el tema del carro oficial con la caleta de dólares.

Más de 230.000 muertos son beneficiarios del Sisbén.

Implicados de Interbolsa y Fondo Premium podrían salir libres por vencimiento de términos

Quiebra de Friogán (se pierden recursos parafiscales)

Aplazan imputación a exgerente de Conalvías por carrusel de la contratación (¿Vamos para vencimiento de términos?)

Comandante(e) de la Sijín investigado por nexo con los Rastrojos.

Deprimido de la 26 cumple 10 años (La ampliación del Canal de Panamá se hizo en siete)

Posible detrimento patrimonial en Hospital Universitario de Cali por $123.783 millones

Medellín- Quibdó, una trocha de 500.000 millones

Con la cédula, empresa española se apoderó de la Triple A en Barranquilla, 37% de Metroagua en Santa Marta y Asaa de Riohacha.

Contraloría anuncia hallazgos fiscales por $ 65.732 millones en Electricaribe.

Cartel de la hemofilia en Córdoba. Defraudación por $ 44.000 millones en Córdoba.

Cuatro años después no hay imputados en Saludcoop. Ahí no aparecen 1.4 billones, esto es $ 1,400,000,000,000: esta cifra no le cabe a uno en la cabeza, pero si cabe en los bolsillos de lo delincuentes.

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