Parkour para sobrevivir en la calle

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Parkour: Jóvenes de la parte alta del occidente de Medellín se la gozan con un deporte de acrobacia. Vuelan para vivir


Por José Fernando Serna Osorio

Fotos Sébastien Herbiet

Brinco para sobrevivir. Giro para cambiar la realidad. Acrobacia espectacular para acabar con el estigma. Ser y durar, la frase de vida. Alexis, El árabe y Zlatan se juegan su suerte a diario sobre el frío asfalto. Su estilo de vida está en el parkour, un deporte que los obliga a resistir las tentaciones de la calle.Desde Robledo La Aurora, en la parte alta del occidente de Medellín, bajan casi a diario por empinadas faldas en busca del dinero. Bien al fondo se divisa la ciudad, la misma que entre estigmas y discriminación, pero a su vez con alegría y compañerismo, los ha llevado a conformar un “parche” para gozarse y ganarse la vida.

El parkour, un deporte que desafía la capacidad motriz de sus practicantes, ha sido desde cerca de 8 años la mejor rutina para estos tres jóvenes que se rebuscan con acrobacias el arriendo, la comida y la esperanza de terminar los estudios que se quedaron en el camino por los azares de la vida. ¡Sueño de guerreros!

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Álvaro Orozco – Zlatan
Ni padre ni madre, pero un guerrero de la vida. Así se define Zlatan, un joven de 21 años que con su pelo crespo, ojos claros y grandes revelan tragedias internas que no lo han doblegado. Ha pasado más años con sus amigos de deporte, que con la familia. No sabe dónde está su madre, su padre ya falleció, pero su fe en Dios dice que lo tiene hoy alejado de los “venenos” de la calle. “Me ha tratado de jalar, pero no me he dejado”.

Prestó dos años el servicio militar en el Ejército y tras patrullar en monte abierto pasó a conformar durante un año el circo militar que recorre los pueblos llevando un mensaje para ganar la guerra con sicología, asegura. Aunque junto a sus amigos les toca lidiar con la estigmatización de algunos conductores que suben la ventana cuando se acercan, siente que son más los que reconocen el talento que tienen y el esfuerzo.

Camilo Sánchez – El árabe
La tez morena y firme de El árabe denota largas jornadas de entrenamiento. El joven de 18 años, se vino con su familia de Anorí, un alejado pueblo en el Nordeste. Luego de trasegar junto a su madre y hermanos por el Valle de Aburrá se instalaron en Robledo gracias a los subsidios gubernamentales que les permitieron comprar casa.

Allí conoció a Camilo Botero, uno de los líderes del grupo Parkour Aurora y que entre saltos, twist, butterfly y pasar de muro en muro por medio de un brinco aprendieron no solo a sortear las dificultades de las acrobacias, sino de la vida.

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Camilo es hábil y con la flexibilidad de su cuerpo esbelto atiende el desafío que sus compañeros le imponen. Aunque en su barrio entrenan durante la semana, en realidad la prueba está al frente del “faro” (semáforo) donde se rebusca con pequeños shows los pesos para financiar sus estudios de noveno grado de colegio y para llevar a la casa.

“Con este deporte hemos logrado arrastrar amigos de la drogadicción y la calle, porque esto es de hábitos saludables”, dice.


Alexis Velásquez

Es un aventurero empedernido. Las dificultades en casa lo llevaron a sobrevivir con ese deporte extraño que lo atrapó hace 7 años. Se crió en el Popular 1, pero finalmente su familia se fue para La Aurora, aunque él decidió irse a vivir con unos amigos. De cuenta de su habilidad ha viajado a Ecuador tres veces, de pueblo en pueblo, de parque en parque haciendo piruetas para ir financiando el viaje.

Por día que trabaje en el semáforo del Centro Automotriz, en la avenida El Poblado, junto a sus amigos, se puede recoger entre 35 o 40 mil pesos si es que los conductores valoran su espectáculo. Su figura le ha servido hasta para ser modelo de pintores aprendices en el Museo Pedro Nel Gómez, cuenta entre risas.

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