Es el momento de disfrutar

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  Para alguien acostumbrado a cumplir horarios, dirigir personal o cumplir órdenes, sentirse productivo o importante en determinado entorno, le resulta difícil de un día para otro cambiar su rutina de actividades. Pasar de la oficina a tiempo completo en casa es un cambio brusco en el que muchos pierden la esperanza o comienzan a sentirse inútiles.
Es común ver en Medellín a grupos de jubilados en bancas, parques y billares, disfrutando de momentos sanos con sus amigos, lo que no significa que en la ciudad y en El Poblado no existan otras opciones como hogares, e interesantes programas de institutos y universidades.

El ejemplo de don Hugo
Hugo Betancur, quien fue negociante y trabajador a lo largo de su vida, ahora con 72 años la tiene clara. Vive en una hermosa casa, con un patio que le da la tranquilidad para inspirarse en su pasión, la pintura. “Yo ya no quiero trabajar, hay gente a la que le encanta trabajar y se les vuelve un vicio y hasta una enfermedad, yo creo que uno debe descansar también, sacar tiempo para lo que a uno le gusta, como yo con la pintura, se entretiene uno, no es una cosa tan rígida como el trabajo, uno se transporta a otras edades”, dijo.
Cuando don Hugo dejó de trabajar hace unos 8 años, pasó 4 meses en su casa sin hacer nada, como él dice, sólo haciendo mandados como todos los jubilados. Fue así como decidió inscribirse en Bellas Artes en cursos de pintura sin tener ningún conocimiento previo, consiguiendo mantener su tiempo ocupado y además logrando descubrir su talento para pintar, actividad que ahora lo tiene feliz. “Yo quiero transmitirle esto a tantas personas tan valiosas. Antes no hay tiempo, la vida es trabajar, criar niños, producir y no hay tiempo para nada. Por eso pensé, este sí es mi tiempo. Hoy, para lo que tengo que hacer no me alcanza el día, estoy más feliz ahora que cuando trabajaba, otros se deprimen y se ponen la piyama a las 4 de la tarde, yo quiero que entiendan que la vida no se ha acabado”, expresó don Hugo.
Su talento es evidente, por eso lo han llamado de reconocidos hoteles de El Poblado para que exponga sus obras, propuesta que ha rechazado porque “no se trata de figurar, yo hago esto por satisfacción propia”, concluyó.

Capacitarse
En El Poblado existen varios espacios que atienden y forman a este tipo de población, para que sus almas no pierdan vitalidad y busquen ocupaciones en otras actividades.
Por ejemplo la Universidad Eafit con su programa Saberes de Vida, busca capacitar al adulto mayor en historia, finanzas, política y filosofía, entre otras disciplinas, mediante un año escolar, sin tareas ni exámenes, para que los estudiantes sientan que nunca es tarde para aprender. Además hay talleres de escritura y un novedoso entrenamiento neuronal de sinapsis para estimular los hemisferios cerebrales.
Para María Victoria Manjarrés, Coordinadora Académica del Área del Adulto Mayor en Eafit, “mientras las cajas de compensación hacen una labor importante en la recreación, nosotros nos preocupamos por el crecimiento intelectual. Acá también los preparamos para la jubilación, nuestros profesores son calificados y como alumnos tenemos ex alcaldes, ex congresistas, amas de casa. Este año tenemos 180 estudiantes matriculados”.
Para los que busquen mayor atención en la salud física y mental, y un espacio permanente para interactuar y convivir, el Hogar Vizcaya, con 28 años de experiencia, ofrece sus instalaciones para quienes se quieren internar por voluntad propia o para los que sólo irían un par de horas durante el día. “En salud contamos con un equipo de enfermería de planta y otro interdisciplinario de apoyo. A los que viven acá se les ve más alegres, la vida es más amena por nuestras actividades que los hacen sentirse útiles. Nuestro aporte para ellos es integral”, dijo la psicóloga del Hogar Vizcaya Patricia Zuluaga.

 
     
   
   
 
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