La música programática, una música para todos

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Se reafirma el compromiso de la Filarmónica y su director titular por engrosar e incrementar el nivel de una orquesta que se nota cada vez más madura en sus presentaciones de temporada
/ Sebastián Mejía

El siglo 19 europeo presenció la aparición de la denominada música programática. Definida por la evocación más o menos textual de ideas u objetos extramusicales, esta música se caracteriza por la utilización de guiones narrativos, evocaciones retóricas, referencias visuales e imitaciones sonoras. Si bien la sonata fue la forma protagonista del siglo 18 europeo, el poema sinfónico, rey de la música programática, lo será durante el siglo 19.

La Orquesta Filarmónica presentó los pasados 23 y 28 de julio programas que incluyeron cautivantes versiones de tres monumentos de la música sinfónica del romanticismo musical. En el primero de ellos, el hábil solista chileno Freddy Varela interpretó el concierto para violín de Beethoven. En el segundo, el chelista búlgaro Stanimir Todorov, colega del violinista anterior, interpretó Schelomo para violonchelo y orquesta, de Ernst Bloch (1885-1977).

Preludio y muerte de amor de Tristán e Isolda, de Richard Wagner (1813-1883), La mer de Claude Debussy (1862-1918) y Tod und Verklärung, Op.24 de Richard Strauss (1864-1949), fueron las tres piezas que reforzaron, por separado, ambas funciones. Las obras, que bien pudieran haber protagonizado todo un mes de cartelera de una orquesta regular, reafirman el compromiso de la institución y su director titular, por engrosar e incrementar el nivel de una orquesta que se nota cada vez más madura en sus presentaciones de temporada.

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Su interpretación, reflexiva y profunda, evocó momentáneamente decisiones de tempo y dinámica que recordaron apartes de versiones históricas como las de Coates e Inghelbrecht. Su interpretación fue también un atento cumplido para el público asistente, quien disfrutó atentamente de la longitud y densidad de las piezas ejecutadas.

Los amigos del Teatro Metropolitano siguen tendiéndole la mano para acelerar la normalización de sus actividades. El 14 de julio se llevó a cabo una gala lírica a beneficio del teatro, con la participación del cubano Humberto Bernal y la soprano Gisela Zivic. El recital fue un bello homenaje de quienes nutren su carrera artística de las mismas tablas que hoy necesitan de su ayuda.

También con canto, la Orquesta Sinfónica Eafit, realizó su concierto del 21 de julio junto a las sopranos españolas Rosa y Marta Mateu. El recital, con extractos de obras clásicas de la zarzuela española, permitió disfrutar de obras de Chapi, Gimenez y Asenjo Barbieri con el verdadero brío y toque español que caracteriza sus interpretaciones favoritas.

La ciudad en feria se inunda con el espíritu de la música. Conciertos, tablados y una nueva versión del parque cultural nocturno convocan con variedad de géneros, las que posiblemente sean las presentaciones musicales más masivas de nuestra agenda anual.
Recomendado: música, grafitti y otras manifestaciones del denominado “arte urbano”, se tomarán el barrio Provenza y otros lugares de la ciudad a partir del 20 de agosto. El evento titulado Pictopía, a ciudades mudas, paredes parlantes, organizado por la corporación Galería Urbana, reunirá a artistas nacionales e internacionales de países como México, Brasil y Venezuela, los cuales, con sus intervenciones, darán nueva vida a los rincones de esa otra Medellín alternativa y contestataria.
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