La boutique del marrano

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Desde su umbral aquello se torna agradable 360 grados a la redonda. A mano izquierda se ubica un moderno y bien diseñado puesto de pago; luego siguen hermosas vitrinas con impecable disposición y oferta de los más variados cortes y carnes; al fondo aparece una agradable terraza restaurante para degustar las especialidades de la casa; también posee una atractiva oferta de vinos y cervezas de marca, y cierra el entorno con una moderna y bien equipada cocina con parrilla a la vista de la clientela.

Amante apasionada del marrano en todas sus versiones, recomiendo a quienes le profesan tanto cariño como yo, se den una pasadita por este lugar, pues allí no solo ofrecen hermosos tocinos, costillares, cañones, lomos y chuletas a las cuales estamos acostumbrados, sino también una sugestiva gama de carnes preparadas, jamones y embutidos sencillamente espectaculares. Y digo sugestiva gama, pues su presentación, sus formas y sus colores ponen a salivar hasta el más fanático detractor del cerdo. Lomito en hojaldre, lomito en tocineta, queso de cabeza, barriguero relleno, pastel de carne, lomo de queso, paticas ahumadas, osso bucco de cerdo, prosciuto grison, jamón selva negra y otras tantas maravillas hacen que la decisión de compra se vuelva difícil, pues los glotones del cerdo desearíamos degustar de todo al mismo tiempo… como si los marranos estuviesen en vía de extinción.

Toda la vida me han fascinado las carnicerías y los carniceros. Me gustan desde las más elementales, es decir aquellas que se ubican a borde de carretera bajo un pequeño toldo y con una mesa atiborrada de canales y presas, como también aquellas de viejo barrio con amable propietario, o aquellas de plaza de mercado con música y carnicero disfrutando de opíparo desayuno a la hora del almuerzo, o más aún, aquellas carnicerías de pueblo donde atienden con cerveza y aguardiente. Sin embargo, debo reconocer que este negocio de las carnes ha venido evolucionando de tal manera que hoy lo que antes eran sórdidos lugares se han convertido en amables almacenes.

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No conozco quiénes son los propietarios de esta maravillosa empresa sobre la cual hago el comentario. Me he enterado de que desde hace más o menos tres años funcionan en San Antonio de Prado bajo la razón social de Antioqueña de Porcinos y que comercializan en almacenes de cadena con el nombre de Porcicarnes. Para ellos van mis más sinceras felicitaciones y espero que su labor se refleje en beneficio de nuestra cultura culinaria.


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