Hablar con la obra de Johan Barrios

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Sus obras hablan, primero con él, luego con los espectadores y, si lo desean, los espectadores también podrían hablar con ellas


Johan Barrios

La sala de la galería Duque Arango, donde expone Johan Barrios su trabajo de los últimos años bajo el título Método, es un oasis en la calurosa tarde de marzo en Medellín. No intentaré, me digo mientras voy camino de la galería, hablar con Johan de su vida y su familia en Soledad, cerca de Barranquilla, donde nació, ni de la transferencia que obtuvo para terminar la carrera de Artes, en la Universidad de Antioquia. Intentaré, me digo, hablar con él de cómo concibe sus obras, cómo las construye, cómo llega a ellas.

Hablo de cualquiera de las obras expuestas. Vi y leí con detenimiento el catálogo que la galería editó con motivo de la exposición y encontré en él obras con personajes en situaciones que, si bien no son corrientes por la tensión, los detalles precisos, la luz, el escenario, el silencio y la tranquilidad que reflejan, parecen en representación de una obra de teatro, de un momento o de la visión elaborada de quien las creó. Ya en la sala, rodeado por las obras y en conversación con Johan, decidí intentar, a partir de un lienzo en blanco –en sentido figurado, claro está, pues lo que tengo frente a mí es una hoja en blanco–, construir con él el proceso que lo lleva a las situaciones expuestas en la sala.

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Horizontal. Óleo sobre lienzo. 150 x 200 cms. 2015. Fotografía Daniel Puerta

Para llegar a ese momento fuimos y vinimos por la sala. Me habló de los detalles, de la estructura: “importante que sea visible como pintura”, insistió. Me dijo que había días que dedicaba a investigar, a leer, a aproximarse a las situaciones que se convertirían en dibujos primero y luego en óleos. Y así llegamos al inicio del proceso. A diferencia de la obra realizada antes del año 2013, donde el collage con imágenes de otras partes y la intervención de un cierto toque gráfico en sus obras estaba presente, en su trabajo actual se involucra desde el inicio el desarrollo de lo que estará en el lienzo. De los días de estudio e investigación resultan series de trazos que le sirven para concebir lo que primero será fotografía, el libreto.

Aún estamos frente al lienzo blanco. Su novia, los amigos, la gente que tiene cerca, son los personajes que aparecen en los cuadros. Con ellos, en estudio, hace fotografías de las situaciones que lleva en trazos rápidos pero nítidos en su imaginación; corrige, ilumina, quita o agrega algún accesorio que falte. Con las fotografías regresa a su estudio y comienza el traslado de la imagen que fotografió al lienzo. Es un trabajo solitario. Como si estuviéramos en su estudio, mientras trabaja, le pregunto cómo siente este momento en que instalaciones, video arte y otras formas de representación tienen tanta trascendencia, mientras él hace pintura de caballete. “El medio no hace una idea más o menos contemporánea”, responde. “Confío en la sinceridad con que se abordan los temas, me gustan muchos trabajos de artistas que hacen instalaciones o video, además, en la elaboración de mi trabajo utilizo la tecnología, fotografía, video, otras imágenes.”


Descripción. Óleo sobre lienzo. 180 x 150 cms. 2014. Fotografía Daniel Puerta

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Su respuesta hace que nos encontremos frente al lienzo donde las figuras con trazos de un solo color, sepia, diría yo, comienza a tomar forma. Construye por capas trazo sobre trazo, aplica veladuras; borra, agrega, borra, agrega color, pone capas, corrige, aumenta, agrega capas, incluye los brillos de donde resultan las formas. Es la técnica clásica de la pintura del Renacimiento, de los primitivos flamencos. Que la pintura no sea una cosa estática, que los tonos tengan movimiento, desplazamiento, como un barrido pictórico, es su principal preocupación. Johan domina la técnica. “Viene de la pasión por la figuración que siempre he tenido. Trabajo con la idea de que cada obra es autónoma, que no pertenezca a una continuidad. Que cada pintura hable de su historia”. Es inevitable dada la figuración tan precisa que domina. La minuciosidad hace parte de sus pinturas, narraciones. Buena parte de las historias se desarrollan en la piel, en la luminosidad de la piel, en el momento preciso de la piel. En otras obras, donde dos o tres detalles proponen una forma, es suficiente; y en otras, que los detalles no estén totalmente terminados es parte de la representación.

“Mi obra no es autobiográfica”, asegura, “esto me permite abordar los personajes y hablar de lo que quiero hablar, de momentos, de hechos pictóricos, de estructura, de pintura”. Johan utiliza el verbo hablar para enfatizar el efecto que deberían causar sus obras porque ellas hablan; primero con él, luego con los espectadores y, si lo desean, los espectadores también podrían hablar con ellas.

No me atrevo a describir ninguna de las obras expuestas porque estoy seguro de que narraré situaciones en las que las personas que visiten la galería verán una historia distinta o desde otro ángulo. Por eso opté por construir el proceso de la obra con sus palabras a partir de un lienzo blanco, ahora ya está listo. Queda visitar la exposición, hasta el 15 de mayo, para hablar con las obras de Johan Barrios, con seguridad narrarán historias que por lo naturales para él, quizá parezcan extrañas, fascinantes. Es lo que sucede en su imaginario.

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